Un jefe militar denuncia que el Pentágono demoró el envío de soldados al asalto al Capitolio
El general de la Guardia Nacional de Washington asegura que las restricciones “inusuales” del Departamento de Defensa provocaron una demora de más de tres horas en el envío de tropas
El Departamento de Defensa de Donald Trump tardó más de tres horas en aprobar una solicitud para enviar a la Guardia Nacional de Washington para sofocar el asalto al Capitolio del pasado 6 de enero. Así lo ha denunciado este miércoles, en una comparecencia en el Senado, el general William Walker, al frente de dicha unidad militar. Según Walker, las “inusuales” restricciones que se le impusieron desde el Pentágono en los días previos a la insurrección le impidieron proceder con mayor rapidez.
“A las 13.49 recibí una llamada frenética del entonces jefe de la Policía del Capitolio, Steven Sund, en la que me informó de que el perímetro de seguridad del Capitolio había sido traspasado por amotinados hostiles. El jefe Sund, con su voz quebraba de la emoción, indicó que había una grave emergencia y solicitó la asistencia inmediata de cuantos soldados pudiera yo reunir”, ha testificado el general, en una sesión conjunta de los comités de Seguridad Nacional y de Reglas, dos de los comités que llevan a cabo la investigación en el Congreso sobre la insurrección violenta de extremistas seguidores de Donald Trump, que quisieron detener el proceso de certificación de la victoria electoral del hoy presidente Joe Biden.
Walker ha recordado que alertó “inmediatamente” a la cúpula del Pentágono. ”Teníamos ya soldados de la Guardia Nacional en autobuses preparados para acudir al Capitolio”, ha dicho. Pero ha asegurado que el secretario de Defensa interino, Christopher Miller, no le comunicó la preceptiva aprobación hasta las 17.08, “tres horas y 19 minutos más tarde”. A las 17.20, la Guardia Nacional del distrito de Columbia, donde se encuentra la capital del país, llegó al Capitolio.
Habitualmente los comandantes locales de la Guardia Nacional tienen el poder de aprobar ellos mismos acciones militares en casos urgentes, para salvar vidas o evitar daños graves en la propiedad. Pero los días previos al 6 de enero, según el general Walker, su autoridad fue restringida, y se le requirió una autorización de más alto nivel, en concreto, la del secretario del Ejército y la del secretario de Defensa interino. Las restricciones del Pentágono fueron “inusuales”, según Walker, que ha indicado que no se le impusieron limitaciones semejantes cuando se le pidió responder este verano a las protestas por la justicia racial, tras la muerte de George Floyd a manos de la policía. La Guardia Nacional fue criticada precisamente en esas protestas por la justicia racial, y los mandos concluyeron que la respuesta fue controvertida debido a que hubo órdenes fragmentadas, por lo que pasaron a exigir una aprobación de más alto nivel.
De no haber tenido que esperar esas más de tres horas, ha asegurado Walker, habría podido enviar mucho antes a 150 miembros de la Guardia Nacional. “Creo que ese número podría haber marcado la diferencia”, ha dicho.
Walker no es la primera autoridad que expresa su frustración por la lenta respuesta del Departamento de Defensa. Lo mismo expresaron los mandos de la policía local y la del Capitolio, en sus respectivas comparecencias en el Congreso. Desde el Departamento de Defensa argumentan que, a pesar de las alertas de los servicios de inteligencia sobre posibles incidentes violentos, la ciudad pidió solo una mínima presencia de la Guardia Nacional antes de la jornada del 6 de enero, para tratar de limitar la presencia militar en la capital, y que la policía del Capitolio no solicitó asistencia alguna, a pesar de que el Pentágono la ofreció.
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