Brasil anuncia que paraliza las operaciones contra la deforestación y se retracta tres horas después
El Ministerio de Medio Ambiente amenaza con replegar el lunes a los inspectores y aeronaves que luchan contra la tala y los incendios por la falta de fondos
El Gobierno de Jair Bolsonaro —retiradamente acusado de desinterés en el combate contra la deforestación— anunció este viernes que paralizaba todas las operaciones para impedir la destrucción de vegetación y los incendios en Amazonia y en el resto de su territorio. Solo tres horas después, dio marcha atrás. El ministerio de Ambiente adujo como motivo la falta de fondos, porque Economía le había bloqueado las partidas correspondientes. Bastó la amenaza para que el dinero apareciese.
La Amazonia sufrió en el último año la peor tasa de deforestación en una década. Perdió 9.700 kilómetros cuadrados de árboles. Y justo ahora se cumple un año desde los graves incendios de Amazonia consolidaron a Brasil como el villano medioambiental y le causaron una de las crisis diplomáticas más graves de los últimos años. El presidente Jair Bolsonaro y su homólogo francés, Emmanuel Macron, se enzarzaron en una agria disputa que monopolizó el G7. Amazonia se ha convertido en uno de los asuntos capitales en las relaciones bilaterales entre la Unión Europea y el país que acoge el grueso de la mayor selva tropical del mundo.
Los fondos bloqueados por el Ministerio de Economía eran 60 millones de reales (11 millones de dólares, 9 millones de euros) destinados al Ibama, la agencia encargada de la fiscalización medioambiental, y al Instituto Chico Mendes (ICMbio) cuya misión es preservar la rica biodiversidad brasileña. Desde que Jair Bolsonaro llegó al Gobierno, en 2019, ambos organismos han sido sistemáticamente debilitados con recortes presupuestarios y de personal. Las multas por delitos ambientales se han desplomado mientras aumentan las alertas de deforestación.
Para World Wild Fund (WWF) la decisión “refuerza el mensaje que viene emitiendo el Gobierno de que los crímenes no serán castigados, es decir, que compensan”. La ONG asegura también en una nota que a estas alturas del año el Ibama solo ha gastado el 19% de su presupuesto para prevenir y controlar incendios
El fin de la fiscalización medioambiental ha aflorado, una vez más, las tensiones existentes en el seno del Gabinete. El vicepresidente, el general Hamilton Mourão, ha salido poco después a decir que “el ministro (de Medio Ambiente) se ha precipitado. El Gobierno busca recursos para el auxilio (de emergencia). Y cada ministerio hace su contribución”. Mourão, que preside el Consejo de la Amazonia Legal y es la cara amable del Gobierno de cara al exterior, se refiere aparentemente a que cada una de las carteras está viendo por dónde recortar para mantener la renta básica del coronavirus que ha dado impulso político a Bolsonaro en las últimas semanas. Vence este mes y las autoridades buscan dinero para prorrogarlo.
La amenaza de Medio Ambiente no afectaba a la operación militar desplegada por el Gobierno en mayo en la Amazonia para combatir los incendios, para evitar o minimizar en la medida de lo posible una crisis diplomática como la del año pasado. Pero las tareas que desempeñan los soldados son de apoyo a los dos organismos que pueden quedar paralizados a partir del lunes. Mientras, el Pantanal, otro valioso bioma brasileño, ha registrado en lo que va de año el doble de focos de fuego que el año pasado.
Medio Ambiente ha detallado que una eventual paralización hubiese supuesto desmovilizar a 77 fiscales, 48 vehículos y dos helicópteros del Ibama que combaten la deforestación y a más de 300 fiscales, casi 500 brigadistas y 10 aeronaves que combaten los incendios, que ahora están en su punto culminante.
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