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Malta toma el control de un barco secuestrado por migrantes rescatados

La embarcación cambió su rumbo tras salvar a un centenar de náufragos frente a la costa de Libia

Autobuses de la policía esperan el desembarco de los migrantes del petrolero en Senglea, Malta.
Autobuses de la policía esperan el desembarco de los migrantes del petrolero en Senglea, Malta.D. Z. LUPI (REUTERS)

En pleno desmantelamiento de la operación europea Sophia para combatir el tráfico de seres humanos desde las costas libias hacia Europa y sin barcos humanitarios operativos, la situación en el Mediterráneo Central, en apagón informativo desde hace tiempo, parece estar fuera de control. Este miércoles varios migrantes se hicieron con el mando de un barco petrolero que los había rescatado previamente y, para evitar ser devueltos a Libia, obligaron al capitán a poner rumbo hacia Malta. Llegaron a la isla el jueves por la mañana, después de que las Fuerzas Armadas maltesas abordaran la embarcación y la dirigieran a tierra. Cinco migrantes fueron arrestados en puerto y prestaron declaración ante la Fiscalía durante la tarde. Es el primer secuestro por parte de migrantes para rehuir la devolución a Libia.

ElHiblu1, un carguero con tripulación turca y bandera de Palau socorrió el miércoles a 108 migrantes, entre ellos varios niños y una veintena de mujeres en aguas internacionales frente a las costas libias. Según han informado las autoridades del país europeo, los guardacostas libios coordinaron el rescate e indicaron al buque que pusiera rumbo al puerto de Trípoli –considerado no seguro por la ONU–. Pero cuando se encontraba a pocas millas de la costa libia, la nave cambió bruscamente su dirección y emprendió el rumbo hacia el norte. El capitán ha explicado que en ese momento perdió el control del barco y que los miembros de su tripulación habían sido amenazados por algunos de los migrantes que los habían obligado a dirigirse a Malta.

El jueves, de madrugada, varias patrullas de la Armada maltesa abordaron el barco, de 52 metros de eslora y lo dirigieron hacia la isla, donde los migrantes fueron desembarcados y algunos esposados y custodiados por la policía. Uno de los primeros en bajar fue un niño en brazos de una agente y muchos besaban el suelo al tocar tierra europea. La Fiscalía abrió una investigación de forma inmediata para esclarecer lo ocurrido y a última hora de la tarde cinco personas permanecían bajo arresto prestando declaración. Han sido identificados como el pequeño grupo que estaba tras el sabotaje. El enviado especial de Acnur para la situación del Mediterráneo Central, Vincent Cochetel, ha pedido evitar “poner etiquetas” y sacar “conclusiones apresuradas”.

El ministro de Interior, Matteo Salvini, impulsor de la férrea política de puertos cerrados, aplaudió la intervención militar de Malta y señaló que lo ocurrido “demuestra que la inmigración está gestionada por criminales y que hay que bloquearla con todos los medios lícitos necesarios”. El día anterior fue de los primeros en dar a conocer incidente y acusó a los pasajeros del barco: “Es un primer acto de piratería, de delincuencia en alta mar”. Y añadió: “Es la demostración más evidente de que no son operaciones de socorro de pobres náufragos que escapan de la guerra, sino de un tráfico criminal de seres humanos gestionado de manera criminal que llega incluso a desviar un barco privado que salvó a quienes suponía que eran náufragos”. 

El Alan Kurdi, de la ONG alemana Sea Eye, es el único barco humanitario de rescate que se encuentra en el Mediterráneo Central en estos momentos. El jueves señaló a través de un comunicado que la guardia costera libia, encargada de coordinar todas las operaciones de socorro en la zona de búsqueda y rescate, no responde al teléfono ni a sus ofrecimientos de ayuda. “Ya no comparten información con las organizaciones humanitarias. De las labores de salvamento se ocupa solo la guardia costera libia, independientemente de su capacidad para llevarlas a cabo”, se lee en la nota.

Un soldado y un grupo de migrantes esperan en el barco al llegar a Malta.
Un soldado y un grupo de migrantes esperan en el barco al llegar a Malta.D. Z. Lupi (Reuters)

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