Los retrasos en el recuento desatan protestas en Bolivia en medio de acusaciones de fraude
La OEA, Bruselas y Estados Unidos critican el proceso electoral después del frenazo en el escrutinio
El caótico y cuestionado recuento de los votos en Bolivia ha convertido al país en una olla a presión a punto de estallar. La interrupción del escrutinio rápido durante casi un día y su repentina reactivación la noche del lunes, con unos resultados que dejan a Evo Morales al borde de una victoria sin necesidad de ir a segunda vuelta, desataron duras protestas en las principales ciudades del país. El principal candidato opositor, el exmandatario Carlos Mesa, llamó a sus seguidores a ejercer presión en la calle y calificó de "fraude escandaloso" el proceso electoral.
También la Organización de Estados Americanos (OEA) sembró sospechas sobre los datos y cuestionó el "cambio inexplicable de tendencia". La Unión Europea también expuso "serias preocupaciones" sobre el recuento y el Gobierno de España consideró que "en aras de preservar la credibilidad" las autoridades deben garantizar la transparencia y el respeto a los procedimientos. La Administración de Donald Trump fue más allá. Un representante del Departamento de Estado acusó al aparato oficialista de intentar "subvertir la democracia".
Miles de ciudadanos salieron a la calle en La Paz, Santa Cruz, donde se convocó un paro y hubo bloqueos, Cochabamba, Potosí y Sucre. Las marchas derivaron en enfrentamientos, episodios de violencia y represión policial que dejaron varios heridos. Los manifestantes quemaron, asaltaron y prendieron fuego a dos sedes de tribunales electorales departamentales. El Tribunal Supremo Electoral y sus delegaciones se han convertido en la manzana de la discordia de estas elecciones. Fue ese órgano el que el domingo por la noche comenzó a transmitir los resultados y, tras arrojar un escenario de segunda vuelta entre Morales y Mesa, interrumpió la comunicación del recuento escudándose en un supuesto conflicto informático del sistema.
En La Paz, cientos de militantes del Movimiento Al Socialismo (MAS), la formación del presidente, y simpatizantes de la oposición se concentraron a las puertas del hotel en el que estaba instalado el centro nacional de cómputo. Separados por un cordón policial, los manifestantes se limitaron a lanzarse insultos y a reivindicar el triunfo en las urnas hasta el atardecer. Pero entonces la protesta se descontroló. La policía lanzó gases lacrimógenos y se vivieron escenas de alta tensión. Waldo Albarracín, el rector de la Universidad Mayor de San Andrés, la principal universidad pública del país, fue víctima de una agresión. "Nosotros hemos salido a exigir nuestros derechos y recibí un gas en el rostro. Alguien se acercó, no logré verlo, y me dio un golpe en la cabeza, seguramente queriendo causar mayor herida. Yo quiero decirle al MAS que su dictadura no va a durar y que este pueblo que está aquí no le va a permitir que sigan cometiendo atropellos", afirmó. Ya por la noche, en el barrio de Sopocachi, junto a la plaza de Abaroa, grupos opositores prendieron hogueras y se enfrentaron a los uniformados. Además, la oposición ha convocado para la tarde de este martes una marcha en la capital.
En medio de este clima y ante el temor a que la situación se precipitara, cientos de ciudadanos salieron a abastecerse y colapsaron decenas de gasolineras, sobre todo en los centros urbanos. Todos hicieron llamamientos contra la violencia, pero también se culparon mutuamente de los excesos. "El Gobierno, con su decisión de burlar de nuevo la voluntad del pueblo, es el único responsable de la violencia que amenaza a Bolivia", afirmó Mesa, quien ya durante la campaña electoral alertó sobre los intentos de manipulación y fraude. El Ejecutivo pidió mantener la calma y esperar al resultado final, que, anticipó, será ajustado.
El aspirante de Comunidad Ciudadana se reunió con la misión de la OEA, que también escuchó al ministro de Relaciones Exteriores, Diego Pary. El organismo, que el domingo encabezó la observación internacional de los comicios, decidió lanzar a última hora del lunes una advertencia a las autoridades. El jefe de la delegación, el excanciller de Costa Rica Manuel González Sanz, rechazó la interrupción del escrutinio rápido y manifestó su "profunda preocupación y sorpresa por el cambio de tendencia". "A las 20.10 de ayer [por el domingo], el Tribunal Supremo Electoral dejó de divulgar resultados preliminares, por decisión del pleno, con más del 80% de las actas escrutadas. 24 horas después, presentó datos con un cambio inexplicable de tendencia que modifica drásticamente el destino de la elección y genera pérdida de confianza en el proceso electoral", señaló el representante del organismo. González Sanz leyó un comunicado que insta a la autoridad competente "a que defienda decididamente la voluntad de la ciudadanía boliviana con estricto apego a la Constitución y sus leyes complementarias". "Mantenemos la esperanza de que el resultado del cómputo definitivo se apegue a la voluntad de los electores manifestada en las urnas", concluyó.
Noche de disturbios en Cochabamba
Lo que empezó por la tarde como una “marcha pacífica contra el fraude electoral”, agarró sus tintes más oscuros al llegar la noche con disturbios y violencia en Cochabamba (centro de Bolivia). En diversas regiones, los manifestantes se dieron cita para hacer vigilia frente a las sedes en las que el órgano electoral realizaba el escrutinio. Lo que empezó como una actividad organizada para velar por el voto terminó en un enfrentamiento entre un grupo de manifestantes y la policía, que resguardaba el centro de cómputo del Tribunal Electoral Departamental de Cochabamba (TED).
Miles de personas tomaron las principales calles de la ciudad y recorrieron aproximadamente unos ocho kilómetros hasta llegar cerca del recinto ferial, en la zona sur, lugar donde funcionarios del TED realizaban el escrutinio. El grueso de la marcha, conformado principalmente por jóvenes, animó el camino con cánticos como “Esto no es Cuba, tampoco Venezuela. Esto es Bolivia y Bolivia se respeta”, hasta que, faltando unos metros para llegar al centro de cómputo, un joven delgado con una bandera de Bolivia, usada como bufanda, confirmó a gritos por un altavoz uno de los grandes miedos de los presentes: “¡Hemos perdido!”.
Los miles de manifestantes corrieron los últimos metros de distancia y se abarrotaron a las puertas del recinto ferial, resguardado por la policía. Varios de los jóvenes que encabezaban la marcha trataron de calmar a sus compañeros. Incluso la candidata a senadora de Comunidad Ciudadana —la alianza de Carlos Mesa—, Andrea Barrientos, pidió que se mantuviera una movilización pacífica, “para demostrarle al Gobierno que con la paz vamos a hacer respetar nuestro voto”.
Sin embargo, comenzaron a llegar más manifestantes al centro de cómputo y empezaron a cercar los diferentes puntos de acceso del recinto. A medida que avanzaba la noche, un grupo hizo caso omiso al mensaje de paz y empezó a arrojar piedras dentro del recinto, además de petardos y cohetes. Las vallas empezaron a caer y los agentes respondieron lanzando bombas de gas contra los manifestantes.
La policía se vio rodeada y superada en tres diferentes flancos, con lo que el TED se vio forzado a suspender el escrutinio. Una granada de gas lastimó en la nuca a un videoperiodista, que tuvo que ser reanimado después del golpe.
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