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El Pentágono se desmarca de Trump y prohíbe las banderas confederadas en todas sus instalaciones

El secretario de Defensa de EE UU rechaza los "símbolos divisivos" tras la ola de protestas contra el racismo

El jefe del Pentágono, Mark Esper, en una reunión informativa el pasado día 10 en Doral, en Florida.Foto: AFP | VIDEO: EPV
Amanda Mars

La catarsis que vive Estados Unidos en torno al racismo que ha marcado su historia ha sacudido también al Pentágono. El secretario de Defensa, Mark Esper, ha publicado este viernes unas nuevas directrices que, de facto, prohíben la bandera de batalla de la América confederada en sus instalaciones. Se conoce como Confederación o Estados Confederados de América al grupo de once Estados sureños que en la guerra civil lucharon por el mantenimiento de la esclavitud y que entre 1861 y 1865 se erigieron en un Gobierno alternativo no reconocido, por eso al conflicto que mantuvieron con el norte se conoce también como Guerra de Secesión. Este julio de 2020, tras una ola de movilizaciones contra el racismo que no se veía en al menos medio siglo, las bases militares se disponen a enterrar ese símbolo.

“Las banderas que icemos deben concordar con los imperativos militares de buen orden y disciplina, tratando a todo el mundo con dignidad y respeto, y rechazando los símbolos divisivos”, señala el jefe del Pentágono en el memorando explicativo de este nuevo marco. Esper no menciona la bandera confederada en las normas, ni lo hizo en su declaración, pero la excluye de las permitidas.

La medida abre un potencial nuevo frente entre Esper y Donald Trump. El presidente ha defendido la exhibición de la bandera confederada como ejercicio de libertad de expresión y ha rechazado el movimiento de protesta contra los monumentos a las figuras de la América esclavista o colonial, convirtiéndolo, de hecho, en una nueva bandera electoral de cara a las presidenciales de noviembre. Así lo mostró en su acalorado discurso en la víspera del 4 de julio, Día de la Independencia, en el simbólico monte Rushmore, en el Estado de Dakota del Norte. Horas después de hacerse pública la nueva directriz, no obstante, el republicano no se había pronunciado al respecto.

Hace unas semanas sí amenazó con vetar el presupuesto para Defensa si el proyecto de ley que apruebe el Congreso incluye una enmienda que obligue al Pentágono a rebautizar las bases nombradas en homenaje a nombres de líderes militares de la Confederación. Existen hoy una decena de centros bajo el nombre militares confederados, como el general Robert E. Lee o como Braxton Bragg. El Comité de Servicios Armados del Senado, de mayoría republicana, había aprobado una enmienda propuesta por la senadora demócrata Elizabeth Warren que pedía borrar de cualquier edificio, instalación o arma los nombres de los confederados.

Que un comité de mayoría republicana acepte esa proposición da cuenta de la reflexión nacional que se ha abierto sobre cómo el país se ha enfrentado al problema del racismo hasta ahora. La muerte del negro George Floyd el pasado 25 de mayo en una brutal detención policial desató una oleada de manifestaciones dentro y fuera de Estados Unidos que trascendieron al hecho en sí. El jefe del Pentágono se desmarcó llamativamente del mandatario hace unas semanas y rechazó la idea de recurrir al Ejército para sofocar la deriva violenta de las protestas contra el racismo. Ahora vuelve a distanciarse.

“Las banderas son símbolos poderosos, particularmente en la comunidad militar, para la que encarnan una misión común, historias comunes y el especial y eterno vínculo entre combatientes”, reflexiona Esper en su nota de este viernes. “Como el juez del Tribunal Supremo John Paul Stevens, un veterano de la Segunda Guerra Mundial, escribió una vez sobre la bandera de Estados Unidos: “Es un símbolo de libertad, de igualdad de oportunidades, de tolerancia y de buena voluntad para otras personas que comparten nuestras aspiraciones”, añade.

Además de la bandera de barras y estrellas, las directrices de Esper autorizan otras, como las de los Estados y el Distrito de Columbia (que es el que acoge la ciudad de Washington), las propias del cuerpo militar, otras civiles aprobadas por el Senado o las de organizaciones internacionales de las que EE UU forme parte, como por ejemplo, la OTAN.

El Departamento de Defensa ha evitado deliberadamente usar la palabra ‘prohibir’ para evitar batallas sobre la libertad de expresión en los tribunales. Aunque el huracán provocado por el caso Floyd ha revigorizado muchas reivindicaciones, el debate sobre la bandera de batalla de la Confederación ya estaba sobre la mesa en el Ejército. En abril, el general al frente del Cuerpo de Marines, David Berger, ya anunció que la vetaría en sus bases, aunque el rechazo radical de Trump en el caso de los nombres de las bases dejó este asunto en el aire.

Con las protestas, un bastión tan conservador como Misisipi ha decidido también eliminar el símbolo de la Confederación que seguía formando parte de su bandera. El gobernador, Tate Reeves, firmó la ley con esta reflexión. “Una bandera es un símbolo de nuestro presente, de nuestra gente y de nuestro futuro”, dijo, y abogó por encontrar una insignia “que sea un mejor emblema para todo Misisipi”. En las últimas semanas también estatuas de la América esclavista o que evocan el pasado colonial han sido o bien derribadas por manifestantes o bien retiradas formalmente por autoridades locales en todo el país.

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Sobre la firma

Amanda Mars
Directora de CincoDías y subdirectora de información económica de El País. Ligada a El País desde 2006, empezó en la delegación de Barcelona y fue redactora y subjefa de la sección de Economía en Madrid, así como corresponsal en Nueva York y Washington (2015-2022). Antes, trabajó en La Gaceta de los Negocios y en la agencia Europa Press

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