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El ‘caso Navalni’ eleva las tensiones entre la UE y Rusia

Bruselas exige a Moscú una “investigación transparente y creíble” sobre el envenenamiento del opositor ruso

Lluís Pellicer
El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, en El Cairo, este lunes.
El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, en El Cairo, este lunes.MOHAMED EL-SHAHED (AFP)

Muy lejanos se antojan los tiempos en los que el presidente francés, Emmanuel Macron, recibía a su homólogo ruso, Vladímir Putin, en su residencia estival de Brégançon para tratar de arrastrar a Rusia de nuevo al tablero de juego occidental. Un año después de aquello, las tensiones entre la Unión Europea y Rusia no han hecho sino escalar. Tras la crisis de Bielorrusia, el caso Navalni ha vuelto a elevarlas. Bruselas ha exigido este jueves a Moscú una investigación “transparente” y “creíble” sobre el supuesto intento de asesinato al opositor ruso pese a que, a su juicio, hasta ahora nunca ha dado explicaciones satisfactorias sobre asesinatos a políticos, activistas y periodistas del país.

Macron buscaba el deshielo, pero las diferencias entre la UE y Rusia han acabado por petrificarse. Un portavoz de la Comisión Europea ha insistido en el cierre de filas de los líderes europeos a la hora de exigir al Kremlin que investigue el presunto atentado contra Navalni después de que un laboratorio alemán haya asegurado que fue envenenado con un agente químico nervioso del grupo Novichok desarrollado durante la Unión Soviética.

La Canciller alemana, Angela Merkel, en una rueda de prensa en agosto. En vídeo, la Unión Europea y la OTAN exigen explicaciones a Rusia sobre el envenenamiento de Navalni.Foto: REUTERS | ATLAS

Bruselas no confía en que Moscú vaya a realizar un examen exhaustivo del caso y la Comisión Europea ha recordado que no es la primera vez que se trata de “silenciar” una voz incómoda para el Kremlin. Ha puesto tres ejemplos de asesinatos cuyas investigaciones se cerraron en falso: la periodista Anna Politkóvskaya, el abogado Sergei Magnitsky y el opositor Boris Nemtsov. “¿Hemos tenido un resultado satisfactorio de la investigación de estos asesinatos?”, ha sostenido Peter Stano, portavoz del jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, antes de gesticular un no con la cabeza.

Aun así, Bruselas no ha dudado en unirse a la demanda expresada anteriormente por la canciller alemana, Angela Merkel –que tiene la presidencia rotatoria de la UE este semestre— y, a través de un comunicado, Borrell ha condenado el envenenamiento y ha pedido que se indaguen los hechos. “Es fundamental que el Gobierno ruso investigue a fondo y de manera transparente el intento de asesinato del señor Navalni”, ha sostenido Borrell. “El mundo espera una respuesta”, había advertido Merkel.

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La canciller alemana ha decidido ir más allá del marco comunitario y comunicar los resultados de la investigación a la OTAN y a la Organización para la Prohibición de Armas Químicas. El secretario general de la alianza, Jens Stoltenberg, condenó esa acción y aceptó consultar con Berlín y el resto de los socios las “implicaciones” de esos hechos. Sin embargo, ninguna institución quiso concretar si esas “implicaciones” podrían traducirse en algún tipo de sanción que el Kremlin este jueves se ha apresurado a rechazar. Por ahora, la UE pide que los responsables del envenenamiento respondan “ante la justicia”.

Sin embargo, la presión para adoptar medidas concretas crece, también dentro del partido de la propia Merkel. Todas las miradas apuntan a uno de los proyectos de mayor envergadura de la UE y Rusia: el gasoducto Nord Stream 2, ideado para llevar gas directamente desde Rusia a Alemania a través del mar Báltico. El proyecto, cuyas negociaciones lidera el gobierno de Merkel, sigue adelante a pesar de los recelos de la mitad de los socios de la UE, en particular los países del Este. Arropando las demandas del gobierno de Ucrania, Polonia volvió a pedir que se pare esa empresa. En Berlín, el presidente de la comisión de Exteriores del Parlamento alemán, Norbert Roettgen, fue uno de los que sugirieron poner fin a ese desarrollo. “Si el Nord Stream 2 se termina, sería la máxima confirmación y aliento para que Putin siga con este tipo de políticas”, afirmó en la radio alemana, según Reuters.

La desconfianza a la justicia rusa hizo, en cambio, que desde el Parlamento Europeo se hablara de “una investigación internacional independiente del caso”. Así se expresaron el presidente de la comisión de Exteriores de la Eurocámara, el popular David McAllister, y el jefe de la asamblea para estrechar lazos con diputados de países próximos a Rusia, el también conservador Andrius Kubilius. “El caso del señor Navalni, lamentablemente, no es el primero de los actos de violencia contra representantes de la oposición política rusa en el pasado reciente y se produce en medio de una represión generalizada contra periodistas y voces disidentes en Rusia”, sostuvieron. Algunos países respaldan ese proceso independiente fuera de Moscú, en particular los bálticos. “Se necesita una investigación internacional. ¡Aquellos que sean responsables deben responder por ello!”, sostuvo el ministro de Exteriores estonio, Urmas Reinsalu.

En cualquier caso, las conclusiones del laboratorio alemán tensan de nuevo las relaciones entre la UE y Rusia. Bruselas, que viene acusando a Moscú de bendecir técnicas de desinformación para interferir en elecciones europeas, redobló su pugna con Rusia a raíz de la crisis bielorrusa. La UE tuvo que convocar una cumbre extraordinaria en agosto después de que Putin ofreciera ayuda, también militar, al régimen de Aleksandr Lukashenko.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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