Duque trata de rebajar la tensión con la ONU y anuncia un acuerdo de cooperación en Colombia
El presidente del país sudamericano asegura que no existe “ningún rechazo” a Naciones Unidas pese a las críticas de su Gobierno a dos informes sobre derechos humanos
El presidente colombiano, Iván Duque, viajó este lunes a Nueva York para reunirse con el secretario general de la ONU, António Guterres, y rebajar los desencuentros que afloraron hace una semana a cuenta de la situación de los derechos humanos en el país. La tensión entre el Gobierno, especialmente el ala más radical vinculada al expresidente Álvaro Uribe, y Naciones Unidas se disparó tras la publicación de dos informes que alertan del recrudecimiento de la violencia contra los líderes comunitarios y los altos índices de impunidad. Un sector de la extrema derecha hasta pidió la expulsión de la oficina de la Alta Comisionada de Derechos Humanos, Michelle Bachelet. En medio de este clima, Duque escenificó una normalización de las relaciones después de la cita con Guterres.
El mandatario y la ONU acordaron un protocolo de colaboración hasta 2023 para todas las agencias de la organización. Naciones Unidas tiene en Colombia tiene un papel determinante por los desafíos que afronta el país: de la aplicación de los acuerdos de paz con la extinta las FARC al narcotráfico, pasando la violencia que no cesa en las zonas rurales y la acogida de más de un millón de migrantes venezolanos. Duque aseguró que tuvieron “una muy buena reunión”. “Tuvimos una conversación centrada en la relación que tiene Colombia con la organización, las cuales atraviesan por un muy buen momento. Hemos tenido presencia de muchas agencias de la organización, haciendo trabajo importante en nuestro país”, afirmó. Estas palabras suenan muy distintas a las que pronunció para refutar el informe de Bachelet, cuando habló de “intromisión a la soberanía de Colombia”. Mutó su tono: “No tenemos ningún rechazo a que la oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos haga presencia en nuestro país, de hecho, en octubre del año pasado se renovó el mandato e hicimos unos comentarios puntuales sobre aspectos del reporte".
El acuerdo de cooperación con la ONU gira en torno a tres ejes. En primer lugar, la consolidación de la paz, a la que el presidente siempre añade la apostilla “con legalidad”. Se trata, en cualquier caso, de impulsar políticas públicas para acompañar la implementación de lo pactado en La Habana por el anterior Gobierno. En segundo lugar, la atención de la población migrante y la ayuda internacional. “Colombia hoy absorbe una proporción sustancial de la mayor crisis migratoria que haya visto América Latina en su historia reciente”, resaltó Duque. Por último, la agenda de desarrollo sostenible 2030 en Colombia.
Duque se empleó en atribuir a las mafias locales y a los cárteles de narcotraficantes el goteo, casi cotidiano, de asesinatos de líderes sociales y defensores de los derechos humanos. “Los grupos armados detrás del narcotráfico y la minería ilegal han sido los principales causantes de asesinatos y otros crímenes contra los líderes sociales en Colombia”, señaló. A ello, según Naciones Unidas, se suma la ausencia del Estado en algunas zonas rurales y la desprotección a la que están expuestos.
Viaje a México
Migración y seguridad estarán este martes también en el centro de una visita oficial a México en la que Duque se reunirá con su homólogo, el presidente Andrés Manuel López Obrador. Los dos mandatarios discutirán, según informó el Gabinete colombiano, también de asuntos relacionados con la Alianza del Pacífico y la Comunidad del Caribe (Caricom) y tienen previsto firmar un memorando de fomento del turismo. Al problema del narcotráfico, que ambos países sufren incluso con trasvase de carteles de México a las extensas áreas de producción de hoja de coca en Colombia, se añadirán las reflexiones sobre la crisis regional que quizá más separa a los dos Gobiernos.
Duque y López Obrador, que estarán acompañados de sus cancilleres y ministros de Defensa y Comercio, tienen una visión antitética sobre los límites de la política exterior y el alcance de la estrategia frente a la emergencia política y social que azota a Venezuela. Si el primero optó por liderar junto con Washington el respaldo a Juan Guaidó y tratar de imponer un cerco diplomático a Nicolás Maduro, el segundo apostó por trabajar en una mediación discreta entre las partes y en no intervenir en la política del país caribeño. Ninguna de las dos opciones, sin embargo, logró un cambio sustancial en Caracas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.