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La UE cierra un pacto con China para reequilibrar sus relaciones comerciales

El polémico acuerdo quiere mejorar el acceso de las empresas europeas al mercado chino

Lluís Pellicer
El presidente chino, Xi Jinping, durante la videoconferencia de este miércoles con los líderes de la Unión Europea.
El presidente chino, Xi Jinping, durante la videoconferencia de este miércoles con los líderes de la Unión Europea.Li Xueren (AP)

La Unión Europea ha cerrado finalmente este miércoles un acuerdo de inversión con China tan esperado como polémico. Tras siete años de negociaciones, Bruselas ha logrado que Pekín se comprometa a dejar de prohibir el acceso a su mercado de empresas europeas o a introducir prácticas discriminatorias para excluirlas. El pacto, sin embargo, no solo genera recelos en Washington. El presidente de la delegación del Parlamento Europeo para las relaciones con China, Reinhard Bütikofer (Verdes), ha tildado el acuerdo de “error estratégico” de la UE.

No hubo grandes actos. Tan solo una rueda de prensa por videoconferencia, como imponen los tiempos de pandemia. El pacto de inversiones entre la UE y China se ha cerrado al mediodía, tras una videoconferencia entre el presidente Xi Jinping y la parte europea. A los jefes del Consejo Europeo, Charles Michel, y de la Comisión, Ursula von der Leyen, y la canciller alemana, Angela Merkel —presidenta de turno de la UE—, se unió el presidente francés, Emmanuel Macron, una de las voces más críticas y exigentes con el pacto.

El acuerdo tiene tres grandes patas: una mayor transparencia en el sistema de subsidios fijado por Pekín para sus empresas, una mayor igualdad de condiciones entre firmas chinas y europeas y frenar la transferencia tecnológica. “Tenemos que ser realistas: este acuerdo no resolverá todos los desafíos relacionados con China que afrontamos. Que hay muchos. Sin embargo, vincula a China con compromisos significativos que van en la dirección correcta”, ha sostenido el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis.

Bruselas destaca sobre todo la apertura de nuevos mercados que conlleva el acuerdo, en especial en el terreno manufacturero, que supone más de la mitad de las inversiones de la UE en China. Según la Comisión, Pekín se compromete a dar acceso a las firmas europeas —en igualdad de condiciones con el resto y sin malas prácticas— en sectores que hasta ahora había considerado su coto: servicios de la nube, finanzas, salud privada, medio ambiente y transporte. “El acuerdo dará un acceso sin precedentes al mercado chino por parte de los inversores europeos, permitiendo que nuestras empresas crezcan y creen empleo”, ha afirmado Von der Leyen.

Dombrovskis ha explicado que el acuerdo también elimina la obligación de crear alianzas o empresas de capital mixto —europeo y chino— para poder acceder a algunos sectores. También se hará lo mismo, aunque de forma progresiva, en el sector de la automoción, que supone el 28% de toda la inversión de la UE en el gigante asiático. De hecho, el acuerdo era de especial interés de Berlín, que lo había situado entre las prioridades de su presidencia de turno de la UE.

Bruselas ha destacado, asimismo, las concesiones que había arrancado de China en el terreno medioambiental y de derechos laborales. Según la Comisión, Pekín se compromete a ir adoptando todas las convenciones de la Organización Internacional del Trabajo, incluida la que prohíbe los trabajos forzados. Si lo hiciera, sería un gran avance, sobre todo por la inquietud que generan las denuncias de activistas sobre la explotación laboral de la minoría uigur en Xinjiang, que China niega.

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La UE ha dicho que hará un balance de las relaciones con China bajo la presidencia francesa de 2022. En cualquier caso, ha dejado constancia de nuevo en el comunicado posterior a la reunión de su “seria preocupación” por la situación de los derechos humanos, también en Hong Kong. El acuerdo deberá ser aprobado por el Consejo y el Parlamento Europeo, donde el trámite se antoja complicado. De momento, el presidente de la delegación que lidia con China, Reinhard Bütikofer, ha arremetido a través de su cuenta de Twitter contra el pacto y lo ha calificado de “error estratégico”.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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