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Un juez brasileño advierte a Bolsonaro de que le multará si aparece sin mascarilla en público

El mandatario insiste en saltarse las normas contra el coronavirus aunque el país supera el millón de contagios y las 51.000 muertes

Naiara Galarraga Gortázar
El presidente Bolsonaro, este lunes en Brasilia durante un acto con un perro policía y varios agentes.
El presidente Bolsonaro, este lunes en Brasilia durante un acto con un perro policía y varios agentes.Marcos Correa (Europa Press)

Si el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, insiste en pasearse en público sin mascarilla protectora incumpliendo la normativa vigente se arriesga a una multa de 2.000 reales diarios (390 dólares, 340 euros), según una decisión judicial que ha trascendido este martes. El juez del Distrito Federal, donde se ubica la capital, Brasilia, sostiene en su fallo que el mandatario debe usar la protección en lugares públicos para salvaguardar su propia salud y por su papel institucional como líder del poder Ejecutivo.

El mandatario se ha destacado en esta crisis sanitaria de la mayoría de los dirigentes mundiales por su empeño en minusvalorar el impacto sanitario de la pandemia y por hacer una activa campaña en contra de las cuarentenas, que en Brasil ha impuesto la mayoría de los gobernadores. Brasil ha superado los 1,1 millones de contagios y las 51.000 muertes, según el balance de este lunes.

Aunque las mascarillas son obligatorias en los espacios públicos del DF y de buena parte de los Estados brasileños, en los últimos tres meses es habitual ver al presidente Bolsonaro sin cubrebocas incluso en actos con público. Son numerosas las ocasiones en que ha estrechado manos o se ha hecho selfies con seguidores de todas las edades en actos bolsonaristas, contraviniendo las recomendaciones más básicas, aunque en las últimas semanas utiliza mascarilla más frecuentemente que al principio de la pandemia.

El ultraderechista actúa en consonancia con su convencimiento de que la crisis económica derivada de la covid-19 va a ser mucho más letal que la sanitaria. A eso obedece su insistencia en desvincularse de las cuarentenas a las que culpa de la grave crisis económica que ya ha destruido millones de empleos y cuyo impacto intenta mitigar con una especie de ayuda de emergencia que han cobrado durante un trimestre casi 60 millones de personas que se quedaron sin ingresos.

El juez también ha obligado a los miles de funcionarios gubernamentales a que lleven mascarilla cuando estén de servicio, bajo amenaza de multa de 20.000 reales, y al Gobierno del Distrito Federal, a fiscalizar el cumplimiento de la norma. El control en Brasil no es tan estricto como en otros países, ni es habitual que se impongan sanciones económicas.

Brasil es ahora mismo el segundo país del mundo con más casos y fallecimientos, por detrás solamente de Estados Unidos, pero con la diferencia de que, como hace muchos menos test que su vecino del norte, la imagen que tiene de la pandemia es mucho más borrosa.

A modo de comparación, mientras EEUU hace ahora casi medio millón de test diarios, según la base de datos Our World in Data, Brasil ha realizado desde que empezó la pandemia solo 1,4 millones de análisis PCR (los más fiables), según el último dato facilitado por el Ministerio de Salud. Esas cifras le colocan muy por detrás de otros países superpoblados como India o Rusia, que con tasas mayores de análisis y menos afectados. El Gobierno federal brasileño ha distribuido más test entre los estados pero los volúmenes que maneja son modestos, 3,7 millones de test PCR, que viene a ser los que hace EEUU en una semana. También ha repartido otros 7,5 millones de test rápidos.

Incluso la Organización Mundial de la Salud (OMS) recalcó este lunes que el gigante sudamericano todavía realiza una cifra notablemente baja de análisis en proporción a su población, 210 millones de habitantes. El jefe de emergencias de la OMS, Michael Ryan, expresó en el lenguaje diplomático de los organismos internacionales las consecuencias que tiene: “Probablemente hay más casos de los que se reportan”, afirmó al comparecer en Ginebra. El biólogo y youtuber Atila Iamarino advertía el fin de semana, justo cuando Brasil alcanzó el millón de contagios, que probablemente esa cifra fue alcanzada a principios de mayo.

El fallo judicial es en respuesta a la demanda presentada por un abogado. La Abogacía General de la Unión informa de que intentará revertir la medida cautelar en aras de “la independencia y la armonía entre los poderes”. El presidente tiene una intensa guerra abierta contra el Tribunal Supremo, un duelo que encarna la extremista Sara Winter, que fue fundadora de Femen, convertida en defensora del mandatario.

Brasil, uno de los epicentros actuales de la pandemia, es también desde el pasado fin de semana escenario de un ensayo clínico para una vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford, según informa la Fundación Lemann, que patrocina la iniciativa. El plan es reclutar en São Paulo a unos mil trabajadores sanitarios que estén en la primera línea del combate contra el virus que no hayan padecido la enfermedad. La investigadora principal del estudio, la doctora Lily Yin Weckx, destacó a principios de mes, al presentar el proyecto, la importancia de hacer el ensayo “cuando la curva epidemiológica es aún ascendente y los resultados podrán ser más asertivos”. Una segunda vacuna, que desarrolla un laboratorio chino, también será testada en Brasil, según los planes anunciados por las autoridades estatales. Ese segundo ensayo clínico comenzará el mes que viene.

Información sobre el coronavirus

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Sobre la firma

Naiara Galarraga Gortázar
Es corresponsal de EL PAÍS en Brasil. Antes fue subjefa de la sección de Internacional, corresponsal de Migraciones, y enviada especial. Trabajó en las redacciones de Madrid, Bilbao y México. En un intervalo de su carrera en el diario, fue corresponsal en Jerusalén para Cuatro/CNN+. Es licenciada y máster en Periodismo (EL PAÍS/UAM).

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