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Conte, profeta de un renacido Movimiento 5 Estrellas

El ex primer ministro italiano acepta liderar el partido antisistema y convertirlo en una formación de centroizquierda moderada para intentar volver al Palacio Chigi en las siguientes elecciones

El primer ministro italiano Giuseppe Conte, el día que presentó su dimisión, el 27 de enero en Roma.
El primer ministro italiano Giuseppe Conte, el día que presentó su dimisión, el 27 de enero en Roma.Riccardo Antimiani (EFE)
Daniel Verdú

Los presidentes del Consejo de Ministros en Italia nunca terminan de irse. Algunos repiten, como Giulio Andreotti (siete veces), o Silvio Berlusconi (cuatro); otros, como Matteo Renzi, se convierten en incómodos parlamentarios que mueven la silla al líder de turno y ejercitan su poder a base de jugadas de palacio. Giuseppe Conte no tiene claro todavía qué categoría le reservará la historia tras haber sido descabalgado del Gobierno en la Operación Draghi hace solo un mes. Pero ha decidido que no quiere volver a dar clases en la universidad ni desaparecer del escenario político. El fin de semana pasado dejó casi acordada con el cómico Beppe Grillo su nueva etapa como líder del Movimiento 5 Estrellas. Una nueva vuelta de tuerca del partido que llegó hace tres años al Gobierno para demoler el sistema y ha terminado convertido en su principal pilar.

El Movimiento 5 Estrellas nació en 2009 como fuerza contestataria, anticasta y declaradamente populista. La fundaron un cómico y un empresario de marketing digital (Gianroberto Casaleggio). Proclamaba la superación del esquema ideológico tradicional y juraron no aliarse jamás con ningún partido para gobernar. Hoy es la única formación que lo ha hecho con todo el arco parlamentario —menos con Hermanos de Italia— y que ha sido capaz de dar un fabuloso volantazo ideológico declarándose ahora “moderada y liberal”. Ganó las elecciones de 2018 con casi el 33% de los votos, pero con los bandazos se ha dejado a un centenar de parlamentarios por el camino. Los últimos 40 —entre el Senado y la Cámara de Diputados— se fueron el día de la investidura de Draghi, cuando desobedecieron al partido y la rechazaron. El hundimiento parecía inevitable. Hasta que Conte levantó la mano.

El ex primer ministro, confeso votante socialdemócrata sin afiliación al M5S, tenía un 60% de popularidad cuando su Gobierno fue derribado a comienzos de enero. Un capital que su asesor más cercano, el exportavoz de Palacio Chigi, Rocco Casalino, le aconsejó explotar. El controvertido spin doctor colocó dos opciones sobre la mesa, señala una persona que despachó con él esos días. “Podía ser el aglutinador de una suerte de coalición de centroizquierda, sin necesidad de mancharse con el partido. Algo como lo que hizo Romano Prodi con las corrientes progresistas a finales de los noventa. Pero eso le hubiera hecho desaparecer demasiado tiempo de la escena política inmediata. Y en un mes, el único Conte que recordarían los italianos sería el entrenador del Inter [Antonio Conte]”.

La segunda, que acordaron con Grillo el pasado domingo en un estupendo hotel con vistas a los foros romanos, le convertirá en el líder de la nueva mutación del M5S. Una jugada que deberá ratificar la militancia, pero que frenaría la decadencia del partido y reactivaría su popularidad. Los sondeos publicados en los últimos días otorgan unos seis puntos más al M5S de Conte. Una subida que llegaría hasta el 22% de los votos y que, en parte, se nutriría de electores del Partido Democrático (PD). Con el ex primer ministro en la sala de máquinas, los grillinos se colocarían casi en cabeza de la futura contienda electoral tras la era Draghi. El diputado del M5S Sergio Battelli cree que la evolución es inevitable. “Cuando entras en la máquina, no puedes volver en la misma legislatura a combatir o hacer oposición. Es obvio que mantendremos nuestros principios, pero debemos renovarnos completamente. Las ideas de hace 10 años están superadas por la historia o porque ya las hemos realizado. Hay que pasar de la propaganda a los hechos, pero manteniendo los principios. Y en una fase de cambio, una figura como Conte es importante”.

Un M5S fuerte, con una gestión más democrática y tradicional y de “centroizquierda”, como ha exigido el ex primer ministro para ponerse al frente del nuevo artefacto, podría servir para potenciar la coalición con el PD en futuras elecciones municipales y nacionales y competir con el bloque de derecha (Liga, Hermanos de Italia y Forza Italia). Pero, al mismo tiempo, debilita a los socialdemócratas y podría levantar recelos a la hora de aprobar la otra gran operación que tiene en marcha el M5S en Europa.

Los grillinos no poseen grupo parlamentario en Bruselas y llevan tiempo vagando por los márgenes de las estrategias comunitarias. El rechazo de Los Verdes —al considerar poco democrática su plataforma de participación digital— y su alejamiento de las fuerzas antieuropeas (se sentaron durante un tiempo con el UKIP de Nigel Farage) les ha condenado a un ostracismo que podría terminar si el Partido Socialista Europeo aceptase su ingreso. Pero ¿qué diría el PD si, de repente, fueran la principal fuerza de centroizquierda italiana en esa gran familia?

Tiziana Beghin, la jefa de la delegación europea del M5S, cree que son operaciones independientes y apuesta por la convergencia a través de los temas. “Tener 10 diputados en los no inscritos en Bruselas es malo para nosotros, pero también para los italianos: hay menos posibilidad de incidir en los cambios”. Beghin señala también los puntos de unión con el PD y la necesidad de confluencia. “Somos una fuerza política cercana a los ciudadanos. Algunos de nuestros principales temas son la igualdad, el trabajo, la salud y el medio ambiente. En eso nos encontramos muy a menudo con los temas del PD y del Partido Socialista Europeo. Es el grupo con quien tenemos mayor afinidad de voto en esta legislatura: hemos coincidido en un 80% de votaciones. Y la experiencia del segundo mandato de Conte los ha puesto más en evidencia. Además, el PD tiene una fuerte identidad y podrá reconstruir su presencia sobre la escena”, apunta.

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Conte, en cualquier caso, es la llave maestra para solucionar los graves problemas del M5S. Y al mismo tiempo, un partido transformado será el vehículo perfecto si quiere recuperar su silla en el Palacio Chigi en las próximas elecciones y pertenecer, como desea, a la categoría de los presidentes del Consejo de Ministros que nunca terminan de marcharse.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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