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Una nueva coalición opositora pretende hacer frente a Daniel Ortega en Nicaragua

El nuevo bloque pretende forzar al régimen a restituir las libertades democráticas, la liberación de los presos políticos y conseguir reformas electorales

Wilfredo Miranda Aburto
El líder Yubrank Suazo, en la presentación de la Coalición Nacional de Nicaragua este martes.
El líder Yubrank Suazo, en la presentación de la Coalición Nacional de Nicaragua este martes.Carlos Herrera

Estudiantes, campesinos, empresarios, feministas, indígenas, catedráticos, evangélicos, organismos de la sociedad civil, víctimas de la represión, e incluso partidos políticos tradicionales lanzaron este martes la "Coalición Nacional" opositora en Nicaragua. El nuevo y múltiple bloque pretende forzar al régimen de Daniel Ortega a restituir las libertades democráticas “confiscadas”, la liberación de los presos políticos y lograr las reformas electorales que conduzcan a elecciones “limpias y transparentes”.

La conformación de la Coalición Nacional fue impulsada por la Alianza Cívica y la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), dos plataformas que nacieron al fragor de las protestas sociales iniciadas en abril de 2018 en Nicaragua, y que fueron violentamente reprimidas por el Gobierno sandinista. Ante el saldo fatal de 325 asesinados, casi un millar de presos y excarcelados políticos, y un exilio de 80.000 personas, los distintos grupos opositores por fin convergieron bajo un solo paraguas tras meses de conversaciones y reuniones.

El acto opositor fue asediado por un exorbitante despliegue de las Fuerzas Especiales de la Policía Nacional. El Gobierno de Ortega ordenó la militarización de la capital y diversas ciudades del país para impedir cualquier protesta o acto en las calles, obligando a los opositores a replegarse en una librería privada para lanzar su coalición.

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Previo al despliegue policial, la vicepresidenta Rosario Murillo amenazó y arremetió duramente contra los opositores. Los tildó de “malévolos”, “ridículos diablos”, “desalmados” y “avaros”. “Sabemos perfectamente quiénes son y a su feria de vanidades y mascaradas de odio no olvidamos, ni olvidaremos jamás”, señaló Murillo. “Y el arca sagrada naufragó. Como la tal Alianza (Cívica) que presentó su rostro verdadero, entre falsificados crucifijos y más falsas plegarias. La tal Alianza explotó, estalló, presentando el rostro vivo de lo despreciable, de la indignidad”, añadió.

Sin un líder definido

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La Coalición Nacional fue conformada por siete movimientos cívicos y partidos políticos. Sin embargo, no presentaron o auparon ningún liderazgo como una figura de cohesión como, por ejemplo, sí ocurre en Venezuela con Juan Guaidó. “Nosotros no tenemos el privilegio de tener una Asamblea Legislativa independiente. En Venezuela hubo una elección de representantes electos por el pueblo. En Nicaragua se trata de un movimiento con múltiples liderazgos”, explicó Juan Sebastián Chamorro de la Alianza Cívica.

“Aquí están las caras de muchos de los líderes de esta lucha. Es un trabajo conjunto y colegiado. En esta nueva propuesta que planteamos es necesario quitar el concepto del caudillo, del mesías que bajará de los cielos a resolver nuestros problemas. No es tiempo de hablar de candidaturas”, dijo.

De acuerdo con Chamorro, la Coalición Nacional pretende ser una propuesta opositora más allá del plano estrictamente electoral, un tema que planea frente a las próximas votaciones generales del país centroamericano fechadas para noviembre de 2021.

“El fin de la coalición es democratizar Nicaragua, pero no debe quedarse en una condición electoral nada más. Eso es parte importante, pero ahora trabajamos por la liberación de los presos políticos, por ejercer presión para la devolución de las libertades públicas, para que se pueda marchar en el país. Para empujar reformas electorales, presentar una opción electoral y así gobernar bajo los designios de un plan de nación”, dijo Chamorro, quien dejó su faceta ligada al empresariado para unirse a la Alianza Cívica.

Uno de los temas más controvertidos en la creación de esta Coalición Nacional fue la adición de partidos políticos tradicionales, entre ellos el Partido Liberal Constitucionalista (PLC), dominado por el expresidente liberal Arnoldo Alemán. Alemán es repudiado por haber pactado con el Frente Sandinista, en un arreglo político que le despejó el camino a Ortega a la presidencia. Sin embargo, los integrantes de la Coalición Nacional alegaron que están integrando “a las bases” de los partidos tradicionales y no a sus “cúpulas”, además aseguraron que se regirán “por un código de ética”.

Los opositores escogieron la fecha del 25 de febrero para lanzar la Coalición Nacional a propósito del 30 aniversario del triunfo electoral de la expresidenta Violeta Barrios de Chamorro, quien en 1990 derrotó a Ortega y la revolución sandinista. La fecha resulta emblemática para los opositores ya que simboliza la unidad de la fragmentada oposición en los años noventa bajo las siglas de la Unión Nacional Opositora (UNO).

“Quienes aquí firmamos nos comprometemos a poner todo nuestro empeño para buscar a la ciudadanía y a las organizaciones que faltan para unir esfuerzos, y conformamos una mesa multilateral que nos permita construir con reglas claras, justas y transparentes un diseño de la Coalición Nacional”, expresó el excarcelado políticos Yubrank Suazo. “Estamos inspirados en el triunfo logrado aquel 25 de febrero de 1990 y comprometidos con las víctimas del régimen, para provocar el nuevo y definitivo nacimiento de la democracia, para el bien de todas y todos los nicaragüenses”.

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Sobre la firma

Wilfredo Miranda Aburto
Periodista nicaragüense. Colaborador de EL PAÍS basado en Costa Rica, donde está exiliado. Ha cubierto temas políticos, en especial sobre violaciones de derechos humanos: desplazamiento forzado, tráfico ilegal de tierras indígenas, medio ambiente y ejecuciones extrajudiciales en Centroamérica. Ha ganado el premio Ortega y Gasset y el Rey de España.

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