Paramilitares, falsos testigos y sobornos
Informes judiciales a los que ha tenido acceso EL PAÍS describen la relación entre el expresidente colombiano Álvaro Uribe y su abogado en la búsqueda de testimonios
La detención preventiva del expresidente colombiano Álvaro Uribe Vélez decretada el pasado martes por la Corte Suprema de Justicia del país andino es la última decisión de una larga investigación que se originó en 2012, dos años después de que dejara el poder. El caso es una maraña en la que se mezclan paramilitares, las sombras de coacciones y falsos testimonios. Y sus consecuencias han provocado un terremoto político. Si el fondo de las acusaciones iniciales era la supuesta relación del exmandatario con grupos de autodefensas, la razón que llevó a los jueces a decretar por unanimidad una medida cautelar de arresto domiciliario es la sospecha de manipulación de testigos.
El jefe de la Sala Especial de Instrucción, Héctor Javier Alarcón Granobles, lo calificó de “presunto determinador de delitos de sobornos a testigos en actuación penal y fraude procesal”. El jueves, el tribunal dispuso la misma medida contra el abogado de Uribe, Diego Cadena, quien fue contratado para desmontar los señalamientos del senador izquierdista Iván Cepeda. La Corte tomó una decisión arriesgada, sin precedentes en Colombia, que se enfrenta a las resistencias de una parte de la sociedad, convencida de que existe una persecución, y a los reparos del actual presidente, Iván Duque, que defiende la inocencia de Uribe. La justicia tendrá que establecer su grado de implicación en la estrategia de defensa. ¿Qué sabía el expresidente?
EL PAÍS ha tenido acceso a informes e interceptaciones telefónicas de la Fiscalía General, incorporados al sumario del caso, que muestran el interés del actual senador y jefe del partido de Gobierno, el Centro Democrático, en cada paso de la investigación, la búsqueda de testigos, sus reacciones y disposición a colaborar. Las comunicaciones entre el político y su abogado son constantes. Cadena habla abiertamente de una declaración manuscrita que él mismo redactó y registró como prueba y pide ayuda a Uribe para que interceda personalmente ante un posible testigo con el que se reunió en Miami. Ambos comparten su preocupación por las indagaciones de una magistrada auxiliar del tribunal. En definitiva, concluyen los investigadores, “Diego Cadena se comunica con el señor Álvaro Uribe Vélez en varias oportunidades, a quien le informa cada acción que adelanta frente al caso objeto de investigación”.
Estas conversaciones se remontan al primer semestre de 2018, cuando la contienda judicial entre el exmandatario y Cepeda dio un giro. La Corte comenzó entonces a ahondar en la actuación de Uribe y en la presunta contaminación de pruebas. Y hoy la Sala de Instrucción esgrime precisamente los “posibles riesgos de obstrucción de la justicia” para argumentar la detención cautelar. El despacho del actual abogado de Uribe, Jaime Granados, rechaza esa medida y pide al tribunal que levante el secreto de sumario. “El país debe saber que el presidente Uribe no le pidió a nadie que sobornara a ningún testigo, ni dio instrucción alguna para que se consiguieran testigos”, señaló Granados.
En el caso hay dos testigos determinantes, los antiguos paramilitares Juan Guillermo Monsalve y Carlos Enrique Vélez. Ambos en la cárcel, declararon ante el juez que fueron presionados con ofrecimientos para modificar las versiones que vinculaban al exmandatario, que gobernó entre 2002 y 2010, y a su hermano Santiago a la creación, en los años noventa, de un bloque de las autodefensas en una hacienda familiar. En una comunicación entre Cadena y su cliente, el 9 de abril de 2018, queda reflejada la inquietud de ambos por el hecho de que Monsalve ya no esté tan dispuesto a cambiar su testimonio.
“Debemos persistir”
-Cadena: Mire las incoherencias, el tipo cuando yo lo entrevisto por petición de él llega y me dice “doctor Cadena, yo estoy muy preocupado porque aquí en la Picota [la cárcel de Bogotá] se filtró que yo iba a retractarme y tengo temor por mi vida”. Se acuerda de que él estaba pidiendo la seguridad que le íbamos a hacer en la petición formal a la Corte.
-Uribe: Por supuesto.
-Cadena: Y ahora están saliendo con otra cosa. Presidente, debemos persistir sin que la Corte vaya a decir que es manipulación….
