_
_
_
_

Israel se encamina a otra repetición electoral ante el bloqueo político

El centrista Gantz fracasa en su intento de formar Gobierno y elude una gran coalición con Netanyahu

Juan Carlos Sanz
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, el miércoles en el Parlamento.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, el miércoles en el Parlamento.GALI TIBBON (AFP)

“Estamos encaminados a unas nuevas elecciones en la situación actual de bloqueo”, reconoció sin ambages el miércoles el exministro de Defensa Avigdor Lieberman, el dirigente nacionalista laico al que las urnas otorgaron en septiembre la llave de la gobernabilidad de Israel. Ni el primer ministro en funciones, el conservador Benjamín Netanyahu, ni el líder de la oposición de centroizquierda, Benny Gantz, que tiró la toalla anoche, han logrado forjar una coalición con mayoría suficiente en la Kneset (Parlamento) en los plazos previstos.

La cuenta atrás de tres semanas para la convocatoria de otras legislativas, las terceras en menos de un año, empezó a correr la pasada medianoche. “Si un milagro no lo remedia, tendremos elecciones”, admitía el columnista Ben Caspit en las páginas del diario Maariv. “Nunca hasta ahora se había encontrado la formación de Gobierno en Israel en semejante callejón sin salida”.

Netanyahu, que ha encadenado al frente del Likud una larga década de mandatos ininterrumpidos, fue el primero en renunciar a conformar un Gabinete un mes después de los comicios. Se obstinó en mantener la unidad de acción con el resto de los partidos de la derecha frente a la opción de una gran coalición.

El presidente del Estado de Israel, Reuven Rivlin, entregó entonces el encargo a Gantz, cabeza de lista de la alianza centrista Azul y Blanco. Cuatro semanas después, el plazo fijado en las leyes fundamentales se ha agotado sin que el antiguo jefe del Ejército fraguara una coalición con el resto de las fuerzas de oposición.

Más información
El centrista Gantz ofrece negociar una gran coalición con el partido de Netanyahu
Netanyahu renuncia a formar Gobierno tras una década en el poder en Israel

Israel vive desde hace un año en una permanente campaña electoral en la que se han sucedido dos legislativas —en abril y septiembre— con resultados no concluyentes. Sin que ninguno de los grandes partidos haya cuajado una fórmula viable de gobernabilidad, los 120 diputados de la Kneset dispondrán ahora de un periodo final de 21 días para intentar consensuar un pacto político, un empeño que se presenta improbable. La brecha que separa a los líderes de las dos grandes fuerzas y la ambivalencia de Lieberman, quien les consideró “culpables” del fracaso político, señalan la senda que conduce a las urnas.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Una vez expirado el plazo para que 61 diputados puedan proponer un candidato a primer ministro, la convocatoria electoral se produciría de forma automática, con una jornada de votaciones en la primera quincena de marzo.

La fragmentación de los partidos y la polarización generada entre los votantes por las políticas de Netanyahu se han traducido en un laberinto sin salidas en la Kneset. El ala derecha de la Cámara sumó en los últimos comicios 55 diputados con el Likud (32), los dos partidos ultraortodoxos (16) y la extrema derecha (7). El bloque de centroizquierda agrupó a 54 parlamentarios de Azul y Blanco, laboristas (6), izquierda pacifista (5) y Lista Conjunta (13)de partidos de la minoría árabe israelí.

Los ocho escaños de Israel Nuestra Casa, el movimiento laico de derechas de Lieberman, no han contribuido a desatascar el bloqueo. Habían propugnado un Ejecutivo de unidad nacional —la gran coalición entre el Likud y Azul y Blanco— y vetaron cualquier acuerdo con los ultrarreligiosos (12% de los ciudadanos), por rechazar el servicio militar, y con los árabes israelíes (20% de la población), a quienes calificaron de “quintacolumnistas”.

Netanyahu se ha negado a formar Gobierno con Gantz porque no le garantizaba ser el primero en ocupar el cargo de primer ministro, en el que ambos debían turnarse. El líder del Likud busca blindarse frente a las acusaciones por corrupción. Como jefe del Ejecutivo está exento de la obligación de dimitir cuando el fiscal general le haya imputado —previsiblemente en las próximas semanas— por corrupción en tres casos investigados por la policía.

“Netanyahu pone por delante sus intereses personales”, advirtió Gantz al anunciar su renuncia a formar Gobierno, “pero la mayoría del pueblo vota ya por una política que no es la suya”.

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_