Condenado un periodista en Marruecos a cuatro meses de prisión por criticar a un juez
El reportero reprendió en un tuit al juez que condenó con penas de hasta 20 años de cárcel a cuatro activistas del Rif
La justicia en Marruecos continúa su curso, aunque desde el lunes 16 de marzo las audiencias judiciales ya no son públicas para evitar contagios de coronavirus. Este martes se hizo pública una sentencia que ha suscitado las críticas de las organizaciones de derechos humanos más relevantes del país. El reportero marroquí Omar Radi, de 33 años, fue condenado por el tribunal de primera instancia de Aïn Sebaa a cuatro meses de prisión, en suspenso, por “afrenta” contra un juez que condenó con duras penas de cárcel a presos rifeños.
El juez había condenado con penas de hasta 20 años de prisión a cuatro activistas rifeños, entre ellos el símbolo de las protestas en Alhucemas, Nasser Zafzafi. Otros tres rifeños fueron condenados a 15 años y seis de ellos a 10 años. Radi publicó en abril de 2019 un tuit que decía: “Lahcen Talfi, juez del tribunal de apelación, verdugo de nuestros hermanos, acordémonos bien de él. En muchos regímenes, los pequeños brazos como él vienen a suplicar después diciendo que ‘ejecutaban órdenes’. ¡Ni olvido ni perdón para estos funcionarios sin dignidad!”.
La fiscalía marroquí lo denuncia por afrenta a un juez y Radi fue encarcelado el pasado diciembre de forma preventiva. Su privación de libertad provocó manifestaciones de activistas en varias ciudades promovidas por un comité de apoyo a Radi. Tras pasar cinco días en la cárcel, el periodista salió en libertad condicional y aguardaba la sentencia.
Este jueves, Radi se encontraba confinado en su casa de Casablanca a causa de la pandemia de coronavirus. Su abogado recurrirá la sentencia. En caso de que no prospere el recurso, tendrá que pasar cuatro meses en la cárcel.
Omar Radi indicó a este diario que no se esperaba una condena semejante. “Me esperaba la absolución o una multa”, indicó. También ha sido condenado a pagar el equivalente a 50 euros de multa. Cuando se le pregunta sobre la libertad de expresión en su país, comparada con la de hace unos años, responde: “Yo soy periodista desde 2008. La situación de la prensa se ha ido degradando a causa de la lucha encarnizada de las autoridades contra los medios y periodistas independientes; y a causa del incremento de muchos sitios digitales de información próximos al poder”. “La autocensura”, prosigue Radi, “ha ido ganando terreno y también la represión sobre los periodistas de investigación. Hay artículos que escribíamos fácilmente en 2008 y en 2010 que ahora serían casi imposibles de publicar”.
Durante las protestas de Alhucemas, entre finales de 2017 y el primer semestre de 2018, Omar Radi era uno de los pocos periodistas marroquíes independientes que viajaba a la ciudad rifeña para cubrir las manifestaciones. Siempre era seguido de cerca por la policía. Ahora, Radi continúa muy activo en las redes sociales. Esta semana, por ejemplo, escribió un tuit que decía: “Nabil Ahamjik, condena a 20 años de cárcel por reclamar un hospital durante el Hirak [Movimiento de protestas en el Rif], contribuye al fondo de lucha contra el virus que causa la enfermedad llamada Covid-19 con 1.000 dirhams (unos 100 euros), la suma que su familia le envía mensualmente a la cárcel”.
El juicio contra Omar Radi coincidió en el tiempo con la detención de más de una decena de usuarios de redes sociales como Facebook, Youtube o Twitter. La mayoría de ellos criticaron al rey, figura inviolable en la Constitución marroquí. Así, a finales de noviembre, un tribunal condenó en Tetuán a cuatro años de cárcel al youtuber Mohamed Sekaki, conocido como Mul Kaskita, tras difundir un vídeo donde llamaba “ignorantes” y “asnos” a los marroquíes que “ven sus derechos pisoteados sin decir ni pío”
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