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Un guiñol de Mohamed VI en un canal de Argelia provoca indignación en Marruecos

El jefe del Gobierno marroquí, la Asociación Nacional de Medios y Editores y usuarios de las redes sociales protestan ante una parodia en la que un diputado argelino rechaza besar la mano del monarca

Francisco Peregil
El rey Mohamed VI recibe el 28 de enero en el Palacio Real de la ciudad de Fez la primera vacuna contra la covid-19, en Marruecos.
El rey Mohamed VI recibe el 28 de enero en el Palacio Real de la ciudad de Fez la primera vacuna contra la covid-19, en Marruecos.MAP/AZZOUZ BOUKALLOUCH (EFE/MAP)

Marruecos tiene tres líneas rojas muy claras: Dios, la Patria y el Rey. Eso lo sabe cualquier turista al que le traduzcan las gigantescas palabras en árabe que reposan pintadas sobre las montañas más vistosas del país. Dios, Patria y Rey. Y lo saben, por supuesto, los vecinos argelinos. Ellos son conscientes de que Mohamed VI es monarca y “comendador de creyentes”, es decir, máxima autoridad religiosa del país. Por eso, no extrañará mucho en Argel la indignación que ha suscitado en Rabat el hecho de que este viernes la cadena argelina Echourouk News presentara un guiñol con la figura del rey Mohamed VI.

El guiñol ofrecía la mano para que se la besara un invitado del programa, el diputado argelino Suleiman Sadaui, del oficialista Frente de Liberación Nacional (FLN). La ceremonia del besamano refleja en Marruecos la lealtad de los súbditos hacia el monarca. El diputado rechazó besar la mano y explicó que en Argelia solo se adora a Dios. El presentador del programa, Bilal Kebache, simuló un diálogo con el rey acerca del espaldarazo que el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, dio a Rabat el 10 de diciembre sobre la potestad de Marruecos sobre el Sáhara Occidental y sobre el reinicio de las relaciones diplomáticas entre Israel y Marruecos.

El jefe del Gobierno marroquí, Saadedín el Otmani, del islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD), ironizó en su cuenta personal de Twitter: “A la vista del éxito continuo del país en más de un nivel, y en el asunto del Sáhara marroquí en particular, los medios enemigos emprenden una guerra de insultos contra las instituciones constitucionales del país y contra el rey Mohamed VI”. También el ministro de Derechos Humanos, Mustafa Ramid, calificó en Facebook el programa de “intolerable e inaceptable”.

En las redes sociales marroquíes se creó la etiqueta “El rey es una línea roja”. Por su parte, la Asociación Nacional de Medios y Editores (ANME), calificó el programa de una provocación que atenta contra el “`padre de la nación, garante de la estabilidad y protector de sus fronteras”.

Desde Argelia, el medio argelino Dia, indicó que el jefe de Gobierno marroquí no reaccionó cuando la misma cadena argelina presentó el pasado 9 de enero un guiñol con su propia figura. Y añadió que esta burla del canal argelino sobreviene después de que varios medios marroquíes se hayan burlado del presidente de Argelia, Abdelmayid Tebún, quien ha sido tratado recientemente en Alemania de covid-19. El sitio Dia informó de que el presentador del programa, Bilal Kebache, ha sufrido amenazas en las redes sociales. Y concluye: “Cuando Canal + caricaturizaba a Mohamed VI o a Hassan II no reaccionó, pero cuando Argelia lo hace, se pone rojo de rabia”, concluyó.

Por su parte, el medio marroquí Le360, que suele mantener una conexión muy estrecha con el Palacio Real, indica que quien está detrás de la cadena Echourouk News son “los generales” argelinos. Y añade que Argelia se siente mal ante las victorias diplomáticas cosechadas por Marruecos en el continente africano. Y concluye que el hecho que más cólera provoca en Argelia es el acercamiento entre Marruecos y Nigeria, el mejor aliado de los argelinos en el continente, junto a Sudáfrica. “Y sobre todo, el proyecto para crear un gasoducto Marruecos-Nigeria, que podría asfixiar completamente a Argelia, privándole de su principal fuente de ingresos, que es el gas”.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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