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Muere David Koch, el símbolo del dinero oscuro en la derecha estadounidense

El multimillonario, que junto a su hermano uso su fortuna para promover el extremismo conservador, fallece por un cáncer a los 79 años

Pablo Ximénez de Sandoval
David Koch, en 2013.
David Koch, en 2013.AP

El multimillonario David Koch, que junto a su hermano se convirtió en una siniestra fuente de dinero para el avance del radicalismo conservador en Estados Unidos, falleció este viernes a los 79 años. Su hermano Charles fue quien informó de la muerte. Los hermanos Koch son sinónimo de la influencia del dinero en la política estadounidense. Con su fortuna inundaron de dinero la derecha de EE UU en la última década tratando de defender lo que consideraban la esencia libertaria del país.

Los Koch son una familia de industriales de Wichita, Kansas, que heredaron una compañía de petróleo fundada por el patriarca en los años 20 del siglo pasado. Charles y David Koch convirtieron Koch Industries en una multinacional presente en 60 países que ha ido ampliando su negocio a químicos, papel o tecnología. Hoy es una de las compañías no cotizadas más grandes de Estados Unidos (la más grande, según algunos cálculos) con unos ingresos de 110.000 millones al año. Charles ejercía como presidente ejecutivo y David como vicepresidente.

“Te echaremos mucho de menos, pero nunca te olvidaremos”, dijo Charles Koch en el comunicado en el que anunciaba la muerte de su hermano a los empleados de Koch Industries. “David estaba orgulloso del trabajo extraordinario que todos habéis hecho para hacer de Koch Industries la empresa de éxito que es hoy”.

Los hermanos Koch siempre mantuvieron sus raíces en Kansas y siempre fueron libertarios. Es la rama de la derecha estadounidense que cree en una interpretación estricta del término libertad consagrado en la Constitución y considera opresiva y perniciosa cualquier tipo de autoridad pública, lo que deriva en una furiosa oposición a la intervención del Gobierno, especialmente el federal y por supuesto a los impuestos.

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La primera incursión de David Koch en política fue en 1980, cuando se presentó a vicepresidente dentro de una candidatura libertaria a la derecha de Ronald Reagan. Su plataforma abogaba por abolir los impuestos directos sobre la renta, las leyes de salario mínimo, las agencias gubernamentales de regulación, el programa de pensiones de la Seguridad Social, el FBI y la CIA.

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Le diagnosticaron cáncer de próstata en 1992. A pesar de los tratamientos, nunca terminó de eliminar la enfermedad, que volvió una y otra vez. El diagnóstico le llevó a volcar su actividad filantrópica en buscar una cura contra el cáncer. A lo largo de su vida, Koch donó cientos de millones de dólares de su fortuna a los principales centros de investigación contra el cáncer.

La fortuna de David Koch se calcula en más de 50.000 millones de dólares, según Forbes. Está en el puesto 11 de los hombres más ricos del mundo empatado con su hermano Charles. La fortuna combinada de los dos supera la de Jeff Bezos, el hombre más rico del mundo.

Pero de todo lo que hizo con su dinero, Estados Unidos lo conoce por intentar básicamente comprar elecciones para la derecha de Estados Unidos. La actividad política de los Koch saltó al primer plano cuando en 2012 declararon la guerra ideológica abierta al presidente Barack Obama y se conjuraron para que no lograra la reelección. En aquella campaña, Charles Koch declaró que la elección era una batalla “a vida o muerte por este país” y convocó conferencias de donantes para batir a Obama. Lo hicieron a través de un grupo llamado Americans for Prosperity, que habían fundado en 2004 para canalizar sus donaciones políticas. El grupo tenía tanto dinero que su apoyo público a un candidato prácticamente era definitivo. En 2010, Americans for Prosperity fue decisivo en el ascenso del Tea Party, el ala libertaria del Partido Republicano, y en la victoria que puso el Congreso en sus manos.

Los Koch gastaron alrededor de 400 millones de dólares en las elecciones de 2012 y fracasaron. Pero fue el principio de una operación política todavía más grande en las legislativas de 2014. La maquinaria para recoger donaciones de una red de 300 donantes conservadores había quedado establecida para asaltar la Casa Blanca en 2016. Durante aquella precampaña, los hermanos Koch se comprometieron a gastar más de 900 millones de dólares en conseguir que un republicano llegara a la Casa Blanca. Volvieron a fallar.

Los Koch organizaron varias convocatorias de candidatos en Kansas de las que salieron como favoritos Jeb Bush, Scott Walker y Marco Rubio. Un bufón de la televisión llamado Donald Trump presentó una candidatura imposible en 2015, sin apenas financiación, y tiró al traste todos los planes de los Koch. Cuando resultó evidente que Trump había ganado a todo el establishment republicano, y ante la evidencia de que era imposible ya que los republicanos ganaran las elecciones con semejante candidato, los hermanos Koch concentraron sus esfuerzos en ganar elecciones concretas al Congreso.

A través de esta actividad, los Koch acabaron simbolizando la influencia corrupta del dinero en política. Esa actividad se cuenta con detalle en el libro Dark money, de Jane Mayer, y en el documental Citizen Koch.

David Koch deja viuda y tres hijos.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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