El director del FBI alerta sobre el aumento de los casos de terrorismo nacional tras el asalto al Capitolio
Chris Wray defiende en el Congreso que la violencia del 6 de enero “no fue un hecho aislado” y que sus agentes investigan hasta 2.000 casos de violencia extremista
La amenaza del extremismo violento dentro de las propias fronteras de Estados Unidos está creciendo rápidamente, según ha advertido en el Congreso el director del FBI, Christopher Wray, hasta el punto de que sus agentes están investigando en la actualidad cerca de 2.000 casos de terrorismo nacional. Son más del doble que cuando llegó a la dirección del Bureau en 2017, ha explicado, y el número se ha disparado desde el asalto al Capitolio el pasado 6 de enero. Un episodio que Wray no ha dudado en calificar de “terrorismo nacional”, en su comparecencia este martes ante el Comité Judicial del Senado, que investiga la respuesta policial a aquella insurrección de seguidores extremistas de Donald Trump, que se hicieron fuertes en el Congreso para tratar de impedir la certificación de la victoria electoral del hoy presidente Joe Biden.
“Hemos aumentado significativamente el número de investigaciones y detenciones”, ha explicado Wray, que ha rechazado con firmeza las alegaciones de algunos republicanos de que grupos de activistas de izquierdas organizaron la insurrección para perjudicar a Trump.
El director del FBI ha defendido también la gestión por parte de su agencia del informe de inteligencia que advertía de la posibilidad de un ataque violento aquel 6 de enero, que los mandos policiales a cargo de la seguridad en el Capitolio aquel día aseguraron, en su propia comparecencia ante los senadores, que no habían leído con anterioridad. Los agentes federales compartieron hasta por tres vías diferentes la información que tenían con los cuerpos policiales, ha asegurado Wray, pero ha anunciado que ordenará una revisión de las prácticas internas porque la violencia del 6 de enero no es un “resultado aceptable”.
Los senadores han interrogado a Wray sobre esos fallos en la comunicación entre la agencia y los cuerpos policiales desplegados en el Capitolio, pero también sobre la amenaza de las milicias de extrema derecha. “El 6 de enero no fue un hecho aislado. El problema del terrorismo nacional ha estado metastatizando por todo el país desde hace mucho tiempo y no va a desaparecer pronto”, ha advertido Wray.
El fenómeno del que alerta Wray explica que el FBI, que dirigió su foco al terrorismo internacional después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, se encuentre en un proceso de adaptación para enfocarse a la amenaza de los grupos racistas y de extrema derecha. El propio presidente Biden ha indicado a su director de inteligencia nacional que trabaje en esa dirección.
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