La UE traslada a Rusia su condena por las sanciones contra el presidente de la Eurocámara y una comisaria
Bruselas advierte del “impacto acumulativo” de las últimas decisiones de Moscú sobre las relaciones entre ambos bloques
La Unión Europea ha convocado este lunes al embajador ruso ante las instituciones comunitarias, Vladímir Chizho, para protestar por las sanciones impuestas por Moscú a ocho altos funcionarios europeos, entre ellos el presidente de la Eurocámara, David Sassoli, y la vicepresidenta de la Comisión encargada de Valores y Transparencia, la checa Vera Jourová. Bruselas considera que la decisión del Kremlin es eminentemente política y carece de base legal, y que por ello solo contribuye a degradar las ya maltrechas relaciones entre ambos bloques.
Bruselas no quiso dejar pasar de largo las últimas sanciones impuestas por el Kremlin a ocho altos cargos europeos. La secretaria general de la Comisión Europea, Ilze Juhansone, y su homólogo en el Servicio Europeo de Acción Exterior, Stefano Sannino, fueron los encargados de trasladar de forma oficial al diplomático ruso la “fuerte condena y rechazo” de la UE a esa decisión, que Moscú lanzó como respuesta a las sanciones aprobadas por la UE por el caso del opositor ruso Alexéi Navalni.
En un comunicado, la UE informó de que Juhansone y Sannino insistieron en el mensaje que lanzaron de forma conjunta el viernes los presidentes de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen; del Consejo, Charles Michel, y el Parlamento, David Sassoli. Estos consideraron que la acción era “inaceptable” y advirtieron de que se reservan el derecho de adoptar nuevas medidas ante la provocación del Kremlin. Por su parte, el portavoz de Exteriores de la Comisión, Peter Stano, reiteró este lunes que “no hay explicación legal alguna para esta acción” del Gobierno ruso. “Todas estas contramedidas están obviamente muy motivadas políticamente y sin justificación legal”, sostuvo.
Moscú había avisado hace tiempo de que quería responder a las sanciones aprobadas por la Unión Europea en marzo, que fueron adoptadas a raíz del encarcelamiento del líder opositor Alexéi Navalni, quien tuvo que ser tratado en un hospital alemán el verano pasado tras ser envenenado en Siberia con Novichok, una neurotoxina de uso militar fabricada en la antigua Unión Soviética, y fue detenido a su vuelta a Moscú. El Kremlin decidió finalmente prohibir la entrada al país a Sassoli y Jourová, muy críticos con la persecución a Navalni, así como a otros seis altos cargos europeos, entre los que están el diputado francés y miembro de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, Jacques Maire; el fiscal jefe de Berlín, Jorg Raupach, o la oficial de la agencia de investigación sueca Asa Scott.
Para la UE, esas sanciones son otro paso más en la escalada de tensión que Rusia mantiene con los países occidentales, en este caso, con los Veintisiete. Los dos altos cargos comunitarios recordaron al representante ruso la expulsión de diplomáticos checos de Rusia o la orden ejecutiva de los llamados “países hostiles”, entre los que figuran varios socios del Este de Europa.
La UE trasladó a Vladímir Chizho su preocupación por el “impacto acumulativo” que tienen todos esos episodios en las relaciones entre ambos bloques. En un comunicado, Rusia calificó de “insana” la relación que mantienen ahora Bruselas y Moscú e instó a la parte europea a realizar “esfuerzos diplomáticos” para corregirla. La semana pasada, el Alto Representante para la Política Exterior, Josep Borrell, ya advirtió en un discurso ante el Parlamento Europeo de que Rusia puede proseguir su deriva hasta “alcanzar niveles de deterioro aún más peligrosos” a los que habrá que responder.
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