La segunda matanza de jóvenes en una semana enluta y escandaliza a Colombia
Ocho estudiantes fueron asesinados este sábado en Nariño, cuatro días después de que cinco adolescentes fueran degollados en Cali
Colombia despertó de nuevo con la noticia de una nueva masacre que la devuelve al pasado cuando los grupos armados cometían asesinatos colectivos con impunidad. Ocho jóvenes de entre 17 y 26 años fueron asesinados a tiros en el municipio de Samaniego (Nariño), en el sur del país, la noche del sábado al domingo. Esta segunda matanza en pocos días, después de que cinco adolescentes fueran degollados en Cali, ha escandalizado a los colombianos. Según el gobernador de Nariño, Jhon Rojas, la incursión armada del sábado en una casa donde había una treintena de jóvenes dejó también varios heridos. “La presencia de grupos armados en Nariño viola el Derecho Internacional Humanitario y sume en el terror a la comunidad”, ha dicho el mandatario regional y ha agregado que en los últimos dos meses se han registrado más de 20 homicidios en Samaniego, un municipio de 49.000 habitantes históricamente afectado por la violencia.
El presidente, Iván Duque, ha condenado la matanza y ha anunciado el envío de Ejército y la Policía. “He ordenado a los generales Eduardo Zapateiro y Jorge Vargas que se desplacen a la zona. Vamos a llegar al fondo y dar con los autores de este crimen”, ha dicho. El jefe de Gobierno hizo un anuncio similar tras el asesinato del pasado martes de cinco adolescentes en Cali. Sus cuerpos fueron hallados con señales de tortura en un campo de caña de azúcar en una zona habitada por desplazados por la violencia.
En el caso de Samaniego, según testigos, treinta personas compartían un asado en una casa, a cinco minutos del pueblo, cuando llegó un grupo de encapuchados en una camioneta y dispararon con fusiles de manera indiscriminada. Cinco jóvenes fallecieron al instante, tres más fueron gravemente heridos y trasladados al hospital de Samaniego, donde murieron minutos después. También hay pruebas de que hubo más heridos pero, según la Gobernación, no se han podido contabilizar porque evitaron acudir -por miedo- a un centro médico. Las autoridades intentan determinar si el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la última guerrilla activa en Colombia, está detrás del ataque. Aunque este grupo ha hecho presencia histórica en Samaniego, no se descarta la participación de otras bandas armadas. Durante la pandemia, se han conocido panfletos amenazantes y castigos brutales contra la población civil que no permanezca en sus casas.
Por otro lado, la matanza ocurrida en Cali ha generado indignación y la exigencia pronta de justicia. “Nos duelen los hechos de ayer en Cali, donde jóvenes soñadores fueron víctimas de la violencia. A sus familias, nuestra solidaridad. Debemos rechazar la violencia e impulsar el antídoto de emprendimiento y creatividad para alejar a los muchachos de estas amenazas”, difundió Duque en sus redes sociales con la etiqueta #SemanaJoven. Un mensaje que generó críticas porque no ha sido precisamente una buena semana para los jóvenes y los niños: el lunes se conoció también el homicidio de dos estudiantes de 12 y 17 años, que fueron asesinados por paramilitares de las Autodefensas Gaitanistas cuando los menores se desplazaban por la zona rural de Cauca y Nariño para llevar la tarea escolar a su profesora.
“Pero también quiero hablarle al país con mucha claridad: Estos hechos están ocurriendo por el narcotráfico, por la presencia de grupos ilegales que quieren llenar de actividades ilícitas muchos lugares del territorio”, afirmó.
Cauca y Nariño son dos de las zonas más golpeadas por los grupos paramilitares, de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y por disidentes de las FARC, que se disputan las rutas del narcotráfico, así como el control territorial. Aprovechando la pandemia de la covid-19, estos grupos han impuesto normas estrictas a la población. Pero al mismo tiempo son dos regiones altamente militarizadas, por lo cual desde la sociedad civil se le pide al presidente Iván Duque que revise su respuesta militar ante las masacres que comienzan a repetirse. “¿Dónde está el Gobierno nacional? ¿Contemplando impávido cómo se expande peor que el coronavirus la pandemia de la matanza de jóvenes humildes? ¿Dónde está un plan para ofrecerles educación, empleo y oportunidades? ¿Dónde está el presidente más joven que haya tenido Colombia?”, ha tuiteado la alcaldesa de Bogotá, Claudia López.
Los asesinatos colectivos en Colombia han sido una dolorosa impronta de años. Según el Centro Nacional de Memoria Histórica, entre 1958 y el 2018 ocurrieron 4.210 masacres tanto a manos de los grupos paramilitares de derecha como de las guerrillas que causaron 24.447 víctimas mortales. Después del acuerdo de paz sellado entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC, hoy convertidas en partido político con representación parlamentaria, se esperaba que el Estado llegara a las zonas más afectadas. De acuerdo con la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, 2019 volvió a presentar la cifra más alta de masacres desde 2014. En el primer año del mandato de Iván Duque se perpetraron 36 masacres en las que murieron 133 personas. Mientras en lo que va de 2020, la ONU Derechos Humanos ha documentado 33 masacres y aún restan 7 por documentar. “También, venimos dando seguimiento a 97 asesinatos de personas defensoras de los derechos humanos, de los cuales a la fecha hemos documentado 45”, informó la ONU.
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