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El sueño de regresar a una Siria segura

Un estudio revela que el 75% de los refugiados del país árabe quiere volver a su país, pero no a un sistema opresor

Andrés Mourenza
Un grupo de refugiados en territorio turco, en su intento de cruzar la frontera hacia Grecia el pasado marzo.
Un grupo de refugiados en territorio turco, en su intento de cruzar la frontera hacia Grecia el pasado marzo.DIMITRIS TOSIDIS (EFE)

Adnan no se queja de su suerte. En 2014, huyó de la guerra en su país, Siria, y se instaló en Turquía. En comparación con otros compatriotas no le ha ido mal: regenta un restaurante de falafel en Estambul y, pese a las dificultades de la pandemia, asegura que el negocio “va bien, dentro de lo que cabe”. Pese a todo, le gustaría regresar a Damasco, donde creció. “Turquía está bien respecto a otros países, pero nada es igual que el hogar de uno, donde está la familia, los amigos, los recuerdos. La mayoría de mis compatriotas piensa igual, querrían volver a Siria”, afirma Adnan, de 30 años, que prefiere no dar el apellido. Lo mismo sugiere un estudio de la Asociación Siria para la Dignidad Ciudadana (SACD, en sus siglas en inglés): tres de cada cuatro refugiados y desplazados sirios regresarían a su hogar si las condiciones de seguridad fuesen las adecuadas.

Nueve años de guerra han provocado que más de 5,5 millones de sirios vivan ahora en el extranjero y que otros 6,2 millones hayan buscado refugio en otras zonas dentro del país. Es decir: casi la mitad de la población anterior a 2011 ha tenido que dejar su hogar por el conflicto. SACD, una organización vinculada a exiliados sirios, ha entrevistado a 1.100 refugiados residentes en Turquía, Líbano, Jordania, Egipto y varios países de la Unión Europea, así como a desplazados en zonas del noroeste de Siria bajo el control de grupos rebeldes. El 73% de los encuestados desearía regresar a su país, aunque el porcentaje se reduce al 45% entre los sirios que residen en la UE, que son, también, los que se sienten más arraigados en el lugar en el que viven ahora mucho más que aquellos que se asentaron en Turquía o Líbano.

Eso sí, para volver, todos los que están dispuestos a intentarlo citan como condición que mejore la situación de seguridad, no tanto en referencia a los combates que aún continúan en algunas zonas del país, como a la represión por parte del régimen. “La principal prioridad para casi tres cuartos de los participantes en el estudio (…) son las acciones del aparato de seguridad del Estado y la necesidad de reformarlo. A esto le siguen las condiciones políticas, el destino de los detenidos y la situación general de seguridad. La quinta prioridad está relacionada con la situación económica, citada por el 58% de los participantes”, señala el informe.

“Para el ser humano lo más importante es la seguridad, poder sentirse a salvo. Trabajar, ganar dinero... todo eso viene después. Y ahora, si regresáramos a Siria, no podríamos sentirnos seguros, porque nada ha cambiado respecto a antes de la guerra. El régimen [del presidente Bachar el Asad] continúa y tiene el apoyo de algunos países del Golfo, de China, de Rusia, de parte de Europa. Así que, de momento, no hay posibilidad de volver aunque queramos”, lamenta Adnan. Los refugiados que desean retornar a su país, deben firmar en las Embajadas sirias un documento de “reconciliación” en el que reconocen haber abandonado el país de manera ilegal y se comprometen a poner en orden los “asuntos de seguridad” pendientes, lo que la SACD considera que puede ser utilizado posteriormente por el régimen para ejercer presión sobre los que vuelvan.

“El número de los sirios retornados en los últimos cuatro años desde los países vecinos a Siria es minúsculo: 230.418”, afirma Omar Kadkoy, investigador sirio del centro de estudios turco TEPAV. Y eso, pese a que las condiciones de los refugiados en estos países han empeorado. Por ejemplo, en Turquía el número de sirios que han perdido el trabajo por el impacto de la covid-19 es cuatro veces superior al de turcos, y el sentimiento antisirio lleva años creciendo en el país euroasiático por la utilización demagógica que hacen del tema algunos partidos. “Pese a las dificultades económicas y los riesgos sanitarios, permanecer en el país que los ha acogido es más seguro que regresar [a Siria] a donde pueden hacerte desaparecer”, dice Kadkoy, y subraya que para que se produzca un retorno de los refugiados “es imprescindible poner fin a la persecución, proteger las propiedades y salvaguardar los derechos” de todos los que se fueron.

Traumas

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Sin embargo, hay una cantidad nada desdeñable de refugiados (en torno a una cuarta parte) que en ningún caso regresará a Siria, ni siquiera aunque las condiciones mejoren. La principal razón de ello, según el estudio de la SACD, son los traumas sufridos. “No quiero regresar al lugar donde mi marido fue ejecutado delante de mí. No [regresaré] adonde mis hijos y yo sufrimos opresión. No puedo vivir allí de nuevo”, explica Zahraa, una refugiada citada en el informe. Otro grupo para el que no hay vuelta atrás es el de los que han rehecho sus vidas en el extranjero, especialmente familias con hijos en edad escolar integrados en el sistema educativo de su país de residencia o licenciados universitarios con buenos trabajos, apunta Kadkoy.

Es el caso de Bassel, un joven de 31 años al que entrevistó este periódico hace cuatro años. Tras rehacer su vida en Estambul, ahora ha logrado un permiso de residencia en España. Cuando se le pregunta por su futuro, responde: “¿Regresar a Siria? Quizás de visita, pero para vivir... ¡de ninguna manera!”. Es parte de esa generación de jóvenes instruidos que Siria ha perdido para siempre.

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