La UE cierra la cumbre con los países árabes sin mencionar los derechos humanos
Cerca de 40 mandatarios de ambas orillas se han reunido por primer vez en Egipto
La primavera árabe, la ola de revueltas que hace ocho años llevó la esperanza de la democracia a Oriente Próximo y el norte de África, quedó definitivamente enterrada ayer a orillas del mar Rojo. La primera cumbre celebrada entre la Unión Europea y la Liga Árabe concluyó con una vaga declaración común en la que no se mencionan los derechos humanos. Los intereses comerciales bilaterales, la inmigración irregular y las amenazas a la seguridad global han acabado por imponer una real politik europea que tiende la mano a autócratas y monarcas absolutos.
El presidente Abdelfatá al Sisi anfitrión del cónclave que se ha desarrollado desde el domingo en Sharm el Sheij, enclave turístico en la costa del Sinaí, dejó claro el mensaje al presentar las conclusiones consensuadas bajo el explícito epígrafe “Invirtiendo en estabilidad”. El exmariscal que derrocó con un golpe militar en 2013 al primer mandatario civil egipcio elegido en las urnas, advirtió a los países europeos de que no deben “imponer sus puntos de vista” sobre los derechos humanos, ya que “si la prioridad de los europeos es el bienestar, la de los Estados árabes es ponerse a salvo del colapso”, según declaraciones publicadas en la edición digital del diario Al Ahram.
La cumbre entre la UE y la Liga Árabe, a la que han acudido cerca de 40 jefes de Estado y de Gobierno de ambas orillas del Mediterráneo, se ha celebrado pocos días después de la ejecución de 15 personas, condenadas por la muerte del fiscal general de Egipto en 2013, a pesar de las críticas del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos por presuntas irregularidades en el proceso. ONG locales e internacionales han responsabilizado al Gobierno de El Cairo de numerosos casos de torturas y desapariciones de detenidos. Al Sisi reclamó finalmente que los dirigentes europeos “respeten los valores morales y humanos” de su país.
El ministro de Exteriores, Josep Borrell, que encabezó la delegación española en Sharm el Sheij en ausencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, reconoció que se habían producido tensiones a la hora de alcanzar un consenso en la cumbre. En declaraciones a la agencia Efe se mostró partidario de “aparcar las diferencias” y “avanzar en la búsqueda de soluciones comunes”.
Borrell aseguró que la situación de los derechos humanos había estado presente en los debates, al igual que la cuestión del auge regional de Irán. Mientras los países árabes suníes (Siria fue expulsada de la Liga Árabe al inicio de la guerra civil) impugnan el acuerdo nuclear con Irán de las grandes potencias, los miembros de la UE mantienen su vigencia.
Lo que no ha sido expresamente mencionado en la cumbre cobra así más entidad que las manifestaciones explícitas. La UE ha proclamado en la declaración final una bienintencionada “nueva era de cooperación” en las relaciones con la Liga Árabe, destinada a “reforzar la estabilidad y la prosperidad en ambas regiones”.
“Nuestras divergencias en materia de derechos humanos no deberían impedirnos afrontar el futuro con optimismo”, advirtió el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, citado por France Presse, en una comparecencia final.
Sin adoptar recomendaciones, la declaración aborda además la coordinación para prevenir la inmigración irregular y el terrorismo —en particular los combatientes yihadistas extranjeros— y abordar los conflictos regionales en Siria, Yemen, Libia y palestino-israelí. En palabras de la canciller alemana, Angela Merkel, sobre este último disenso en Tierra Santa, aplicando la “solución de los dos Estados”.
Los mandatarios de la UE, que suelen celebrar reuniones conjuntas periódicas con sus homólogos de Asia, Latinoamérica y África, buscan reforzar también el entendimiento con los miembros de la Liga Árabe, a pesar de que los derechos humanos queden ahora soslayados.
La economía marca el paso a la diplomacia
Las relaciones económicas entre ambos bloques marcan el paso a la diplomacia. La UE es el principal socio comercial de los países de la Liga Árabe y sus exportaciones suman tanto como las de EE UU, Rusia y China en su conjunto, según destaca un portavoz de la Unión.
La creciente presencia de Rusia y China en Oriente Próximo y el norte de África, en paralelo al alejamiento de los intereses estadounidenses de la región, ha llevado a los países de la Unión a reafirmar su posición estratégica. Como ha subrayado el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, “no se puede perder terreno en una región vecina frente a potencias mundiales lejanas”.
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