La duración de la huelga por la reforma de las pensiones en Francia supera la de 1995
El paro del transporte continúa mientras el Gobierno hace una pausa por las vacaciones sin planes de ceder a las demandas de los sindicatos
Es un récord que hubieran preferido no tener que batir. El movimiento social contra la reforma de las pensiones de Emmanuel Macron, acompañado por una huelga ininterrumpida de transportes públicos terrestres, cumplió este jueves 22 días, los mismos que duró la que era hasta ahora la protesta de referencia, la de 1995. Solo que, en aquel entonces, tras tres semanas de paros, el primer ministro, Alain Juppé, dio marcha atrás y abandonó su proyecto de modificar las jubilaciones de los funcionarios. El actual jefe de Gobierno y discípulo de Juppé, Édouard Philippe, no parece sin embargo dispuesto a dar su brazo a torcer con la nueva reforma. Tampoco los sindicatos, con lo que el conflicto amenaza con prolongarse y superar incluso otra huelga récord que también perturbó fuertemente unas Navidades: los 28 días que pararon los trabajadores del servicio nacional de ferrocarriles (SNCF) en defensa de sus salarios y condiciones de trabajo entre diciembre de 1986 y enero de 1987.
El próximo encuentro entre sindicatos y Ejecutivo está fijado para el 7 de enero. Hasta entonces, ni unos ni otros aflojan el pulso, pese a quedan todavía casi dos semanas y un regreso de las vacaciones de Navidad que promete ser tan complicado como fue la operación de salida con la huelga del servicio ferroviario. De hecho, varios sindicatos han llamado ya a secundar una nueva jornada de huelga nacional —la cuarta desde que comenzaron las protestas, el pasado 5 de diciembre— el 9 de enero, dos días después de la nueva cita con el Gobierno. Este tiene previsto, por el momento, presentar el 22 de enero en Consejo de Ministros su proyecto de reforma de las pensiones, que busca acabar con los 42 regímenes diferentes que tienen actualmente para unificarlos en un sistema por puntos que el presidente, Emmanuel Macron, defiende como más justo pero que ha creado numerosas suspicacias entre los sindicatos, que también rechazan la idea de prolongar la edad de jubilación más allá de los actuales 62 años. Si logra mantener sus planes, el proyecto llegará a la Asamblea Nacional en febrero y podría ser aprobado el próximo verano, si la mayoría macronista en el hemiciclo le da su visto bueno.
“¡No abandonamos, no cedemos en nada!”, era la consigna que se pasaban este jueves los alrededor de 300 trabajadores ferroviarios y del transporte público que participaron en una marcha en el centro de París a la que se unieron también numerosos chalecos amarillos.
Hace 24 años, el pulso de los huelguistas, que duró del 24 de noviembre al 15 de diciembre, acabó con la decisión de Juppé de abandonar sus planes de reformar la Seguridad Social y las pensiones de los funcionarios. La actual huelga de ferroviarios y de trabajadores de los transportes públicos metropolitanos comenzó el 5 de diciembre. Aunque la tasa de personal en huelga siguió reduciéndose este jueves en la SNCF —el seguimiento general fue de 9,6% y entre los conductores llegaba al 42,1%, por debajo del 49,3% del martes, según cifras recopiladas por la Agencia France Presse— la circulación de trenes en toda Francia siguió estando “muy perturbada”. También este viernes continuarán las disrupciones: solo circularán seis de cada diez trenes de alta velocidad, uno de cada cinco periféricos y uno de cada tres de distancia media. El servicio de metro de París también sigue fuertemente paralizado, con solo dos líneas, la 1 y la 14, que están automatizadas, funcionando de manera normal y varias más circulando apenas en hora punta.
Reformar el actual plan de pensiones era una promesa de campaña de Macron y, aunque el Gobierno se ha manifestado “dispuesto a mejorar” el proyecto, se niega firmemente a dar marcha atrás, especialmente en lo que se refiere a la “supresión de los regímenes especiales” de los que gozan algunos sectores como el ferroviario, que se puede retirar mucho antes de la edad general. Mientras los sindicatos siguen convocando a trabajadores a la calle, buena parte del Ejecutivo ha partido de vacaciones. Macron está ya en el fuerte Brégançon, la residencia presidencial en la Costa Azul donde suele descansar también en verano, y salvo el tradicional discurso de fin de año, no se espera que haga ninguna alocución en los próximos días. Más controvertido ha sido el viaje de la ministra de Transición Ecológica que también tiene la cartera de Transporte, Elisabeth Borne, que se encuentra de vacaciones en Marruecos. Pese a que la gestión de la huelga está en manos de su secretario de Estado de Transporte, Jean-Baptiste Djebbari, su descanso en el extranjero ha sido interpretado como un “mal mensaje”, advirtió Erik Meyer, secretario federal del sindicato SUD-Rail. “Si se estuviera frente a un gobierno que quisiera salir del conflicto, habría negociaciones todos los días”, declaró en la emisora Franceinfo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.