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La entrada del terrorista de Niza por Lampedusa agita la política italiana

Los principales partidos de la derecha han pedido al primer ministro que cierre los puertos a los migrantes

El líder de La liga italiana, Matteo Salvini, en una manifestación contra el terrorismo islámico, este viernes en Milán.
El líder de La liga italiana, Matteo Salvini, en una manifestación contra el terrorismo islámico, este viernes en Milán.Mourad Balti Touati (EFE)

La entrada a Europa por Lampedusa del terrorista tunecino que perpetró el atentado que dejó tres muertos en Niza (Francia) ha sacudido la política italiana y ha colocado a la oposición, encabezada por Matteo Salvini, en pie de guerra contra el Gobierno. Los principales partidos de la derecha –la Liga, de Salvini; Hermanos de Italia, de Giorgia Meloni, y Forza Italia, de Silvio Berlusconi– han cargado contra la política migratoria del Ejecutivo y han pedido al primer ministro, Giuseppe Conte, que cierre los puertos a los migrantes. Salvini y Meloni han ido más allá y han reclamado la dimisión de la ministra de Interior, Luciana Lamorgese.

“Conte y Lamorgese tienen la responsabilidad moral de lo que ha ocurrido en Niza. Deberían pedir perdón al pueblo francés y al italiano”, ha acusado Salvini en sus redes sociales. “Este tipo no debería haber desembarcado y no debería ser libre de circular por Europa y derramar sangre”, ha añadido. Y ha aprovechado también para reivindicar su política de puertos cerrados cuando estuvo en el Gobierno, acciones por las que tiene abiertas dos causas con la justicia del país por presuntos delitos de secuestro de personas.

La ministra de Interior ha respondido a las acusaciones y ha rechazado cualquier responsabilidad de Italia sobre el asesino que el jueves mató a tres personas en la catedral de Notre-Dame de Niza. “Este es un ataque a Europa, no hay ninguna responsabilidad por nuestra parte”, ha dicho en una declaración institucional. “No olvidemos que Lampedusa es la puerta de Europa”, ha agregado. Y ha explicado el recorrido de Brahim Aoussaoui, de 21 años, en suelo italiano, hasta que se le perdió la pista.

El joven llegó a Lampedusa el pasado 20 de septiembre, a bordo de una pequeña embarcación, junto a otros migrantes. Ese día, también arribaron a las costas de la isla más de veinte barcazas, la mayoría con tunecinos a bordo. Todos fueron trasladados a un barco dispuesto por el Gobierno para pasar las dos semanas de cuarentena que Italia impone a los inmigrantes que llegan a través del mar para prevenir contagios de coronavirus. Allí recibieron atención sanitaria y humanitaria de la Cruz Roja italiana. Cuando fue detenido en Niza, Aoussaoui aún conservaba el documento emitido por esta organización en el que se leía que era ciudadano tunecino nacido en 1999.

La ministra ha señalado que el asesino de Niza no figuraba en ninguna lista de sospechosos ni de las autoridades de Túnez ni de los servicios de Inteligencia de Italia, por lo que no se adoptó ninguna medida particular. De la nave donde guardó cuarentena fue trasladado el día 8 de octubre a un centro de acogida de la ciudad meridional de Bari, donde se le realizó una prueba de coronavirus. El 9 de octubre se emitió un decreto ordinario de expulsión en su contra, como es habitual con los inmigrantes económicos que entran de forma ilegal al país y que otorga el plazo de una semana para abandonar Italia.

“Es hora de cerrar esta polémica”, ha remarcado Lamorgese, que también ha manifestado su solidaridad con Francia y reprochado a la oposición que en otros atentados, como los del metro y el Puente de Londres o el de las Ramblas de Barcelona de 2017, no se acusó a los Gobiernos por la llegada de los terroristas.

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También ha cargado contra las polémicas leyes antiinmigración –conocidas como decretos seguridad– que Matteo Salvini impulsó en su etapa como ministro de Interior y que el Gobierno actual ha modificado recientemente. Las normas, en origen, endurecían las condiciones para los solicitantes de asilo y limitaban la protección de los inmigrantes vulnerables, lo que en la práctica ha supuesto la expulsión de los centros de acogida de miles de inmigrantes que han quedado en una especie de limbo y fuera del radar de las autoridades.

“Quiero decir que los decretos seguridad han creado inseguridad: veinte mil personas tuvieron que salir de los centros de un día para otro”, ha señalado Lamorgese. El Ejecutivo de coalición del Movimiento 5 estrellas y el Partido Democrático tumbó hace tres semanas ese y otros puntos de los decretos. “Nosotros hemos creado un proyecto propio teniendo en cuenta las necesidades de seguridad de nuestro país y no dispersando a todos [los migrantes] por el territorio nacional. Hemos decretado que puedan permanecer en los centros de acogida durante un periodo limitado pero que, de todas formas, permanezcan después en los radares de las fuerzas del orden”, ha añadido la ministra de Interior.

Lamorgese y el jefe de la Policía, Franco Gabrielli, deberán comparecer próximamente ante el comité parlamentario para la seguridad de la República, para aclarar la cuestión de la llegada del tunecino a Italia y su traslado a Francia. El alcalde de Lampedusa, Totò Martello, ha pedido un mecanismo de gestión de los flujos migratorios y controles más exhaustivos con reglas compartidas en el ámbito comunitario.

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