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El confinamiento en la India libra a las cumbres del Himalaya de las nubes de polución que las ocultaban

La caída de la contaminación a finales de marzo en Nueva Delhi, por ejemplo, hizo que el aire de la ciudad fuese un 26% más limpio que en la mejor semana de 2019; el más limpio desde el 2016

Un hombre lleva comida a la localidad india de Dharmsala, el pasado día 7, durante la cuarentena. Al fondo, los picos nevados de la cordillera de Dhauladhar del Himalaya.
Un hombre lleva comida a la localidad india de Dharmsala, el pasado día 7, durante la cuarentena. Al fondo, los picos nevados de la cordillera de Dhauladhar del Himalaya.Ashwini Bhatia (AP)

Por primera vez en décadas, residentes en la India avistan el Himalaya desde zonas alejadas de la cordillera más grande del mundo. El confinamiento de los 1.300 millones habitantes y la paralización de las principales actividades industriales decretado por el Gobierno del país asiático con el objetivo de prevenir la expansión del coronavirus han hecho caer los niveles de polución en una de las regiones más contaminadas del planeta. El resultado ha dado lugar a nítidas imágenes de las cumbres nevadas de la cima del mundo nunca antes vistas desde algunas regiones del subcontinente indio.

“Nunca he visto la cordillera del Dhauladar desde mi terraza en Jalandhar... No imaginé que sería posible... Clara indicación del impacto que nuestra polución tiene en la Madre Tierra”, escribía en Twitter el ex jugador de cricket, Harbhajan Singh, acompañando su texto de la clara imagen en el horizonte de la cordillera menor del Himalaya, también llamada Himachal, con elevaciones de hasta 4.500 metros. No es el único residente de la ciudad de Jalandhar, en el Estado septentrional de Punjab, que estos días ha difundido en redes sociales la conocida cordillera desde su terraza, separada por más de 200 kilómetros de distancia.

“En mis 25 años de vida no he visto una imagen similar”, explica por teléfono Pawanpreet Singh, ingeniero de telecomunicaciones nacido en Jalandhar donde vive actualmente, 300 kilómetros al norte de Nueva Delhi. La contaminada y sobrepoblada capital india ha experimentado los niveles más bajos de polución desde hace varios años, según el Centro por la Sociedad y el Medio Ambiente (CSE, en sus siglas en inglés). Un análisis sobre la concentración de partículas finas (PM 2.5) —contaminante principal del aire— realizado en la última semana de marzo por este órgano demuestra que, entonces, el aire de la ciudad fue un 26% más limpio que en la mejor semana de 2019, a finales de junio. El más respirable desde 2016.

Excluyendo los meses del monzón —entre julio y hasta septiembre— la semana del año en que Nueva Delhi, conocida como la capital mundial de la contaminación, cuenta con el aire más limpio coincide con el mes de junio, cuando hay abundantes lluvias premonzónicas. Pero aunque la primavera es la época del año que hace clarear el smog [nube baja formada de dióxido de carbono, hollines, humos y polvo en suspensión] de Delhi, la polución no llega a caer a los niveles registrados ahora, según explica por teléfono Shambhavi Shukla, responsable de Programa de Movilidad Sostenible y Aire Limpio del CSE.

“Seguimos analizando datos de estas semanas, pero es difícil asegurar que el cese de la actividad industrial, residencial y de transportes sea la única razón para el descenso de la polución. También se han dado lluvias desestacionalizadas en la región que han contribuido al descenso del polvo en la atmósfera”, analiza por teléfono Rakesh Kumar, director del Consejo de Investigación Científica e Industrial del Instituto para la Investigación de Ingeniería Medioambiental (CSIR-NEERI, por sus siglas en inglés). Su compañero Jai Shankar Pandey, director de estudios sobre Cambio Climático, en cambio, no tiene ninguna duda: “Es una consecuencia obvia del cese de las actividades humanas. Hemos tensado demasiado la elasticidad ecológica durante años. Esto debería suponer una llamada de atención sobre nuestro desarrollo socioeconómico”.

El país está a la espera de conocer si se decreta una salida escalonada del confinamiento o la extensión de este. El 15 de abril concluye el plazo de 21 días de aislamiento de la población establecido por las autoridades en todo el territorio, menos en el Estado oriental de Odisha, donde no podrán comenzar a retomar la normalidad hasta el 30 de abril. Las actividades industriales, así como el consumo energético residencial y de transportes de 1.300 millones de personas podrían arrancar en menos de una semana, con el consecuente efecto medioambiental de una brusca subida de los niveles de contaminación en la India. Quizás entonces una sucia nube gris vuelva a ocultar las nevadas cumbres del Himalaya.

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