La Cámara de Representantes aprueba la retirada de las estatuas confederadas del Capitolio
Los legisladores abren un camino para reconocer la historia racista del país, tras la muerte del congresista afroamericano John Lewis
El debate sobre el racismo en Estados Unidos se ha elevado hasta llegar al Congreso. Este miércoles la Cámara de Representantes ha votado una iniciativa para retirar del Capitolio las estatuas de personajes que pertenecieron a la Confederación en el siglo XIX, aquellos que durante la guerra civil lucharon por mantener una visión esclavista y racista. Con 305 votos a favor y 113 en contra, los legisladores estadounidenses han puesto sobre la mesa la polémica discusión que todavía necesitará la aprobación del Senado y la firma del presidente Donald Trump. La propuesta llega una semana después de la muerte del congresista John Lewis, histórico defensor de los derechos civiles que protestó al lado de Martin Luther King.
Las figuras se encuentran en el Salón Nacional de las Estatuas, uno de los lugares más visitados por los turistas en la sede legislativa en Washington. Allí cada Estado mantiene dos estatuas de algún personaje histórico de su región. En la mira para su retirada están al menos una docena de efigies. Está, por ejemplo, la del juez del Supremo Roger B. Taney, que se pronunció en 1857 a favor de que los esclavos afroamericanos no pudieran ser considerados ciudadanos estadounidenses. Para su reemplazo, el Estado de Maryland ha considerado instalar la figura del juez Thurgood Marshall, el primer magistrado afroamericano en la Suprema Corte.
“Estos dolorosos símbolos de intolerancia y racismo no tienen cabida en nuestra sociedad, y ciertamente no deberían ser consagrados en el Capitolio. Ya es hora de que terminemos con la glorificación de los hombres que traicionaron a Estados Unidos en un esfuerzo concertado para mantener a los afroamericanos encadenados”, dijo la legisladora Barbara Lee, demócrata de California, durante el debate. A la propuesta se sumaron también 72 legisladores conservadores del Partido Republicano que se han manifestado en favor de la medida como un reconocimiento de la historia y un paso hacia la reconciliación.
Algunos legisladores han propuesto que las estatuas sean devueltas a sus Estados y reubicadas en museos donde se explique adecuadamente el contexto histórico de estos personajes. La líder de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, se encuentra promoviendo que además de la retirada de las figuras de los confederados, estas sean reemplazadas por las de mujeres relevantes en la historia de Estados Unidos. En 2013, Pelosi consiguió la instalación en el Capitolio de una estatua de Rosa Parks, la activista afroamericana que en 1955 se negó a ceder su asiento a un pasajero de piel blanca.
La semana pasada el Pentágono prohibió el despliegue de las banderas confederadas en sus instalaciones. La nueva regla ha supuesto una brecha entre la institución y el presidente Trump, ya que el mandatario defiende la exhibición de estos símbolos como un acto de libertad de expresión. La retirada de las estatuas ocurre también tras una ola de protestas contra el racismo en todo el país, que comenzaron en mayo tras la muerte –a manos de la policía– de George Floyd, un hombre afroamericano. Algunos miembros del movimiento también han organizado el derribo de algunas estatuas de personajes que pertenecieron a la Confederación en diferentes ciudades del país.
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