Biden contra Trump: qué dicen las encuestas sobre la carrera presidencial
El demócrata es el favorito de sondeos y expertos, pero el republicano conserva una opción entre cuatro de ser reelegido
Arrancamos un seguimiento con datos de la carrera electoral en EE UU, antes de la convención demócrata y una vez que se conocen los candidatos a presidente y vicepresidente de los dos partidos
El demócrata Joe Biden es el favorito de las encuestas, los expertos y las apuestas, pero basta pensar en 2016 para recordar una obviedad: ser el favorito no te asegura ganar una elección presidencial.
Los favoritismos, además, se mueven. Donald Trump empezó 2020 con la historia de su lado. Era un presidente que buscaba la reelección con la economía creciendo, que ha sido una situación tradicionalmente favorable. Pero esa ventaja se esfumó con una pandemia que está matando 1.000 estadounidenses al día y que ha provocado una crisis económica de consecuencias imprevisibles. Trump se mantuvo delante en los pronósticos hasta marzo, cuando el virus comenzó su expansión y las primarias demócratas se decantaron por Biden, que posiblemente era el rival que más temía. Cuatro meses después, el candidato demócrata lidera las encuestas con seis o siete puntos sobre Trump.
El margen de Biden es considerable, pero no definitivo. Primero, porque faltan tres meses hasta las elecciones (pasan cosas). Segundo, porque una votación es incierta incluso el último día (hay sorpresas). Y tercero, porque 2020 no es un año normal. No existen gurús ni algoritmos que sepan realmente quién va a ganar, pero tampoco tenemos que caer en el extremo de creer que las elecciones son absolutamente impredecibles. El equilibrio está en pensar en probabilidades.
Y en ese sentido, ¿qué sabemos de estas elecciones? Existen al menos cinco fuentes de pronósticos útiles y que se actualizan casi cada día.
La predicción en la que más confío dice que Biden tiene un 72% de probabilidades de ganar y Trump un 28%. Ese es el pronóstico del modelo matemático basado en encuestas de FiveThirtyEight, que elabora desde hace una década el estadístico Nate Silver. Un modelo similar del semanario The Economist, que además de sondeos da mucho peso a variables económicas, eleva las opciones de Biden hasta el 88%. En cambio, los apostadores le dan un 60% a Biden y un 40% a Trump, dejando la votación casi en un duelo a cara o cruz.
Por último, este año la empresa Good Judgement está publicando las predicciones de sus expertos, los “superpronosticadores” de las investigaciones de Philip Tetlock y Barbara Mellers, que han ido subiendo las opciones demócratas del 40% en febrero hasta el 79% actual. Es el otro pronóstico que más valoro.
Pongamos que Biden tiene un 75% de opciones de ganar y Trump un 25%. ¿Qué significa eso exactamente? La victoria por sorpresa de Trump en 2016 produjo un debate sobre cómo comunicar mejor las probabilidades. Un debate creo que exagerado. Es verdad que de un vistazo la ventaja de Biden parece grande: ¡Tiene el triple de posibilidades! Pero uno ve en seguida que no es para tanto. Trump tiene una opción entre cuatro de ganar, que es más o menos la misma que tiene Leo Messi de fallar un penalti con el Barcelona. A veces ocurre y los aficionados lo saben. Las personas entendemos las probabilidades cuando nos importan. Y, desde luego, si nos va la vida en ello: por eso nadie juega a la ruleta rusa con un revólver cargado diciendo que un 16% le parece poco.
También es una falacia decir que los porcentajes son inútiles porque “puede pasar cualquier cosa”. Es como decir que da igual si el penalti lo tira Messi o lo tiras tú, que igual lo metes también. Tampoco es irrelevante darle a Trump un 25% de opciones o solo un 1%, aunque Biden sea tu favorito. ¿Cómo de útil hubiese sido saber la noche antes del Brexit que el Reino Unido podía realmente abandonar la UE? Que el futuro te sorprenda menos que a la mayoría vale dinero.
A partir de ahora la carrera de Trump es contra el reloj. Es lo que dicen estos números. Si llega el 3 de noviembre y las encuestas siguen dándole seis o siete puntos de ventaja a Biden, sus opciones serán mínimas. Según el modelo de FiveThirtyEight, con esa ventaja y una votación que fuese mañana, la probabilidad de que las encuestas se equivoquen y gane Trump son apenas del 10%.
Trump necesita que pasen cosas. Y por supuesto pueden pasar. Es fácil pensar en un universo donde el presidente anuncia una vacuna, remonta dos o tres puntos, la carrera pierde interés porque Biden es aún favorito, los jóvenes se desmovilizan, la epidemia hace bajar la participación a mínimos históricos y Trump es reelegido (aunque pierde el voto popular). Pero también puede no pasar nada especial, o pasar todo lo contrario: que Biden se luzca en los debates, la economía empeore y Trump sea arrasado. A posteriori será fácil contar la historia de estas elecciones. Está en nuestra naturaleza, como decía el psicólogo Amos Tversky: “La gente predice muy poco y lo explica todo”. Predecimos inventando historias, añadía. Es inevitable hacerlo, pero puedes intentar un experimento: en lugar de elegir tu narración favorita, lo que te parece más probable que ocurra de aquí a noviembre, intenta pensar en media docena de escenarios. De golpe el futuro se ve más incierto, borroso. De todos esos universos posibles, te preguntas, ¿cuál será el mío?
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