Dos exalumnos perpetran una matanza en su antiguo colegio de Brasil
Los atacantes, de 17 y 25 años, usaron un revólver, una ballesta, arco y flechas
Brasil está acostumbrado desde hace tiempo a matanzas vinculadas a la delincuencia, pero de ninguna manera a masacres en escuelas como la ocurrida este miércoles en un colegio público de Suzano, en la zona metropolitana de São Paulo. Dos antiguos alumnos, un adolescente de 17 años y un joven de 25 años, han irrumpido armados en la escuela a primera hora de la mañana y han matado a ocho personas, entre ellos cinco alumnos. Según la policía ambos se han suicidado en el centro educativo.
Los atacantes, encapuchados, han sembrado el terror en las aulas del colegio estatal Professor Raul Brasil con un revólver del 38, una ballesta, un arco, flechas y artefactos que parecían explosivos, según ha informado el coronel Marcelo Salle. Entre los fallecidos están también la coordinadora pedagógica y otra empleada. Antes de emprenderla contra los estudiantes y el profesorado de su antiguo colegio, la pareja asaltó, robó y mató a un comerciante. Por el momento, se desconocen los motivos del suceso.
Como suele ocurrir en estos casos, los afectados no pensaron al principio que aquello era un tiroteo. J. C., de 16 años, alumna de segundo año, relataba después la espantosa experiencia: “Estábamos tomando el almuerzo y oímos el ruido [de los disparos]. Creíamos que eran bombitas [de juguete] en el cuarto de baño hasta que vimos a uno de ellos con un arma. Todos nos tiramos al suelo. Vi a uno con un hacha, que le dio a una compañera en la zona de la clavícula. Conseguimos correr a la secretaría y de allí salir de la escuela”. Abatida, ha contado que uno de sus compañeros ha muerto.
Una de las noticias más aterradoras que puede recibir cualquiera le llegó a Valéria de Melo Oliveira, ama de casa de 41 años, en un audio. Se lo enviaba su hija de 15 años. “¡Madre, socorro! Hay un tiroteo, ¡ven a ayudarme!”, imploraba la adolescente, según recordaba después la progenitora. Ella, que estaba en casa, corrió desesperada a buscarla, según ha explicado en el hospital cercano a la escuela al que la víctima fue trasladada con un disparo en la zona lumbar. Está fuera de peligro. Varios heridos más están ingresados, incluido un joven que está grave tras haber sido alcanzado con una flecha.
Tras sembrar el terror entre los estudiantes de Secundaria, los dos agresores se han dirigido hacia el centro de idiomas del colegio. Pero les ha resultado imposible continuar con la masacre porque el alumnado y el profesorado se han encerrado y les han impedido seguir con sus planes. Ambos se han suicidado entonces en el pasillo, según han asegurado el portavoz policial y el gobernador de São Paulo, João Doria. Los primeros agentes llegaron al centro escolar ocho minutos después del aviso. "Estoy muy impactado, con un profundo pesar. Es la escena más triste que he visto en toda mi vida", ha dicho Doria.
Los atacantes vivían en la misma zona de esta tranquila ciudad dormitorio de 300.000 habitantes en el área metropolitana de São Paulo, a unos 60 kilómetros de la capital paulista. Los vecinos han relatado que el más joven fue criado por su abuela, pertenece a una familia desestructurada, mientras que el mayor es de una familia convencional.
Esta es la quinta matanza de este tipo en Brasil en los últimos años, según el comandante Salles. “Tienen en común que disparan de manera aleatoria con la intención de causar el máximo número muertos”, ha explicado antes de enumerar los casos. El más similar al de este miércoles es la matanza que en 2011 perpetró un antiguo estudiante en un centro escolar de Río de Janeiro, mató a 12 personas. El más reciente ocurrió en diciembre pasado en Campinas (São Paulo), cuando un hombre entró en una iglesia durante una misa y mató a cuatro personas. La masacre en la escuela de Suzano se produce mientras el Congreso debate la propuesta del Gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro para flexibilizar la venta y posesión de armas.
Brasil es uno de los países más violentos del mundo. Dos tercios de los 64.000 asesinatos de 2017 fueron perpetrados con armas de fuego. Las armas legales son una parte mínima del total. Se estima, que las ilegales son ocho millones.
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