EE UU deja de considerar ilegales los asentamientos de Israel en Cisjordania
Estas colonias no son “per se' inconsistentes con el derecho internacional”, declara Pompeo en un nuevo cambio de postura que aleja la solución de los dos Estados
Estados Unidos ya no considera que las colonias israelíes en Cisjordania sean “per se inconsistentes con el derecho internacional”. Así lo ha anunciado este lunes Mike Pompeo, el secretario de Estado, en lo que supone el último de una serie de movimientos en la Administración de Donald Trump que alejan aún más la pretensión de los palestinos de un Estado propio.
El cambio de postura respecto a los asentamientos israelíes, un nuevo espaldarazo del republicano a Benjamín Netanyahu, que no logra formar Gobierno después de dos ajustadísimas elecciones, enfurecerá a los palestinos y puede generar roces con la comunidad internacional, que considera ilegales los asentamientos. En diciembre de 2016, durante los últimos días de su presidencia, el demócrata Barack Obama permitió con su abstención que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobara una resolución que consideraba las colonias una “flagrante violación” del derecho internacional.
Lo que hace Pompeo es repudiar una opinión legal del Departamento de Estado de 1978, conocida como el memorando Hansell, que declaraba los asentamientos civiles en los territorios ocupados como “inconsistentes con el derecho internacional”. Dicho memorando ha servido de base, durante 40 años, a un consenso de mínimos sobre la posición en torno a la construcción de asentamientos, que cada presidente ha modulado en función de su postura. Para la Administración de Trump, dicha opinión legal es solo una distracción.
“Calificar el establecimiento de asentamientos civiles de inconsistente con el derecho internacional no ha avanzado la causa de la paz”, ha dicho Pompeo. “La dura realidad es que nunca habrá una resolución judicial al conflicto, y las discusiones sobre quién tiene razón y quién no como un asunto de derecho internacional, no traerán la paz”.
La medida se suma a la decisión de Trump, en diciembre de 2017, de reconocer Jerusalén como capital de Israel, moviendo la Embajada a la ciudad desde Tel Aviv, y al reconocimiento de los Altos del Golán como territorio israelí (en marzo de este año).
El vuelco de la doctrina del Departamento de Estado se produce una semana después del fallo del Tribunal de Justicia de la UE sobre las importaciones desde los asentamientos en territorios ocupados por Israel –Cisjordania, Jerusalén Este y la meseta siria de los Altos del Golán–, que ratifica la decisión de marcar el origen de los productos producidos fuera de las fronteras internacionalmente reconocidasy que los colonos intentaban hacer pasar como israelíes al amparo los acuerdos de asociación con la Unión Europea.
La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, ha emitido un comunicado en el que “llama a Israel a poner fin a toda actividad de los asentamiento, en línea con sus obligaciones como potencia ocupante”.
Apartarse de la noción de ilegalidad que ha rodeado a los asentamientos judíos desde el inicio de la ocupación, tras la Guerra de los Seis Días de 1967, representa además un nuevo regalo electoral para Netanyahu, cuando ve amenazada su permanencia en el poder tras un una década de mandatos ininterrumpidos por el auge del centrista Benny Gantz, que aspira a pactar una coalición de Gobierno en las próximas 48 horas.
En un comunicado difundido en Jerusalén poco después de la declaración de Pompeo, la Oficina del primer ministro agradecía “profundamente” una decisión que “refleja la verdad histórica de que el pueblo judío no es un colonizador extranjero”. Quienes cuestionan la legalidad de los asentamientos, agrega el mismo comunicado, “hacen retroceder las expectativas de paz, que solo puede alcanzarse mediante negociaciones directas entre las partes”.
Saeb Erekat, secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina y veterano negociador con los israelíes, llamaba por su parte a la comunidad internacional “a tomar todas las medidas necesarias para responder al irresponsable comportamiento de EE UU, que representa una amenaza para la seguridad global”. “Los asentamientos usurpan la tierra y los recursos naturales palestinos y limitan su libertad de movimientos”, advirtió. “La Administración de Trump ha vuelto demostrar que solo pretende reemplazar la ley internacional por la ley de la jungla”.
Más de 400.000 colonos israelíes se han instalado en los asentamientos de Cisjordania desde 1967 y más de 200.000 residen en Jerusalén Este, que fue anexionado por Israel en 1980. Tras la llegada del republicano Trump a la Casa Blanca, enero de 2017, las inversiones del Gobierno de Netanyahu para expandir el crecimiento las colonias de Cisjordania han aumentado un 39%, según un estudio de la ONG israelí Paz Ahora.
Una tercera parte de las cerca de 20.000 viviendas construidas en la última década en Cisjordania se encuentran más allá de la barrera (muros, vallas y tapias) erigida por Israel en Cisjordania a partir de 2004 y otro tercio en áreas alejadas, donde las estructuras de separación aún no ha sido construidas. Estos “asentamientos aislados” se hallan muy separados de los bloques de colonias que Israel aspira a incorporar a su territorio en un eventual pacto con intercambio territorial.
Jordania, donde la mitad de la población es de origen palestino, fue el primer país de la región en refrendar la condena de los asentamientos israelíes en Cisjordania como "una flagrante violación del Derecho Internacional”. El Gobierno de Amán advirtió de las “peligrosas consecuencias” que puede acarrear para Oriente Próximo esta nueva decisión de EE UU.
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