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Armenia, Azerbaiyán y Rusia firman el cese de hostilidades en el Alto Karabaj

El acuerdo, “muy doloroso” para las autoridades armenias, supone el despliegue de 2.000 soldados rusos como fuerzas de paz en el enclave

Un coche pasa por delante de un edificio bombardeado en Shushá, el pasado 29 de octubre.
Un coche pasa por delante de un edificio bombardeado en Shushá, el pasado 29 de octubre.Vahram Baghdasaryan/Photolure (Reuters)
María R. Sahuquillo

Armenia, Azerbaiyán y Rusia han firmado un acuerdo para el cese completo de las hostilidades en el Alto Karabaj. El pacto, que el primer ministro armenio ha definido como “muy doloroso”, beneficia los términos que reclamaba Bakú, que ha tomado el control de parte del enclave desde el inicio de esta escalada el 27 de septiembre y que lo va a conservar. El acuerdo, que han anunciado los líderes de los tres países en la madrugada del lunes al martes, dispone el despliegue de unos 2.000 soldados rusos como “fuerzas de paz” en el enclave del Cáucaso sur, internacionalmente reconocido como parte de Azerbaiyán, pero poblado por personas de etnia armenia, que lo controlaban por completo hasta ahora. El anuncio del pacto ha desencadenado protestas en Ereván, la capital de Armenia, donde los manifestantes han cargado contra Pashinián, al que acusan de traición.

La declaración se produce seis semanas después del inicio de la última escalada en un conflicto de más de 30 años, en la que se han librado intensos y sangrientos combates. Este lunes, el Ejército de Azerbaiyán ha tomado el control de la ciudad estratégica de Shushá, según han reconocido las autoridades del Alto Karabaj. El avance ha consolidado su posición para el asedio de Stepanakert, considerada la capital del enclave y a solo 11 kilómetros de Shushá, y ha podido precipitar la firma del acuerdo. El derribo el lunes por la tarde de un helicóptero militar ruso por un misil de Azerbaiyán sobre espacio aéreo armenio ha calentado aún más el conflicto que se ha cobrado más de 5.000 muertos entre los dos bandos, según datos del presidente ruso, Vladímir Putin. Dos militares rusos han muerto en el derribo del MI-24, no lejos de la frontera con Azerbaiyán.

El acuerdo firmado marca un “alto el fuego total” a partir de la medianoche del 10 de noviembre, el intercambio de prisioneros y el desbloqueo de todos los enlaces económicos y de transportes. “Un contingente de mantenimiento de la paz de la Federación de Rusia está desplegado a lo largo de la línea de contacto en Nagorno-Karabaj y a lo largo del corredor que conecta a Nagorno-Karabaj con la República de Armenia”, ha dicho Putin en un discurso televisado en el que ha afirmado que el pacto supone “una solución a largo plazo”. El grupo de 1.960 militares, 90 vehículos blindados, 380 automóviles y equipos especiales se desplegará durante cinco años y tendrá su base de operaciones en Stepanakert. Rusia, que trata de mantener su hegemónica influencia en el Cáucaso frente al empuje de Turquía, tiene muy buenas relaciones con Azerbaiyán y un pacto de defensa con Armenia.

En un discurso televisado, el presidente de Azerbaiyán, Ilhám Alíev, aseguró también que habría participación de Turquía como parte de las fuerzas de paz, aunque Moscú no lo especificó. La participación de soldados de Ankara, que ha apoyado a Bakú no solo diplomáticamente, sino también con financiación para sufragar el despliegue de mercenarios en ese conflicto, según distintos servicios de inteligencia, sería un trago muy amargo para Armenia. Los armenios recalcan que su presencia no puede evadirse del recuerdo de la persecución de los armenios por el Gobierno otomano en la que murieron más de 1,5 millones. Una masacre reconocida como genocidio por un buen número de países.

Los términos del acuerdo no se han publicado aún de manera oficial. Sin embargo, según los análisis que manejan los observadores y fuentes conocedoras del pacto, la declaración exige que las fuerzas armenias entreguen el control de la región de Lachin, que tiene la carretera principal que va de Nagorno-Karabaj a Armenia; aunque el acuerdo exige que la carretera, el llamado corredor Lachin, permanezca abierta y esté protegida por fuerzas de paz rusas. También que los armenios claudiquen el control de algunas áreas que tenían fuera de las fronteras de Nagorno-Karabaj, incluido el distrito oriental de Agdam, de gran valor simbólico para Azerbaiyán. La declaración marca un calendario de cumplimiento de cada uno de esos puntos.

“La decisión [de firmar el cese de hostilidades] se toma en base a análisis profundos de la situación de combate y en discusión con los mejores expertos en el campo”, ha dicho Pashinián en las redes sociales esta madrugada. “Esto no es una victoria, pero no hay derrota hasta que te consideras derrotado. Nunca nos consideraremos derrotados y esto se convertirá en un nuevo comienzo de una era de nuestra unidad nacional y renacimiento”, ha recalcado el primer ministro armenio, cada vez más cuestionado en casa. Ese lunes, una veintena de partidos de la oposición armenia han pedido su renuncia y le han culpado de los problemas “político-militares” del país. La firma del pacto puede desencadenar una crisis política en Armenia y pone contra las cuerdas al primer ministro.

Este pacto parece clave tras el fracaso de tres acuerdos de alto el fuego negociados internacionalmente desde que estalló esta última escalada en un conflicto que dura ya tres décadas, y que no se cumplieron. Desde el inicio de esta última escalada en este largo conflicto el 90% de los civiles del Alto Karabaj (antes de esta escalada poblado por unas 150.000 personas) han abandonado sus hogares y se han desplazado a Armenia o a otros puntos más seguros del enclave.

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Sobre la firma

María R. Sahuquillo
Es jefa de la delegación de Bruselas. Antes, en Moscú, desde donde se ocupó de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y el resto del espacio post-soviético. Sigue pendiente de la guerra en Ucrania, que ha cubierto desde el inicio. Ha desarrollado casi toda su carrera en EL PAÍS. Además de temas internacionales está especializada en igualdad y sanidad.

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