La UE cierra filas con la política griega de mano dura con la inmigración irregular
Los ministros apoyan de forma unánime a Grecia y aprueban un apoyo financiero de hasta 700 millones
Los Veintisiete cerraron filas este miércoles con la política migratoria de mano dura del Gobierno de Kyriakos Mitsotakis. Ante las tensiones en la frontera entre Grecia y Turquía, los ministros de Interior de la Unión Europea decidieron dotar a Atenas de más músculo financiero y de control de fronteras, en línea con la política de la nueva Comisión para desencallar la política de migración y asilo. La UE también se mostró dispuesta a seguir poniendo dinero sobre la mesa de Ankara para evitar a toda costa una nueva oleada de refugiados como la que provocó la crisis de 2015.
Los ministros de Interior se reunieron este miércoles de urgencia en Bruselas para abordar la grave crisis desatada en la frontera con Turquía después de que Ankara anunciara su decisión de incumplir el acuerdo de 2016 para frenar los flujos migratorios ilegales hacia Europa a cambio de ayuda. Desde entonces, miles de migrantes intentaban cruzar la frontera topándose con la brutal respuesta de la policía griega. Atenas buscaba el miércoles el apoyo de sus socios. No solo el que ya le brindó el martes la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, que agradeció a Mitsotakis que ejerza de “escudo de Europa”. También buscaba el respaldo financiero y operativo de los Veintisiete. Sus homólogos le dieron ambas cosas.
En una declaración conjunta, los ministros dieron su apoyo a Grecia y acordaron adoptar las medidas necesarias “de acuerdo con el derecho de la Unión” para impedir la entrada de inmigrantes irregulares a Europa. “Manifestamos nuestra solidaridad y la del conjunto de la UE con Grecia, Bulgaria y Chipre”, sostuvo el ministro de Interior español, Fernando Grande-Marlaska. “Todo en orden, dada la situación particular. Grecia hace un trabajo muy importante para toda Europa: la protección de nuestras fronteras”, apuntó el alemán Horst Seehofer.
El vicepresidente de la Comisión, Margaritis Schinas, y la comisaria de Interior, Ylva Johansson, acudieron a la reunión con una propuesta bajo el brazo que alcanzó la unanimidad. El Ejecutivo comunitario ofreció asistencia financiera a Atenas por hasta 700 millones de euros en dos fases: la mitad llegaría de forma inmediata y el resto más adelante si fuera necesario. Además, la Agencia Europea de Fronteras (Frontex) lanzará dos operaciones rápidas de intervención fronteriza con efectivos aportados por los Veintisiete y coordinará un “nuevo programa de retorno rápido” de migrantes. A ese paquete se añadirían otras medidas de apoyo técnico y operativo. “La respuesta va a ser rápida”, sostuvo Johansson.
El ministro de Interior de Croacia —país que ostenta la presidencia rotatoria— acertó a decir que esas medidas “deberían ser vistas como un modelo para cómo la UE responde a las demandas de otros países miembros en caso de que afronten los mismos retos”. Schinas subrayó la “excepcionalidad” que vive Grecia y consideró que “no corresponde a la Comisión” opinar sobre cómo el Gobierno de Mitsotakis ha gestionado la situación. “Confiamos en que, incluso en esas particulares circunstancias, las autoridades griegas actúen de acuerdo con los principios fundamentales de la UE y el derecho internacional”, agregó.
Herramientas políticas
El respaldo de la UE coincide con la política de mano dura que está poniendo encima de la mesa la Comisión Europea para vencer las reticencias de Austria, Hungría y Polonia para alcanzar un pacto migratorio que ponga fin al sistema de asilo aprobado en Dublín en 1990 y que desde Bruselas se da más que por enterrado después de la llegada de más de 1,3 millones de refugiados entre 2015 y 2016. “Estamos decididos a impedir los cruces de frontera ilegales”, sostuvo el ministro croata.
El Gobierno de Erdogan es una pieza clave en esos planes, lo que deja a la UE contra las cuerdas. Ankara ha soliviantado a Grecia, Chipre y Bulgaria tras anunciar la apertura de fronteras o sus perforaciones en el Mediterráneo Oriental en busca de gas. Sin embargo, Turquía es un aliado de la OTAN con el que la UE, además, mantiene un acuerdo para frenar otra llegada masiva de refugiados a suelo europeo. Por ello, la declaración aprobada el miércoles reconoce la “carga y el esfuerzo” de Turquía, aunque considera que los inmigrantes no pueden usarse como “herramientas políticas”.
“Quiero traer un mensaje firme en nombre de Francia. Un mensaje de respeto y plena implementación del acuerdo de 2016 entre Europa y Turquía. Necesitamos que se respeten los compromisos adquiridos”, sostuvo el ministro francés, Christophe Castaner. De momento, la UE está dispuesta a seguir entregando ayudas a Turquía. “Necesitamos encontrar un marco de diálogo con Turquía para continuar con ese acuerdo”, añadió.
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