La relación entre el abogado y Monsalve se convirtió en una especie de asesoramiento jurídico gratuito para lograr mayor seguridad en prisión. Sin embargo, Uribe no parece estar convencido y afirma: “Hay que pensar muy bien porque ese tipo es muy peligroso”. El letrado cree que el testigo dio un paso atrás debido a la influencia ejercida por su esposa. Según su relato, ella le pidió claramente algo a cambio, algún compromiso o garantía sin especificar. Entonces el expresidente zanja: “Era una trampa ahí del fiscal y de la Corte Suprema”.
Los intentos de recabar una declaración provechosa de Monsalve llevaron a Cadena a establecer contactos también con su compañero de celda, Enrique Pardo. En una conversación telefónica entre ambos, el abogado se desahoga con él. “No sé… aquí no hay nada oscuro, no hay nada ilegal, lo hemos hablado públicamente. Al presidente le he dicho las cosas con transparencia, le he pedido autorización para lo más mínimo, lo que pasa que esta gente juega con las dos piernas”, afirma el letrado. Las interceptaciones ordenadas por la justicia documentan una microgestión de la información por parte de Uribe, que muestra incluso interés por los rasgos o el carácter de los testigos.
Casi dos meses más tarde, el 2 de junio de 2018, a las puertas de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, se registra una llamada clave. “Ojo con esto de Carlos Enrique Vélez”, advierte el político. Ese testigo acababa de recibir la visita de una magistrada auxiliar de la Corte Suprema, Sandra Yepes. Entonces el letrado le explica que le había redactado una carta.
“Yo le tomé toda la declaración, él la firmó”
-Cadena: Yo le fui a tomar una declaración y me dijo: “Mire, yo escribo muy feo, yo soy una persona sin educación, ayúdeme usted a redactar el documento”. Yo le tomé toda la declaración, él la firmó y fueron con ese documento a decirle ¿esto lo hizo Diego Cadena?
-Uribe: Y eso es normal.
-Cadena: Presidente, regularmente la corte opera de lunes a viernes por eso le dije yo en el mensaje que hoy sábado la corte estaba visitando a este señor.
-Uribe: Pueden estar en qué.
-Cadena: Presidente, están buscando pruebas, pero están trabajando demasiado rápido…
El exmandatario sugiere, poco después, que el hecho en sí de haber redactado esa carta podría ser un problema, pero Cadena lo minimiza: “No pasa absolutamente nada, presidente, es lo mismo que hacerla en un computador y que él la haga firmar, no se preocupe, igual él ratificó que era su firma y su huella y posteriormente a esa carta, a esa declaración, él envió dos más de su puño y de su letra”. El abogado manifiesta también que en este tipo de procesos “se debe atacar la prueba”. “Esto no es de jurisprudencia, esto es de atacar la prueba, cómo desacredita uno [a] una persona que lo señala, vamos a demostrar de que esto no es así, con otras pruebas”. Sin embargo, semanas después, el 23 de junio, Uribe le traslada al abogado que su asesor parlamentario, Fabián Rojas, “está muy preocupado” por esa carta. Y aprovecha, además, para pedirle que tome acciones legales en contra de uno de los periodistas que más lo han investigado, Daniel Coronell, presidente de Univisión: “Hay que proceder… con ese tipo muy drásticamente”.
“Ya me pongo en eso, doctor Diego”
La gestión de los testigos del caso se realizó en varias ciudades colombianas, pero el político y Cadena hicieron intentos también en Estados Unidos. “Yo ya tengo los teléfonos de este hombre, se los voy a mandar, y él tiene los suyos. Quién es la persona, la persona es una persona que vive en Estados Unidos, es residente americano, por alguna razón habla con este hombre allá […] ese coordina con usted para poder ir donde el otro”, le transmite Uribe a Cadena en una llamada. Los investigadores creen posible que ese “otro” puede ser Juan Carlos Sierra, Tuso, exparamilitar que fue extraditado a ese país y ha cumplido condena.
En este caso también, la participación directa del político es decisiva, según los informes de la Fiscalía. El letrado le pide un favor antes de viajar a Miami. “Quisiera que le diera una reforzada a esa reunión porque el señor con el que hablé, Juan Manuel, lo vi un poquito dudando referente al tema”.
-Uribe: Porque yo hablé con él el domingo, me parecería muy preocupante que él esté dudando, pero ya lo llamo.
-Cadena: Como cosa suya presidente, o envíele un mensaje…
-Uribe: Ya me pongo en eso, doctor Diego.
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