La avalancha demócrata en Hong Kong aumenta la presión sobre Pekín
En su primer acto público, los nuevos concejales han reclamado que se cumplan las demandas de los manifestantes antigobierno
“Se busca: mayoría silenciosa. Desapareció este domingo e intentamos reunirla con su dueño”. Con memes como estos, los manifestantes se burlaban este lunes en las redes sociales de la durísima derrota de los partidos prochinos en las elecciones municipales de Hong Kong. Hasta el último momento, el Gobierno autónomo y los partidos conservadores afirmaron que contaban con el apoyo de una mayoría callada de la población. Pero el paso por las urnas de este domingo lo ha desmentido: la oposición demócrata ha ganado el 85% de las 452 concejalías en juego. Una victoria arrolladora que supone una expresión contundente de rechazo al Gobierno autónomo y a Pekín y un espaldarazo a las protestas prodemocracia de los últimos cinco meses.
Ahora la incógnita es qué efecto tendrá el triunfo electoral en la situación en la antigua colonia británica. Y si Pekín, tras el rotundo mensaje en favor de la democracia, opta por el pragmatismo o, por el contrario, decide aumentar su presión contra los manifestantes.
El ambiente entre los votantes de la oposición era este lunes de euforia. Aunque se esperaba el triunfo electoral, pocos creían que fuera a ser tan amplio. En Central, el barrio financiero, un hombre repartía champán entre los oficinistas que se concentraban en las calles durante su hora del almuerzo para expresar su apoyo a los manifestantes. Durante la madrugada, los gritos de júbilo habían llegado al paroxismo mientras se anunciaba, una tras otra, la derrota de prominentes políticos prochinos. Las redes ardían de comentarios de alegría.
La gran mayoría de los nuevos concejales son jóvenes sin mucha experiencia política, que se presentaban por primera vez y en su programa incluían un apoyo explícito a las demandas de los manifestantes: mayor democracia, libertad para los detenidos en los más de cinco meses de protestas y una investigación independiente sobre el comportamiento policial.
“Estas elecciones demuestran que el Gobierno central (en Pekín) debe encarar las exigencias de un sistema democrático”, sostenía Wu Chi-wai, el secretario general del Partido Democrático, el principal del bloque de la oposición.
El primer acto público de los nuevos concejales demócratas fue toda una declaración de intenciones. Congregados junto a la Universidad Politécnica, donde cientos de policías rodean a los últimos manifestantes aún atrincherados tras los enfrentamientos en el recinto la semana pasada, exigieron el cumplimiento de las “cinco demandas” —como se conocen a las exigencias del movimiento de protestas— y la liberación de los asediados en la universidad. “Es el momento de que el Gobierno ceda a nuestras cinco demandas”, aseguraba el flamante concejal y activista pro derechos humanos Jimmy Sham, aún con muletas después de que un grupo de matones le atacara durante la campaña electoral.
Cinco de los representantes públicos demócratas entraron después en el recinto rodeado por la policía, con el objetivo de mediar y conseguir la salida de los jóvenes atrapados.
El triunfo parece haber dado alas, también, a los participantes en las movilizaciones. Tras una semana en sordina, después del violento fiasco en la Politécnica que dejó a más de mil detenidos o entregados, varios miles de personas volvían a reunirse en los alrededores de la Universidad este lunes para reclamar, entre gritos y cánticos, que se permitiera salir a sus compañeros, entre rumores de que la salud mental de la veintena de encerrados se deteriora.
“El movimiento está más vivo que nunca. Es verdad que ha habido muchos detenidos, pero la gente continúa dispuesta a salir a las calles mientras haga falta. Lo que tenemos que ver ahora es cómo adaptarnos para ser lo más eficaces posibles”, sostenía Sam, un joven de 19 años vestido, como la mayoría de ellos, con una camiseta negra y una máscara del mismo color.
Otros, sin embargo, mostraban más cautela. “Al final, si miras la proporción de votos, es más o menos la misma de siempre: un 60% para los demócratas, un 40% para los conservadores. Lo que ha cambiado es que esta vez los votantes no han tenido en cuenta las cuestiones locales, sino el partido. El sistema electoral de las municipales de Hong Kong (similar al británico, en el que el candidato que tiene más votos en una circunscripción gana el escaño y su rival se queda con las manos vacías, aunque sea por un solo voto de diferencia) nos ha favorecido esta vez, pero tenemos que tener en cuenta que sigue habiendo un 40% de personas que, después de todo lo que ha pasado, creen que merece la pena votar a Carrie Lam (la jefa del Gobierno autónomo) y los partidos que la apoyan”, explica Avery Ng, presidente de la Liga Socialdemócrata.
Para Ng, una de las tareas pendientes tras la victoria es “encontrar una manera” de utilizar el mandato que han recibido de los votantes, y su control casi absoluto de las juntas de distrito --17 de un total de 18-- para hacer avanzar la agenda democrática en Hong Kong. Este político descarta que, pese al amplio triunfo electoral del bloque demócrata, Pekín o el Gobierno autónomo vayan a mostrar mayor flexibilidad.
Reacciones oficialistas
Lam, aunque ha reconocido la derrota y prometido “escuchar con humildad”, ha atribuido los resultados a “la insatisfacción con la situación actual y problemas muy arraigados en la sociedad”, sin aludir a las reclamaciones de los manifestantes.
Pekín, por su parte, ha dado a entender que tampoco flexibilizará su posición. El ministro de Exteriores, Wang Yi, respondía desde Japón, donde se encuentra en visita oficial, que “no importa cómo evolucione la situación en Hong Kong. Hay algo absolutamente claro: Hong Kong es parte del territorio chino como una región administrativa especial y los intentos por causar problemas y socavar su estabilidad y prosperidad nunca tendrán éxito”.
Los medios oficiales chinos, a los que la avalancha electoral demócrata tomó aparentemente por sorpresa, se limitaron a mencionar que las elecciones habían tenido lugar, sin informar de la victoria de la oposición. En un comentario en la red social Weibo, el Diario del Pueblo, el periódico del Partido Comunista, aseguró que los comicios se habían desarrollado bajo el “terror negro” de los manifestantes.
Las elecciones municipales apenas generan interés, tradicionalmente, en Hong Kong. Los concejales de distrito ocupan el escalón más bajo del poder y sus funciones se limitan a asuntos vecinales, desde la recogida de basuras hasta el funcionamiento de las tuberías en las viviendas de protección oficial. Pero, más allá de sus competencias administrativas, cuentan con otras ventajas políticas. El sistema electoral hongkonés también reserva una decena de escaños en el Parlamento autónomo, de 70 asientos, a los representantes de distrito, lo que puede aumentar la voz de los demócratas en este órgano. En las elecciones indirectas para jefe de Gobierno, en las que un comité de 1.200 notables es el responsable de votar al ganador, los concejales demócratas podrán nombrar a unos 110 miembros de esa comisión.
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