Mueren 13 rehenes turcos durante una operación militar contra la guerrilla kurda en Irak
Ankara asegura que los secuestrados fueron ejecutados a sangre fría por el PKK, mientras el grupo armado arguye que fallecieron durante los bombardeos aéreos de Turquía
Trece rehenes turcos en manos del grupo armado kurdo PKK han muerto en los últimos días durante una operación de las Fuerzas Armadas de Turquía contra las bases de esta organización en el norte de Irak. Las víctimas eran policías, civiles, soldados rasos, oficiales y miembros de los servicios secretos secuestrados por el PKK en Turquía y en Irak hace cinco años que eran mantenidos en una cueva excavada en las montañas Gare, a 30 kilómetros al sur de la frontera turca y unos 70 kilómetros al norte de la ciudad iraquí de Mosul.
Según un comunicado del PKK publicado por sus medios afines, el Ejército turco lanzó un ataque terrestre contra la base de Gare el pasado 10 de febrero, pero, al ser repelido, “el campamento fue intensamente bombardeado por los cazas [turcos]”. “El bombardeo se prolongó durante tres días y las duras batallas dentro y fuera del campamento resultaron en la muerte de algunos de los miembros del MIT [servicios secretos turcos], soldados y policías que habíamos capturado”, asegura el comunicado de la comandancia central del grupo armado, incluido en las listas de organizaciones terroristas de la Unión Europea y Estados Unidos.
La versión de Ankara, en cambio, es que fueron los propios secuestradores quienes ejecutaron a los rehenes. Los militares turcos tomaron el control de la base de Gare y recuperaron los cuerpos, que este fin de semana fueron sometidos a autopsias en Turquía. “Las primeras investigaciones revelaron que uno de nuestros ciudadanos inocentes y desarmados fue ejecutado con un disparo en el hombro, los otros doce mártires recibieron disparos en la cabeza”, explicó el ministro de Defensa turco, el general Hulusi Akar. Medios del país euroasiático han publicado croquis de la base del PKK y los túneles excavados en la montaña para demostrar la improbabilidad de que los secuestrados muriesen durante el bombardeo. Este lunes se han oficiado los funerales de algunas de las víctimas en sus respectivas provincias de origen.
La cuestión de los secuestrados por el PKK es polémica en Turquía, ya que el Gobierno mantiene actualmente una política de no negociación con el grupo armado kurdo. En el pasado, incluso algunos soldados capturados por el PKK fueron sometidos a juicio tras su liberación. En este caso, la mayoría no fueron hechos prisioneros en combate sino secuestrados en diversas acciones de la guerrilla en 2015 y 2016, tras romperse las negociaciones de paz que mantenían Ankara y los insurgentes kurdos.
De hecho, en 2019, decenas de madres y parientes de los secuestrados y de jóvenes que se echaron al monte con el grupo armado iniciaron una protesta frente a la sede del principal partido kurdo de Turquía, el HDP, al que algunos consideran el brazo político del PKK. Familiares de los rehenes se quejaron a este diario de que el Ejecutivo de Recep Tayyip Erdogan no ha hecho nada por lograr su liberación. También el diputado Murat Bakan, de la formación de centroizquierda CHP, denunció el domingo que el Gobierno que ahora ha concedido el título de “mártires” a los rehenes ejecutados, se olvidó de ellos durante años y ni siquiera respondió a las preguntas parlamentarias de la oposición sobre el tema. En un comunicado, el HDP ha exigido al Gobierno turco, al PKK y a las autoridades iraquíes y kurdoiraquíes que permitan el acceso a la zona a una delegación neutral a fin de que investigue las circunstancias de la muerte de estos secuestrados, y ha criticado la pasividad del Ejecutivo de Erdogan.
La Fiscalía ha abierto investigaciones contra dos diputados prokurdos y decenas de usuarios que publicaron críticas sobre el tema en las redes sociales. Y el Ministerio de Interior ha anunciado este lunes que, en operaciones contra el entramado del PKK en Turquía se ha detenido a 718 personas, entre ellos dirigentes locales y provinciales del HDP. Los aliados ultraderechistas del presidente Erdogan exigen desde hace meses la ilegalización del partido, miles de cuyos miembros se hallan actualmente en prisión.
Apoyo de los ‘peshmerga’ kurdos a Turquía
Por boca de su portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, EE UU ha condenado duramente la ejecución de los rehenes turcos, pero añadió el matiz “en caso de confirmarse” que han sido ejecutados por el PKK, algo que ha enfurecido al Gobierno turco, que ha convocado al embajador estadounidense en Ankara para protestar. Washington se encuentra en una posición delicada porque, en Siria, coopera con las Unidades de Protección Popular (YPG, por sus siglas en kurdo) milicia kurdosiria filial del PKK, algo que ha tensado las relaciones con Turquía. También la Unión Europea y varios países europeos han condenado la muerte de los secuestrados y expresado sus condolencias a Turquía.
La operación militar turca durante la que se produjeron estos hechos, Pençe-Kartal 2 (Garra-Águila 2, en turco), se ha dado por concluida, según anunció el Ministerio de Defensa. Además de los 13 rehenes, han fallecido en combate tres soldados turcos y de más de medio centenar de militantes del PKK —incluidos tres dirigentes—, y otros dos miembros del grupo han sido capturados con vida, según el Ejército turco. Iniciada la pasada semana, se trata de una de las periódicas incursiones que Turquía efectúa en territorio iraquí para luchar contra las posiciones y campamentos del PKK en el montañoso norte del país vecino. De hecho, los militares turcos han establecido una treintena de puestos avanzados en territorio iraquí, que se unen a las tres bases militares que mantiene en el norte del país desde los años noventa.
Estas operaciones suelen ser criticadas tanto por el Gobierno Regional del Kurdistán Iraquí —con sede en Erbil— como por el Ejecutivo central en Bagdad, pero en este caso han contado con su apoyo. En diciembre, las autoridades turcas se reunieron con las iraquíes y kurdoiraquíes para planear sus acciones, y Ankara exigió una mayor actuación local contra el PKK. Las relaciones de este grupo armado con el principal partido del Kurdistán iraquí, el KDP del clan Barzani, llevan meses empeorando hasta tal punto que se han producido ataques contra oficiales y puestos de control de los peshmerga, las fuerzas de seguridad kurdoiraquíes. Bagdad y Erbil, de hecho, han desplegado conjuntamente 6.000 militares en torno a Sinjar, una de las zonas donde el PKK es más fuerte en el norte de Irak.
La semana pasada, al tiempo que Turquía iniciaba la operación Pençe-Kartal 2, los peshmerga reforzaron su presencia en torno a Sinjar y bloquearon varias carreteras de acceso al monte Gare, aparentemente para evitar que el grupo armado kurdo enviara refuerzos. Por otro lado, la milicia chií proiraní Asa’ib Ahl al-Haq denunció en un comunicado la intervención turca como una “violación a la soberanía de Irak” y amenazó con atacar a sus fuerzas si no se retiran.
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