El cordón sanitario sí existe en Alemania
Estrellas de Hollywood se movilizan junto a políticos para evitar que Alternativa por Alemania obtenga este domingo su primer gobierno municipal en Görlitz
La posibilidad de que la extrema derecha se haga con la alcaldía de una ciudad del este de Alemania ha logrado movilizar a renombradas estrellas de Hollywood y ha forjado un frente común de fuerzas políticas locales, que piden el voto para lo que llaman "el campo democrático", aunque sea con la nariz tapada, el próximo domingo en la segunda vuelta de las municipales para evitar una victoria de los ultras de Alternativa por Alemania (Afd) en Görlitz.
En la primera vuelta de las municipales, a finales de mayo, Afd se situó en cabeza con un 36,4% de los votos frente al 30,3% que obtuvo el candidato del partido conservador CDU. El domingo se libra la decisiva segunda vuelta, que podría encumbrar por primera vez a la extrema derecha en una ciudad alemana. Los partidos de la oposición no piden el voto para la CDU directamente, pero sí llaman a apoyar a “las fuerzas democráticas” y a votar en contra de Afd, lo que puede complicar un triunfo de su candidato, Sebastian Wippel.
El aspirante a alcalde por Afd explica por teléfono que sus prioridades pasan por crear un ambiente más favorable para los empresarios en Görlitz y reforzar la seguridad en la ciudad fronteriza de 55.000 habitantes, en la que Wippel, excomisario de policía, asegura que se registran el doble de crímenes en la ciudad –relacionados sobre todo con robos y drogas-, comparado con el resto de Sajonia, el Estado del este de Alemania al que pertenece. “Las mujeres temen por su seguridad cuando salen a la calle”, responde cuando se le pregunta por el tema de la migración.
Wippel rechaza “la extraña alianza desde la derecha hasta la izquierda radical”, que se ha forjado en su contra e invita a dialogar a las decenas de actores y productores internacionales que han firmado una carta en la que piden a los vecinos dar la espalda a los ultras. “Es una injerencia. Yo no me pronuncio sobre las elecciones locales de Beverly Hills”, protesta en alusión a la iniciativa secundada por decenas de artistas internacionales para frenar su ascenso al poder.
Responsabilidad
El diputado de Die Linke, Mirko Schultze, explica que “cuando la democracia está en peligro, hay que defenderse. No pedimos el voto directamente a favor de la CDU, pero sí en contra de Afd”, matiza en conversación con este diario. Que la CDU esté en las antípodas ideológicas del partido más a la izquierda del arco parlamentario es para Die Linke ahora secundario. “Esto tiene también que ver con la responsabilidad con nuestra historia”, añade Schultze. La formación anima a “todo el mundo a ignorar las sensibilidades personales y las diferencias políticas para lograr lo más importante: evitar tener un alcalde de AfD”. Pero también advierten en un comunicado: “Una vez que la toma de poder de Wippel se haya evitado y el campo democrático haya vencido, no esperaremos ni un segundo para criticar la deriva neoliberal, antiecológica y antisocial de nuestros rivales democráticos”.
Desde la sede de los Verdes en Görlitz, Diana Schieback, una de sus miembros, explica que “por supuesto que queremos evitar que Afd se haga con el poder” y que, a pesar de que las relaciones en el este entre la CDU y los Verdes no son buenas, “hay que apoyar a las fuerzas democráticas”. Franziska Schubert, la candidata ecologista, obtuvo un 27,9% en la primera vuelta, logrando el tercer puesto. “Llamo a las personas a votar y les llamo a votar para que Görlitz sea una ciudad cosmopolita, amigable y europea”, ha dicho Schubert. La socialdemocracia es prácticamente irrelevante en Görlitz y no presentó candidato.
Mientras, una treintena de directores y actores han firmado una carta en la que defienden un Görlitz abierto y tolerante. A esta ciudad, situada junto a la frontera polaca, también se la conoce como Görliwood y ha sido escenario de películas como Malditos bastardos de Quentin Tarantino o las también famosas Gran hotel Budapest y El lector. Los actores Daniel Brühl o Tom Wlaschiha de Juego de Tronos, el director Stephen Daldry, de Billy Eliot, el escritor Daniel Kehlmann o el realizador Michael Simon de Normier, promotor de la iniciativa, son algunos de los firmantes.
“No cedamos ante el odio, la hostilidad y la exclusión”, piden en una carta abierta. “Por favor, vota sabiamente si estás llamado a decidir, queridos ciudadanos y amigos de Görlitz. No traicionéis vuestras creencias solo porque llegue alguien diciendo que puede solucionar vuestros problemas”, añaden. La elección de Sebastian Wippel, el candidato de Afd el próximo domingo “enviaría una señal errónea al mundo”, dijo De Normier a la agencia alemana de noticias, DPA.
Bajos salarios
Görlitz es una bonita ciudad restaurada con mimo y notables inversiones públicas que sin embargo no escapa a los problemas de envejecimiento y emigración de los jóvenes de muchas zonas del este de Alemania. En pleno centro de la ciudad es posible ver locales cerrados y abandonados. Hay sin embargo una cierta actividad industrial –con fábricas de Bombardier y Siemens- y turística. Tino Chrupalla, diputado de Afd en Berlín representando a Görlitz, sostiene que los bajos salarios si se comparan sobre todo con los del oeste y el hecho de que muchos de los vecinos se vean obligados a desplazarse a diario a otras ciudades para trabajar son dos de las causas de la insatisfacción que se refleja en las urnas.
El poderío de Afd en esta zona de Alemania no es nuevo. En las últimas generales, en 2017, ya quedó claro el tirón de los ultras. Görlitz, con un 32,9% de apoyos, fue el tercer municipio en el que Afd obtuvo más votos, de un total de 299 localidades de toda Alemania. Le preceden dos municipios cercanos, también en el este del país. En las elecciones europeas, en Sajonia, el Estado al que pertenece Görlitz, Afd se situó en cabeza con un 25,3% de los votos, a pesar de que en toda Alemania sufrió un retroceso respecto a las generales con un 11% de los votos. En septiembre se celebrarán las elecciones regionales en el Estado, que desde Berlín temen sacudan de nuevo el frágil tablero político alemán.
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