La capitana del ‘Sea-Watch 3’ seguirá arrestada una noche más
El ministerio del Interior italiano prevé que la comandante alemana pueda quedar libre mañana y ha preparado ya un decreto de expulsión
Carola Rackete, la capitana de 31 de la nave humanitaria Sea-Watch 3, permanecerá una noche más en arresto domiciliario en Sicilia. La juez de Agrigento Alessandra Vella la ha interrogado durante dos horas y media y se ha reservado la decisión hasta el martes por la mañana. La comandante fue acusada por la fiscalía de un delito de favorecimiento del tráfico ilegal de personas. Tras la arriesgada maniobra que llevó a cabo para entrar en el puerto la madrugada del sábado, se sumó a ese delito el de "resistencia o violencia contra un buque de guerra", delito que implica una sentencia de tres a 10 años.
Rackete ha permanecido 48 horas en arresto domiciliario en Lampedusa, custodiada por una señora de 74 años. Italia decidió detenerla la madrugada del sábado después de que atracase la nave sin autorización en el puerto de la isla con 40 migrantes a bordo. La juez deberá decidir ahora si queda en libertad o es procesada en Italia. Desde el Ministerio del Interior, tal y como ha anunciado su titular, Matteo Salvini, ya han preparado un decreto de expulsión para que no pueda permanecer en Italia ni un minuto más de la cuenta si mañana queda en libertad.
Rackete se ha convertido ya en el símbolo en torno al cual se divide Italia. La mitad del país considera, como el propio Salvini, que la capitana es una taxista de inmigrantes y que debe cumplir condena en una cárcel italiana. La otra parte la ha convertido en la imagen de la resistencia a la deriva xenófoba y autoritaria de un Estado que encarcela a quienes salvan vidas en el mar Mediterráneo y se plantea ya la construcción de muros en el norte del país. La división alcanza incluso el seno del Gobierno, donde cada vez más voces del Movimiento 5 Estrellas, como el presidente de la Cámara de Diputados, Roberto Fico, critican la posición extremista de la Liga.
La capitana, además, ha abierto el enésimo conflicto diplomático entre Italia y dos de sus socios comunitarios: Francia y Alemania. El presidente germano, Frank-Walter Steinmeier, se sumó este domingo a las críticas a la detención, una postura generalizada en gran parte de la sociedad. "Italia no es un país cualquiera. Italia está en el centro de la Unión Europea y, por tanto, podemos esperar que un país como Italia maneje el caso de una manera distinta". Las críticas de Steinmeier por la detención de Rackete se unen a las realizadas por la portavoz del Gobierno y por el ministro de Exteriores, Heiko Maas, quien escribió en su cuenta de Twitter: "Desde nuestro punto de vista, tras el procedimiento legal debido, solo puede producirse la liberación de Carola Rackete. Eso es lo que le volveré a dejar claro a Italia".
Mientras el caso Rackete se desarrolla bajo los focos mediáticos, el flujo de migrantes que trata de llegar a Italia cruzando el Mediterráneo central no se ha detenido. Además de todos los que lo hacen en embarcaciones precarias con las que logran alcanzar la costa (el domingo por la noche lo hizo desde Túnez una embarcación con 17 personas abordo), el lunes el barco español Open Arms rescató a otros 40 náufragos, con síntomas claros de deshidratación después de tres días a la deriva. Había cuatro mujeres embarazadas y tres niños y fueron escoltados hasta la isla por la Guardia Costera siciliana. Dos hechos que cuestionan la política de puertos cerrados del ministro del Interior, Matteo Salvini.
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