Trump hace caja con el ‘impeachment’
El presidente de EE UU explota el proceso de destitución con una ofensiva en línea que le reporta cifras récord de donaciones
La maquinaria política de Donald Trump está logrando la pirueta de convertir la mayor amenaza hasta la fecha a su presidencia en una prodigiosa fuente de ingresos para financiar la campaña electoral y alcanzar su segundo mandato. El martes de la semana pasada, la líder de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, comunicaba la apertura del proceso de impeachment al presidente, una lucha por su destitución a raíz de una conversación telefónica de Trump con su homólogo ucranio, en la que le presionaba para investigar las andanzas en aquel país del hijo de su rival político Joe Biden, Hunter. En las tres horas siguientes al anuncio de Pelosi, Trump recaudó un millón de dólares, según su equipo de campaña. En 24 horas, cinco millones. Y hasta 8,5 millones en dos días. Un auténtico récord, que se suma a los ocho millones que consiguió embolsarse en dos eventos de recaudación de fondos, celebrados el miércoles y el jueves de la semana pasada.
El impeachment llevaba meses sobrevolando la política de Estados Unidos, con la investigación sobre la posible conspiración del presidente con Rusia, y por ello la estrategia de cómo explotarlo estaba más que preparada. Existía incluso un vídeo, listo para publicarse desde el verano, en el que Trump pedía a sus seguidores que “detuvieran este sinsentido”. La semana pasada, la grabación se lanzó como parte de una contraofensiva en línea que reportó a la campaña 50.000 nuevos donantes.
No conviene subestimar el valor de esos 50.000 nuevos contribuyentes: fueron algo menos de 80.000 votos en tres Estados los que le dieron la victoria a Trump en 2016. Ahora, la campaña podrá seguir pidiéndoles dinero, y los datos personales que han proporcionado facilitarán al partido evitar que se les ocurra quedarse en casa el 3 de noviembre de 2020.
El republicano llegó a la presidencia cabalgando el tradicional malestar de la derecha estadounidense con el establishment liberal de Washington. Durante casi tres años en la Casa Blanca, ha perfeccionado la técnica. El inicio del impeachment, un intento de apartar al presidente sin pasar por las urnas, era la ocasión perfecta para azuzar esa furia latente en las bases del trumpismo. “Es un golpe de Estado”, llegó a tuitear el presidente este lunes.
Meses de convulsiones políticas han permitido comprobar que la recaudación se dispara cuando los seguidores perciben que el republicano está siendo atacado. El día siguiente a la presentación del informe Mueller sobre la injerencia rusa en las elecciones de 2016, por ejemplo, la campaña recibió un millón de dólares.
Los propios demócratas temen que la habilidad que ha demostrado el presidente para movilizar a sus bases victimizándose pueda tener un impacto en las elecciones del año que viene. Y muchos se resisten a proporcionarle carnaza. “Junto a Donald Trump, los demócratas son nuestros mejores recaudadores de fondos”, tuiteó irónico el miércoles Richard Walters, del Comité Nacional Republicano. Dicho órgano y la campaña de Trump actúan en la carrera a la reelección en una eficaz simbiosis, más allá de la mera coordinación que venía siendo la norma, una muestra del poder absoluto que ha acabado ejerciendo este presidente sobre el partido. A 14 meses de las presidenciales de 2020, juntos han recaudado más de 210 millones en lo que va de año, según registros de la Comisión Electoral Federal. Más que la suma de lo que llevan recaudados todos los aspirantes a convertirse en su contrincante demócrata.
El guion es claro. El presidente está siendo atacado por “los medios de las noticias falsas” y la “caza de brujas” de los demócratas. La narrativa parece convencer a los simpatizantes. Y no se escatiman recursos para convertir esa sintonía en dinero.
Entre el martes y el domingo de la semana pasada, la campaña de Trump gastó 2,1 millones de dólares solo en Facebook en anuncios que pedían donaciones. Cada una de las 500 publicaciones que lanzaron los primeros tres días en la red social mencionaba el impeachment.
“Nancy [Pelosi] acaba de lanzar un impeachment. ¡CAZA DE BRUJAS! Te necesito en mi Equipo de Defensa del Impeachment. Dona AHORA”. El mensaje de texto fue enviado el martes, acompañado de un enlace a una página para realizar aportaciones, con las que los donantes se incorporaban al recién inventado “Comando Oficial de Defensa del Impeachment” y engrosaban la “lista de patriotas” que sería “enviada el presidente Trump”. En la semana del anuncio de Pelosi, un potencial seguidor medio cuyo móvil figura en la agenda de la campaña recibió 10 mensajes semejantes. En total, 12 millones de mensajes de texto pidiendo microdonaciones. Y 65 millones de correos electrónicos.
Gastaron ocho millones de dólares en un anuncio de televisión que destacaba los vínculos de Biden con Ucrania. Y el Comité Nacional Republicano ha producido otra serie de spots televisivos a medida para distritos que votaron por Trump en 2016 y en los que, en las legislativas del año pasado, ganaron candidatos demócratas que ahora apoyan el impeachment.
Entre los demócratas ha habido menos consenso a la hora de tratar de hacer caja. Los primeros días, muchos optaron por pedir a sus simpatizantes, en vez de dinero, que firmaran su adhesión al proceso. Pero, según ActBlue, la empresa que procesa las donaciones en línea del partido, los candidatos recaudaron el martes, día del anuncio, 4,6 millones de dólares, 400.000 más que el lunes.
En el caso de Joe Biden, el favorito a enfrentarse a Trump en 2020, la semana pasada fue una de las que más dinero recaudó desde que presentó su candidatura, según su campaña. Nótese que Biden es, después de Trump, quien más tiene que perder con este proceso de impeachment.
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