Biden promete 30.000 millones de dólares para ayudar a las minorías a prosperar económicamente
El candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos presenta su plan para combatir la injusticia racial, el cuarto y último pilar de un proyecto económico que busca el contraste con el de Trump
En medio de la crisis económica y la movilización por la justicia racial que agitan Estados Unidos, el ex vicepresidente demócrata Joe Biden, candidato a enfrentarse a Donald Trump en las elecciones de noviembre, anunció este martes un plan para invertir hasta 30.000 millones de dólares, el 10% del total de la inversión que ha prometido para el conjunto de sus planes económicos, en ayudar a las personas de color a superar las injusticias que lastran sus posibilidades de prosperar económicamente. El plan contempla la creación de un fondo de financiación para emprendedores negros, latinos o nativos americanos. Asimismo, incluye ayudas a la compra de viviendas y el compromiso de que la Administración federal triplicará, del 5% al 15%, el porcentaje de su contratación con pequeñas empresas en manos de personas social o económicamente desfavorecidas.
La propuesta, que ha detallado en un discurso este martes por la tarde, en su ciudad de Wilmington (Delaware), constituye el cuarto y último pilar del programa económico de su candidatura, que ha venido presentando a lo largo de este mes de julio. Los primeros tres pilares estuvieron dedicados a la industria, las energías limpias y lo que llamó la “economía de los cuidados”. Con este programa económico por capítulos, Biden apunta directamente a la que ha sido hasta hace poco la principal baza de su rival para la reelección, el buen desempeño de la economía, cuyo extraordinariamente largo ciclo expansivo la pandemia del coronavirus ha interrumpido de manera abrupta, descolocando a la campaña republicana a solo unos meses de las elecciones. Con nubarrones en el horizonte económico y la pandemia del coronavirus lejos de verse controlada, la ventaja de Biden sobre Trump sigue agrandándose en los sondeos.
“Ha demostrado que no puede vencer a la pandemia ni manteneros a salvo”, ha dicho Biden sobre el republicano al que aspira a desalojar de la Casa Blanca. “No puede dar la vuelta a la economía. Está decidido a avivar la división y el caos. No es bueno para el país, pero a Donald Trump no le importa. Su campaña está fracasando y él busca un salvavidas”.
Combatir el racismo sistémico, defiende Biden, es esencial para su proyecto económico. El que se convertirá en candidato oficial demócrata en la convención del partido del próximo mes de agosto busca así el contraste con un presidente Trump que se ha mantenido al margen de la movilización por la justicia racial que recorre el país desde la muerte del afroamericano George Floyd en mayo en manos de la policía, ante la que el inquilino de la Casa Blanca se ha limitado a defender la mano dura contra las protestas.
La triple crisis que atraviesa el país en los últimos meses, sanitaria, económica y social, ha significado un cambio evidente a la campaña de Biden. Quien disputó y ganó las primarias de su partido con un mensaje de vuelta a la normalidad, construido con promesas de reformas mucho menos espectaculares que las propuestas por algunos de sus rivales, ha acabado enarbolando una agenda reformista ostensiblemente más ambiciosa para hacer frente a los colosales desafíos a los que se enfrenta el país. A ello ha contribuido también el hecho de que, en su afán por concitar en torno a su proyecto la unidad de un partido lastrado por claras divisiones internas, ha optado por involucrar diversas voces en la elaboración de su programa, y en particular la de quien fue su principal rival izquierdista, el senador Bernie Sanders.
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