El cerebro de los tres terroristas marroquíes relata cómo decapitaron a dos turistas nórdicas
Abdessamad el Joud confiesa ante el juez que las asesinaron para vengar las muertes infligidas a los musulmanes de Irak y Siria
En las primeras informaciones que aparecieron sobre el atentado contra dos turistas nórdicas el pasado diciembre en Marruecos las autoridades intentaron disimular lo indisimulable. Afirmaron que los dos cadáveres mostraban “signos de violencia con arma blanca” en el cuello. En realidad, la danesa, Louisa Vesterager Jespersen, de 24 años y la noruega, Maren Ueland, de 28, fueron degolladas y decapitadas. Este jueves, lo reconoció el principal encausado, Abdessamad El Joud, un vendedor ambulante de 25 años, ante en los juzgados de Salé, próximo a Rabat.
Las dos amigas se formaban en Noruega como guías de turismo y habían planeado pasar un mes en las inmediaciones del monte Tubkal, a 70 kilómetros de Marrakech. Abdessamad El Joud llevaba en la zona cuatro días planeando un atentado junto a Yunes Uziyad y Rachid Afati y un cuarto acompañante.
“Nosotros teníamos como objetivo a los turistas, esos cruzados que masacran a los musulmanes en todo el mundo, que destruyen las mezquitas y bombardean a los musulmanes”, confesó El Joud ante el juez, según recoge la revista Telquel. El turismo genera el 10% del producto interior bruto en Marruecos y es la segunda fuente de empleo, tras la agricultura.
El Joud ya había sido condenado a tres años en 2014 tras intentar viajar hacia Siria para unirse al Estado Islámico. Salió en 2015 tras beneficiarse de una reducción de condena. Al no conseguir que le concedieran un pasaporte, decidió preparar atentados en Marruecos.
Durante su confesión, El Joud declaró no acordarse de su víctima. El juez le preguntó si lamentaba su acto y El Joud respondió “Sí, lo lamento”. Sin embargo, el terrorista no renegó del Estado Islámico. Cuando el abogado de la parte civil le preguntó si aún apoyaba a esta organización El Joud contestó: “Yo no sé qué pensar… Yo estoy encerrado aquí, no sé qué pasa afuera. Que Alá nos muestre la verdad, la razón”. Cuando el abogado insistió en su pregunta, el Joud volvió a eludirla: “Yo no sé qué pensar”.
Primero sopesaron la idea de atacar a un grupo más numeroso, pero Joud y sus amigos decidieron buscar otro más reducido. Instalaron una tienda de campaña en las inmediaciones de la localidad de Imlil y esa misma noche del 17 de diciembre se dieron cuenta de que justo al lado había otra tienda con las dos turistas.
El Joud confesó haber decapitado a una de las mujeres mientras Uzibad, de 27 años, mataba a la otra. Y Rachid Afati, de 33 años, filmaba la decapitación de una de las víctimas para después difundirla en las redes. Fue precisamente la difusión de ese truculento vídeo lo que convirtió en inútil el empeño de las autoridades de disimular el atentado islamista como una agresión a dos turistas que presentaban solo “signos de violencia con arma blanca” en el cuello. Incluso cuando el vídeo fue difundido y la sociedad quedó horrorizada, ya que se trataba del primer atentado del Estado Islámico en Marruecos, las autoridades eludieron confirmar la autenticidad del vídeo.
Había un cuarto integrante del grupo, Abderrahim Khayali, de 33 años, que se marchó a Marrakech antes de que comenzara el crimen. El juicio comenzó el 2 de mayo, pero hasta el momento solo se han celebrado tres sesiones. Están acusadas 24 personas, 23 marroquíes y el hispanosuizo Kevin Zoller Guervos, de 25 años. Los principales acusados podrían sufrir condenas de cadena perpetua o incluso la pena de muerte. La próxima audiencia se celebrará el 13 de junio.
Tras cometer el atentado, El Joud, Khavali y Afati intentaron lavarse la sangre en una ribera cercana. Huyeron de forma precipitada, dejando instalada la tienda de campaña y fueron detenidos cuatro días después del atentado.
Las autoridades marroquíes a menudo son felicitadas por las policías de la Unión Europea por su eficacia en la lucha contra el terrorismo islamista. El Estado Islámico no había conseguido atentar en Marruecos desde su fundación, en junio de 2014.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.