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La OTAN cierra en falso una cumbre que exhibe su división

El bloque abre un proceso de reflexión para reparar la fractura entre los líderes

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, saluda a Donald Trump en presencia del primer ministro Boris Johnson. En vídeo, varios líderes parecen mofarse del presidente de EE UU.Vídeo: GTRES
Lucía Abellán, enviada especial

La OTAN cerró este miércoles en falso uno de los encuentros más convulsos de su historia. En medio de acusaciones cruzadas, amenazas de veto y dudas sobre el vigor de la organización nacida como contrapeso a Rusia, los 29 países aliados celebraron en Londres sus 70 años de vida. Tras los choques más recientes —derivados del estilo bronco de Donald Trump, pero también del malestar de Francia o de Turquía—, el bloque atlántico ha lanzado un proceso de reflexión para tratar de cerrar grietas políticas. Los gobernantes aliados apenas lograron pactar una breve declaración en la que dejan claro que no se reunirán en 2020.

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Lo que pretendía ser un aniversario discreto, celebrado en un complejo de lujo a las afueras de Londres, se convirtió en un rosario de desencuentros. La lapidaria frase del presidente francés, Emmanuel Macron, que días antes había atribuido a la OTAN un “estado de muerte cerebral”, provocó una reacción airada del líder estadounidense, Donald Trump, que consideró los comentarios “muy insultantes”. La siguiente controversia —también con Trump como coprotagonista— surgió en un ámbito inesperado: la recepción que la reina de Inglaterra ofreció a los jefes de Estado y de Gobierno en el palacio de Buckingham el martes por la noche. Una cámara captó una conversación informal entre Macron, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau; el británico, Boris Johnson, y el holandés, Mark Rutte, en la que parecían bromear sobre Trump, sus prolongadas conferencias de prensa y el estupor de sus colaboradores. Al igual que hizo el día anterior con Macron, Trump no dudó en criticar a Trudeau —“tiene dos caras”, dijo de él— y le afeó que no gaste lo suficiente en defensa.

Siempre ajeno al protocolo —y quizá por esa mofa respecto a sus apariciones públicas—, Trump decidió cancelar a última hora la conferencia de prensa que ofrecen los líderes aliados al finalizar este tipo de encuentros. “Hemos hecho muchas otras en los dos últimos días”, argumentó Trump en Twitter. Antes de marcharse se vio en privado con la gobernante con la que más ha chocado en el pasado: la canciller alemana, Angela Merkel.

Paradójicamente, toda esa gestualidad exterior contrastó con la calma vivida dentro de la sala, según fuentes presentes en el encuentro. Trump aparcó la beligerancia de otras veces respecto a la necesidad de que los Estados gasten más en defensa, aunque el día anterior sí había aludido, sin nombrarlos, a los países que gastan menos del 1% del PIB en defensa (España, Bélgica y Luxemburgo). Concluida la cumbre, el presidente español en funciones, Pedro Sánchez, aseguró que no hubo reproches directos. Al contrario: “Tuve una conversación con Trump y me manifestó su agradecimiento profundo por la colaboración entre las fuerzas armadas de España y Estados Unidos”, señaló en conferencia de prensa.

La armonía, pese a todo, fue inducida. Las celebraciones del 70º aniversario de la OTAN se diseñaron deliberadamente para dar poco espacio a la discusión. Hubo una sola sesión trabajo, este miércoles por la mañana, y se ajustó milimétricamente al tiempo asignado: tres horas, sin bloques temáticos concretos. Tampoco se organizó ninguna cena de trabajo previa; solo la recepción en el palacio de Buckingham, que sirvió más para la anécdota que para la discusión real.

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Declaración conjunta

Siempre conciliador, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, quiso alejar el foco de las disputas exhibiendo como logro la parca declaración conjunta que acordaron los aliados. Preguntado sobre las disensiones entre los líderes, Stoltenberg les restó importancia —“los desacuerdos siempre generan más atención que los acuerdos”, manifestó— y prefirió destacar los consensos. Entre ellos, el compromiso de seguir protegiendo a los países bálticos, vecinos de Rusia e inquietos por posibles intromisiones de este país.

Ese acuerdo tácito se alcanzó pese a que el líder turco, Recep Tayyip Erdogan, había amenazado el día anterior con vetar esta política de respaldo a los bálticos, una de las banderas de la OTAN. Erdogan exigía que los aliados consideren terroristas a las milicias kurdas del YPG, a las que Occidente ha apoyado en la guerra siria. Como Trump, tampoco el líder turco compareció ante los medios tras la reunión.

En medio de esta superposición de voces, la Alianza ha decidido abrir un proceso para reforzar su flanco político. Macron lo considera fruto de sus palabras. “Me felicito de que por primera vez asumamos un ejercicio de reflexión colectiva”, señaló, aunque fuentes de la Alianza destacan que ya ha habido otros procesos de reflexión anteriores con expertos externos. La organización deberá ahora nombrar a un comité de sabios que lanzará ideas de reforma.

Aunque las cumbres de la OTAN se celebraban tradicionalmente cada dos años, desde el encuentro de Varsovia, en 2016, los líderes se habían visto cada año. En esta ocasión, la declaración conjunta deja claro que no habrá cumbre en 2020. Salvo imprevistos, la próxima cita será ya en 2021.

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Sobre la firma

Lucía Abellán, enviada especial
La redactora jefa de Internacional de EL PAÍS ha desarrollado casi toda su carrera profesional en este diario. Comenzó en 1999 en la sección de Economía, donde se especializó en mercado laboral y fiscalidad. Entre 2012 y 2018 fue corresponsal en Bruselas y posteriormente corresponsal diplomática adscrita a la sección de España.

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