Todos los candidatos contra el favorito Sanders
Un debate caótico e intenso redime en Carolina del Sur a un Joe Biden hasta ahora desaparecido y sigue ajustando cuentas con Michael Bloomberg
Frecuentes interrupciones, frases inacabadas, ningún respeto por el tiempo establecido por los moderadores, que cuando intentaban poner orden eran obviados… Michael Bloomberg haciendo chistes sin gracia... Incluso el público parecía tocado por cierta alienación, con abucheos y aplausos y a veces ambos a la vez. El décimo debate demócrata, la noche del martes en la ciudad de Charleston (Carolina del Sur), fue un caos aunque también fue un buen debate. Se esperaba un 'todos contra Bernie Sanders', que sucedió, por considerarle una figura divisiva e incapaz de vencer al enemigo común, Donald Trump. Pero también se atacó a Bloomberg, por su ingente riqueza y por su trato a las mujeres.
Si la electividad era la prueba de fuego para Sanders, a quien se volvió a recordar en el escenario su defensa de algunos aspectos del régimen castrista, la supervivencia era la palabra clave para el candidato Joe Biden. Se puede decir que el exvicepresidente de Barack Obama superó el examen. Biden tuvo una buena noche, a pesar de que su pasión al hablar y defender el legado del anterior presidente, que tantos buenos réditos puede proporcionarle en Carolina del Sur, pueda confundirse con enojo o indignación.
Si existía alguien en el marco del debate de la cadena CBS capaz de construir una coalición multirracial entre los votantes demócratas, ese es el exsenador Biden, que saca cinco puntos en Carolina del Sur al hasta ahora ganador de los caucus y las primarias Bernie Sanders y que cortejó con continuos guiños al votante afroamericano, mayoritario en la población de ese Estado sureño. Tal fue el galanteo con la comunidad negra que este sábado votará por su candidato a la nominación demócrata para la Casa Blanca, que Biden prometió que si era elegido presidente nombraría a la primera mujer negra para el Tribunal Supremo de Estados Unidos. El aplauso y los vítores del público sellaron el juramento.
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El debate de la noche del martes suponía la última vez que los candidatos demócratas aparecían juntos antes del famoso Super Tuesday de la próxima semana, donde votan 14 Estados y la Samoa americana. Si Sanders logra entonces alzarse con la victoria en California y Texas, la lucha por la nominación estaría prácticamente despejada. Pero antes del martes 3 de marzo, se juegan en Carolina del Sur unas primarias que Biden espera sean el oxígeno que hasta ahora no ha tenido su candidatura. El veterano político ha llegado incluso a calificar esas primarias como “la muralla” que contendrá el avance de Sanders o Buttigieg.
A una calle de distancia de la iglesia Emanuel donde en 2015 un supremacista blanco acababa a tiros con la vida de nueve feligreses negros, como recordó Joe Biden, los candidatos a la nominación también se enzarzaban entre ellos. Elizabeth Warren contra Mike Bloomberg, como ya sucedió la semana pasada en Nevada. Bloomberg contra Sanders asegurando que si el senador de Vermont salía elegido habría cuatro años más de Trump en la Casa Blanca. Pero fue el joven exalcalde de South Bend, Indiana, quien más duro le pegó a Sanders.
“Ha llegado el momento de dejar de actuar como si la presidencia fuera la única oficina que importa. Es solo una forma de hacer que Donald Trump sea reelegido”, dijo Buttigieg. Mirando a la cámara, Buttigieg advirtió de que existía una Cámara de Representantes de la que preocuparse, un Senado del que preocuparse. Todo eso podría perderse con Sanders y su socialismo, explicó el exregidor que llegó a decir que son muchos los demócratas que no apoyaban la plataforma del senador. “Huyen de su plataforma tan rápido como pueden”, comunicó.
El senador de Vermont llegaba al debate de Charleston después de una contundente victoria en Nevada y situado como favorito para la nominación. Ese mismo triunfo dejaba patente una brecha entre los seguidores del político de 78 años y el resto de candidatos del Partido Demócrata como consecuencia de la definición como “socialista” del senador. Las recientes declaraciones de Sanders sobre Fidel Castro y el éxito del “programa masivo de alfabetización” lanzado por el padre de la revolución cubana le han supuesto duras críticas y censuras de sus contrincantes.
El antiguo alcalde de Nueva York, Mike Bloomberg, usaba Twitter antes del debate para expresar que Fidel Castro había dejado “un oscuro legado de campos de trabajo, opresión religiosa, pobreza generalizada, pelotones de fusilamiento y el asesinato de miles de sus propios ciudadanos”. Pete Buttigieg comparó a Sanders con Donald Trump al escribir, también en Twitter, que después de cuatro años en los que el actual mandatario ha elogiado a dictadores, Estados Unidos necesita “un presidente que sea extremadamente claro a la hora de posicionarse contra los regímenes que violan los derechos humanos”.
La campaña de Joe Biden no quiso quedarse atrás y emitía en comunicado demoledor contra la postura de Sanders. “Ya hemos tenido un presidente que elogia a dictadores y sus prácticas mafiosas”, se leía en el documento. “Que nadie se engañe”, proseguía el comunicado, “los comentarios de Bernie Sanders sobre Fidel Castro son parte de un patrón extendido a lo largo de su vida de abrazar líderes autocráticos”. Según el exvicepresidente de Barack Obama, pareciera que el político de Vermont encontrara más inspiración en los soviéticos, los sandinistas, los chavistas y Castro que en América. Biden concluye exponiendo que la ideología de Sanders le ciega para ser capaz de ver la realidad que se vive en esos países.
El 'todos contra Sanders' lleva días fraguándose, tantos como se ha hecho real que el senador de Vermont no hace más que coger impulso hacia la meta que es la Casa Blanca.
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