Hong Kong se queda sin oposición en su Parlamento
Todos los legisladores prodemocracia dimiten después de que el Gobierno autónomo, con el respaldo de Pekín, inhabilitara a cuatro diputados de su grupo
Hong Kong se ha quedado sin representantes de la oposición en su Parlamento tras un nuevo paso en la rápida erosión de la pluralidad democrática en las instituciones del enclave. La bancada prodemocrática en pleno, o lo que quedaba de ella, ha anunciado su dimisión este miércoles en una multitudinaria rueda de prensa. El gesto respondía a una nueva resolución de Pekín que permite al Gobierno autónomo hongkonés inhabilitar a los diputados que se perciban como una amenaza contra la seguridad nacional, sin tener que contar con el visto bueno de los tribunales como era necesario hasta ahora. Inmediatamente después de que se hiciera pública la norma, el Ejecutivo de Hong Kong había destituido a cuatro diputados prodemocracia.
La renuncia de los 15 diputados prodemócratas es un gesto de protesta, pero también deja en evidencia las dificultades que estos legisladores afrontaban para llevar a cabo una oposición efectiva desde que el 30 de junio entró en vigor la draconiana ley de Seguridad Nacional impuesta por Pekín. La ley, una reacción a las protestas del año pasado en la ciudad, castiga hasta con cadena perpetua a quienes incurran en delitos vagamente definidos de separatismo, subversión, terrorismo y colaboración con fuerzas extranjeras; su aplicación ha cambiado de manera irremisible el panorama de las libertades en la ciudad.
“A partir de hoy, Hong Kong ya no puede decir que está regido por el principio un país, dos sistemas (por el que China garantiza a la antigua colonia británica hasta 2047 derechos que no existen en el resto del Estado)”, ha sostenido el presidente del Partido Demócrata, Wu Chi-wai, al anunciar la renuncia en masa. La resolución que ha aprobado este miércoles en Pekín el Comité Permanente de la Asamblea Nacional Popular, el Parlamento chino, y las expulsiones de los legisladores, implican -ha venido a decir- que la Ley Básica, la constitución hongkonesa, se ha convertido en papel mojado.
Esa resolución prohíbe que pueda ocupar un escaño en el Parlamento ninguna persona que apoye la independencia de Hong Kong, no reconozca la soberanía de China, confabule con “fuerzas extranjeras” para injerir en los asuntos internos de la ciudad o cometa “otros actos que pongan en peligro la seguridad nacional”.
Apenas se comunicó la medida públicamente, el Gobierno autónomo hongkonés anunciaba la retirada del acta de diputado, con efecto inmediato, a Alvin Yeung, Dennis Kwok y Kwok Ka-ki, del Partido Cívico; y a Kenneth Leung, del Gremio de profesionales.
A los cuatro ya se les había prohibido en julio presentarse a la reelección en las legislativas que debían haber tenido lugar el 6 de septiembre, y que quedaron aplazadas hasta el año próximo debido, oficialmente, a la lucha contra la covid. Todos ellos habían pedido públicamente a los gobiernos extranjeros que impusieran sanciones contra los Gobiernos de Hong Kong y Pekín. Pero tras la suspensión de los comicios conservaron su escaño, en principio hasta que se agotara la legislatura.
En una rueda de prensa, la jefa del Gobierno autónomo, Carrie Lam, indicaba que la resolución de Pekín había llegado a petición hongkonesa. “No podíamos permitir que siguieran en el Parlamento diputados de los que se había determinado, de acuerdo con la ley, que no cumplían los requisitos para seguir operando en el Parlamento”, apuntó. “Necesitamos un legislativo compuesto por patriotas”, agregó. La perspectiva de un Consejo Legislativo (el Parlamento hongkonés) sin oposición, convertido en mero rodillo, no parecía turbarla. “No hay nada de lo que estar avergonzado. Nos alegra más cuando las leyes se aprueban de manera más eficiente”.
La marcha de los pandemócratas, el nombre colectivo con el que se conoce a la oposición hongkonesa, asesta un duro golpe a las pretensiones democráticas en el enclave, pero para Pekín representa la desaparición de un dolor de cabeza.
Las elecciones municipales del año pasado, que dieron una victoria aplastante a la oposición tras meses de protestas multitudinarias en las calles, encendieron todas las alarmas en el Gobierno central. En el Consejo Legislativo, de 70 escaños, solo la mitad se elige por sufragio directo. Los otros 35 se adjudican en votaciones de sectores laborales o grupos de interés, históricamente más alineados con los intereses de Pekín: en la actualidad, los partidos progobierno cuentan con 41 diputados. Pero la avalancha demócrata en las municipales hacía parecer posible que, por primera vez, ese bloque político pudiera hacerse con el control del Parlamento en las elecciones legislativas.
Desde entonces, casi cada paso que ha dado Pekín en Hong Kong ha estado encaminado a evitar esa posibilidad. Desde el nombramiento de representantes del Gobierno central seleccionados por su línea dura hasta la nueva Ley de Seguridad Nacional, tramitada a una velocidad insólita.
“Los hongkoneses seguirán luchando”
Esa ley se argumentó entre los motivos para descalificar como candidatos electorales a los cuatro diputados expulsados este miércoles y a otros ocho aspirantes, entre ellos el célebre activista Joshua Wong. La oposición también sospecha que el largo aplazamiento de las elecciones legislativas esté menos motivado por la pandemia y más por el deseo de las autoridades de ganar tiempo para mermar al campo pandemócrata antes de celebrarlas. Varios de sus diputados han sido detenidos y acusados de diversos cargos relacionados con las protestas del año pasado o con alteraciones del orden en el Parlamento. Tres legisladores renunciaron a sus actas en septiembre, después del aplazamiento de las elecciones.
Los cuatro diputados expulsados se enteraron de su inhabilitación mientras esperaban el comienzo de una sesión legislativa en la sede parlamentaria. “Es un día triste, pero también glorioso para todos nosotros”, declaró Leung, citado por la radiotelevisión pública hongkonesa RTHK. “Nosotros nos vamos, pero hay más hongkoneses con aspiraciones, con energía, con esperanza, con valores, que nos pueden suceder. Y estoy seguro de que seguirán luchando por los valores que caracterizan a Hong Kong”.
La destitución suscitó de inmediato las condenas de activistas y organizaciones proderechos humanos. En un comunicado, Yamini Mishra, directora de Amnistía Internacional para Asia Pacífico, había asegurado que el paso es “otro ejemplo de la campaña del Gobierno central chino para silenciar la disidencia en la ciudad por todos los medios”. “Al final, es una medida que intensifica el efecto paralizante en las libertades de expresión, asociación y participación en el proceso político de Hong Kong”, ha agregado.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.