El ‘Trump del trópico’ se pasea por la ciudad del ‘Bolsonaro norteamericano’
Una cena con el gurú ultra Steve Bannon y una polémica visita a la CIA marcan la primera parte del viaje del presidente brasileño a Washington
Si no puede ver el vídeo en directo a partir de las 18.45, pinche aquí.
Jair Bolsonaro llegó a Estados Unidos exultante. "Por primera vez en mucho tiempo, un presidente brasileño que no es antiamericano llega a Washington. Es el comienzo de una alianza por la libertad y la prosperidad", escribió en su cuenta de Twitter el domingo, nada más aterrizar en lo que parece su nuevo paraíso terrenal. Una cena con Steve Bannon, gurú de la ultraderecha y exestratega de Donald Trump, y una polémica visita al cuartel general de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) formaron el plato fuerte de sus primeras horas de visita oficial, que culminarán este martes en la Casa Blanca con su admirado presidente estadounidense.
A Bolsonaro, cuando ganó, se le empezó a llamar en la prensa el “Trump de los trópicos”. Este viernes, en una entrevista en Globonews, John Bolton, consejero de Seguridad Nacional, pareció complacido con la comparación con su jefe y respondió: “Creo que aquí llamaremos a Trump el Bolsonaro de Norteamérica”. La victoria del presidente brasileño, a lomos de un mensaje electoral nacionalpopulista, supuso la apertura de una nueva era en la relación entre ambos países tras años de deshielo. Y el paseo de Bolsonaro por Langley (Virginia), famosa sede de la CIA, este lunes supone una prueba muy poderosa.
Calificada por el diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del mandatario, como “una de las agencias de inteligencia más respetadas del mundo”, la cita buscaba abordar “asuntos de la región”. Celso Amorim, ministro de Exteriores con Lula, señaló a Associated Press que ningún presidente brasileño había “hecho una visita jamás a la CIA”, lo que consideró una “posición de sumisión explícita incomparable a nada”. Las filtraciones de Edward Snowden revelaron en 2013 que los servicios de inteligencia estadounidenses habían grabado conversaciones de la entonces presidenta, Dilma Rousseff.
El domingo cenó con un grupo que incluía a Bannon y al escritor brasileño Olavo de Carvalho, afincado en EE UU. En el vídeo que difundió su hijo sobre el encuentro, Bolsonaro señaló a los invitados: "Yo siempre soñé con liberar a Brasil de la nefasta ideología de izquierda". Este lunes por la tarde ha ofrecido una conferencia en la Cámara de Comercio de EE UU, ocasión para hacer campaña por la reforma económicas del país y animar a la inversión. Ese sería, más allá de la fanfarria, uno de los objetivos más anhelados.
Si algo demostró el breve romance que el presidente de EE UU mantuvo con su homólogo francés, Emmanuel Macron, de visita oficial en Washington el año pasado, es que la química personal que el inquilino de la Casa Blanca muestre hacia un líder no tiene por qué traducirse en acuerdos. En aquella ocasión, ambos dirigentes se encontraban en las antípodas ideológicas sobre globalización, cooperación internacional o Medio Ambiente. En este caso, Trump y Bolsonaro sí coinciden en fondo y en formas en muchos terrenos, desde el discurso nacionalista al negacionista del cambio climático, además del estilo incendiario a través de las redes sociales. Pero los acuerdos no son fáciles.
Ambos presidentes coinciden —junto con más de medio centenar de países— en el rechazo del régimen de Nicolás Maduro en Venezuela y el reconocimiento de Juan Guaidó como presidente interino. "Venezuela no puede seguir de esta manera. El pueblo tiene que ser liberado y para ello contamos con el apoyo de Estados Unidos", dijo Bolsonaro en la Cámara de Comercio después de elogiar la capacidad bélica de Washington. Pero, mientras los estadounidenses ponen sobre la mesa la posibilidad de una intervención militar, los brasileños prefieren dejarlo fuera del escenario, como este mismo lunes ha querido remarcar el portavoz de la presidencia brasileña, el general Otavio Rego Barros.
A Brasil también le gustaría cerrar un pacto comercial ventajoso con Washington, lo que en la era de las guerras comerciales de Trump no resulta sencillo. Sí parece más cercano un entendimiento en materia de inversión militar y sobre el uso de la base militar de Alcántara, en Brasil, por parte de Estados Unidos.
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