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Israel se asoma a unas nuevas elecciones ante el bloqueo político entre Gantz y Netanyahu

El líder centrista agota el plazo que le concedió el presidente israelí para un Gobierno de coalición

Juan Carlos Sanz
Carteles de Benny Gantz y Benjamín Netanyahu en la campaña electoral de marzo.
Carteles de Benny Gantz y Benjamín Netanyahu en la campaña electoral de marzo.Oded Balilty (AP)

La emergencia sanitaria global por el coronavirus coincide con una crisis política sin apenas precedentes en Israel. El conservador Benjamín Netanyahu, primer ministro en funciones, y el centrista Benny Gantz, presidente de la Kneset (Parlamento), se reunieron en la noche del miércoles en un intento de pactar contra reloj un Gabinete de coalición. A medianoche expiró el último plazo concedido por el presidente de Israel, Reuven Rivlin, para que ambos le presentaran un acuerdo de Gobierno de unidad frente a la pandemia. El fracaso de la candidatura de Gantz abre la vía legal que conduce a otras elecciones: las cuartas en poco más de un año. En la mañana del jueves, Rivlin traspasó a la Kneset el mandato de sortear el bloqueo, en una cuenta atrás de 21 días antes de la nueva convocatoria electoral.

Tras 16 meses de Ejecutivo en funciones y de tres comicios legislativos con resultados no concluyentes –los últimos celebrados el 2 de marzo–, a la prolongada crisis política se suma la paralización de la economía israelí –con una tasa de paro que se ha disparado desde el 4% en febrero al 25% en marzo– derivada de las medidas de contención de la propagación del coronavirus. El presidente Rivlin había concedido el lunes un periodo de gracia de 48 horas a Netanyahu y a Gantz para alcanzar un entendimiento, tras vencer inicialmente el plazo dado cuatro semanas atrás al líder centrista. En un desenlace no exento de dramatismo, Gantz reclamó un Gobierno de emergencia nacional y el primer ministro le invitó in extremis a su residencia oficial para reanudar las negociaciones del pacto de coalición, que habían quedado en suspenso la semana anterior.

Los equipos negociadores se reunieron de nuevo en la mañana del martes. A pesar de los avances, las conversaciones se vieron interrumpidas al anochecer por el inicio de la última festividad de la Pascua judía, que ha concluido con el ocaso del miércoles. Entonces comenzó una cuenta atrás final de apenas tres horas, en la que ambos líderes trataron de superar los últimos escollos. La Presidencia de Israel constató este jueves que no se había alcanzado un principio de acuerdo. “Ninguno de los candidatos cuenta con mayoría suficiente en la Kneset para asegurarse la investidura (...) después de tres campañas electorales consecutivas”, advirtió Rivlin, quien declinó ceder el testigo a Netanyahu para que tratase de revalidar su puesto al frente del Gobierno.

El presidente israelí decidió trasladar el mandato de formar Gobierno al Parlamento, por un último periodo negociador de 21 días y sin candidato preestablecido, tal y como marca las ley fundamental del Gobierno. Se trata de una opción arriesgada, ya que si el Legislativo fracasa a la hora de designar candidato a primer ministro –como ocurrió el pasado otoño después de la segunda ronda electoral–, la convocatoria de nuevos comicios quedará automáticamente fijada para este verano. Los equipos negociadores de ambos líderes han anunciado que seguirán buscando un entendimiento durante este periodo.

La reforma del procedimiento de selección de los jueces del Tribunal Supremo, que resolverán en última instancia sobre los casos de corrupción en los que está formalmente acusado Netanyahu, y la anexión a Israel de las colonias judías y del valle del Jordán, en la Cisjordania palestina, se han presentado como obstáculos casi insalvables a la hora de lograr un acuerdo. Un portavoz del líder centrista dijo este jueves al portal informativo Times of Israel que “no se iba a permitir que Netanyahu transforme el pacto de coalición en un acuerdo de inmunidad” frente a sus acusaciones por fraude y soborno.

Gantz, un antiguo general del Ejército reconvertido en 2019 en líder de la oposición de centroizquierda, recibió el apoyo de 61 de los 120 diputados de la Kneset para obtener el encargo de formar Gobierno. Dejó de contar con respaldo parlamentario suficiente, sin embargo, tras el vuelco que supuso su inesperada oferta de coalición con Netanyahu para hacer frente a la pandemia de la covid-19. La alianza Azul y Blanco que había fundado junto con otros dirigentes de centro saltó por los aires y ahora solo cuenta en sus filas con 15 de los 33 diputados que obtuvo en las últimas legislativas.

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“Este es el momento de la verdad, afrontamos una dura guerra contra el coronavirus. La historia no nos perdonará si no alcanzamos un acuerdo”, enfatizó Gantz el lunes para justificar un giro político que ha sido interpretado como una capitulación ante el primer ministro. Su única alternativa ahora para llegar al poder es suscribir, antes de que se agote el plazo final de tres semanas, un pacto de coalición de tres años con el líder del Likud (sostenido por 59 escaños en la Kneset) para ocupar el segundo turno en la rotación en el puesto de primer ministro. Netanyahu sumaría así otros 18 meses a los 14 años que acumula en cuatros mandatos como jefe del Gobierno del Estado judío.

La incógnita que muchos analistas políticos tratan de desentrañar en la prensa hebrea es si Netanyahu tiene voluntad de pacto o solo está intentando ganar tiempo para forzar la convocatoria de las cuartas elecciones. Un sondeo de intención de voto difundido por el canal 12 de la televisión israelí prevé 40 escaños para el partido Likud del primer ministro, que junto con los de sus tradicionales aliados ultraortodoxos y de la extrema derecha sumaría mayoría absoluta. Los 19 diputados asignados en la encuesta electora a Azul y Blanco dejarían a Gantz sin la opción de aspirar a formar Gobierno.

Netanyahu parece estar sacando partido de la gestión de la crisis sanitaria, que dirige de forma personalista, acaparando la audiencia con sus comparecencias en horario estelar nocturno de las televisiones. El mismo estudio de opinión destacaba al inicio de esta semana que un 64% de los ciudadanos respaldan las acciones adoptadas por el Gobierno para hacer frente a la pandemia. El número de infectados por el coronavirus en el Estado hebreo superaba el miércoles los 12.500, de los que casi la mitad pertenecen a la comunidad ultraortodoxa judía, y la cifra de muertos se elevaba a 130.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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