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Muere a los 90 años G. Gordon Liddy, el exagente del FBI condenado por el ‘caso Watergate’

Liddy planeó el robo a las oficinas de la sede electoral del Partido Demócrata que acabó costándole la presidencia a Richard Nixon en 1974

Yolanda Monge
G. Gordon Liddy
G. Gordon Liddy, en Washington, en una foto de 1973.William A. Smith (AP)

Nunca se arrepintió de lo que hizo. Este martes, G. Gordon Liddy, el agente del FBI encubierto detrás de la operación de espionaje de la sede electoral del Partido Demócrata, que acabó costándole la presidencia a Richard Nixon en 1974, ha fallecido en casa de su hija en el condado de Fairfax, Virginia. Su hijo, Thomas Liddy, confirmó su muerte al diario The Washington Post sin revelar las causas, aunque añadió que no estaba relacionado con la covid-19. Tenía 90 años.

Antiguo agente del FBI, Liddy fue un personaje que se negó a testificar en las audiencias sobre el caso Watergate mientras todos sus compañeros en el escándalo lo hacían. Liddy fue condenado por conspiración, robo y escuchas telefónicas por los allanamientos del Watergate y cayó sobre él una condena de 20 años de cárcel, mayor que la de los demás. Su sentencia, sin embargo, fue conmutada más tarde por el presidente Jimmy Carter, quien ordenó su puesta en libertad tras cumplir poco más de cuatro años del total de la pena. Tras su salida de prisión, Liddy tuvo tantas facetas como era de esperar en una personalidad casi teatral: presentador de un programa de radio, autor de best sellers, candidato al Congreso, promotor de inversiones en oro y, por supuesto, actor.

Se unió a la Infantería de Marina, pero nunca cumplió el sueño de luchar en la Guerra de Corea. En cambio, fue a la facultad de Derecho, se convirtió en agente del FBI y luego en fiscal. Cuando se postuló para un escaño en el Congreso de Nueva York, una de sus tácticas de campaña favoritas fue quitarse la chaqueta antes de hablar, mostrando su pistolera. Perdió la campaña y se unió al Departamento del Tesoro, donde fue recordado como un empleado problemático y finalmente abandonó el puesto.

Durante esa segunda campaña de Nixon y junto con un exagente de la CIA, Howard Hunt, Liddy, como agente del FBI, aceptó realizar los “trabajos sucios” que hicieran falta en el Comité de Nixon para la reelección del presidente. Algunos de sus planes eran tan extravagantes e ilegales que sus superiores los rechazaban. Entre ellos estuvieron, por ejemplo, un complot para matar al columnista de investigación Jack Anderson, un ferviente crítico de Nixon; sugerir que manifestantes contra la guerra de Vietnam que protestaban en el Comité Nacional Republicano en San Diego en 1972 fueran secuestrados y llevados al otro lado de la frontera en México; y atraer a los funcionarios del Partido Demócrata a una fiesta con prostitutas.

Sin embargo, en 1971, meses antes del robo en el edificio Watergate, Liddy fue parte del allanamiento en las oficinas de un psiquiatra que estaba viendo a Daniel Ellsberg, un exanalista militar de Estados Unidos que filtró los conocidos como Papeles del Pentágono (dosieres altamente secretos, sobre la guerra de Estados Unidos en Vietnam que exponían cómo la Casa Blanca había mentido al pueblo estadounidense sobre la buena marcha de la contienda), para desacreditarle y salvar al presidente. Pero lo que finalmente le envió a la cárcel llegó de la mano del robo en la sede del Comité Nacional Demócrata, en el complejo de oficinas del hotel Watergate en Washington, cuando Nixon buscaba la reelección en 1972.

Fascinación por Hitler

Nacido George Gordon Liddy en Brooklyn (Nueva York) el 30 de noviembre de 1930, creció, sin embargo, en Hoboken, Nueva Jersey. Liddy hablaba de una abrumadora sensación de miedo y pavor cuando era niño: los enormes dirigibles que volaban silenciosamente sobre su casa, las ratas que se deslizaban por los tendidos eléctricos, las monjas que lo abroncaban en la escuela. Afirmó que la primera voz tranquilizadora que escuchó fue la de Adolf Hitler. “La pura confianza animal y el poder de voluntad de Hitler me fascinaron”, recordó en una entrevista de 2004.

En su autobiografía de 1980 titulada Will, dijo que se inspiró en los discursos de Hitler que la criada alemana de su familia escuchaba en la radio y estaba decidido a hacer de sí mismo un hombre. Liddy se tenía por un cobarde y estaba decidido a hacer algo al respecto. Lo que hizo fue asar y comer una rata y atarse a un árbol durante una tormenta eléctrica para superar sus miedos.

Genio y figura, siempre erguido y con su característico bigote negro cepillado, Liddy se paseaba por las calles de Washington con su volvo negro cuya matrícula estaba personalizada: H2O-GATE (la fórmula del agua (H2O) + GATE = Watergate).

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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