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‘Apagón digital’ para los soldados rusos

El Parlamento de Rusia aprueba una ley que prohíbe a los militares llevar 'smartphones' y compartir información en las redes sociales para evitar las numerosas filtraciones

María R. Sahuquillo
Dos soldados chechenos el pasado noviembre.
Dos soldados chechenos el pasado noviembre.Getty

Adiós a los selfies en las redes de los soldados rusos. Los militares desplegados no podrán llevar teléfonos inteligentes, tabletas ni portátiles. Además, no podrán compartir información ni fotografías en Internet sobre nada relacionado con su servicio, sus colegas o familiares de sus compañeros. El apagón digital —similar al que existe en otros países como Estados Unidos o España — forma parte de una nueva ley que ha aprobado este martes el Parlamento de Rusia, que también prohíbe a los militares (unos dos millones) y a cualquier persona convocada a maniobras militares hablar con los medios de comunicación.

Las imágenes que publicaban soldados en Instagram o Vkontakte (el Facebook ruso) y sus mensajes en Twitter o Facebook han servido en los últimos años a los medios de investigación independientes, y a distintas organizaciones de activistas, para trazar el rastro de la actividad militar rusa en Ucrania o Siria. Y arrojar así luz sobre el papel sobre el terreno de las fuerzas rusas. Las autoridades reconocen ahora que toda esa información causó una brecha de seguridad.

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“Los militares son de particular interés para los servicios especiales de distintos países, organizaciones terroristas y extremistas”, dice la nota que acompaña el proyecto de ley, que menciona específicamente las actividades de los soldados rusos en Siria. El Comité de Defensa ha explicado que “agentes externos” emplean esa información publicada en la Red por los miembros del Ejército para analizar no solo las actividades de las Fuerzas Armadas rusas, también para “hacer una evaluación sesgada de la política estatal” de Rusia.

A la norma, aprobada por una mayoría abrumadora (el 90% de los parlamentarios) y propuesta por el Ministerio de Defensa, solo le falta el último paso en la Cámara alta y la firma del presidente ruso, Vladímir Putin; y ambas cosas se dan por hechas.

Desde 2017, ya existía una recomendación de Defensa para que los soldados no compartieran ningún tipo de información en línea. Pero a juzgar por la cantidad de información que los militares vuelcan en línea era completamente inútil: ejemplo de ello es que, pese a las indicaciones claras tras las mayores maniobras militares el pasado noviembre, las imágenes de los soldados sobre el terreno en los Ejercicios Vostok-2018 inundaron las redes.

La recomendación se ha convertido ahora en ley e incluye muchas más variables. Como el veto a cualquier tipo de dato que pueda geolocalizar la posición de los militares desplegados. En algunos casos, que tendrá que desarrollar el reglamento posterior, se vetará también el uso de aplicaciones de mensajería como WhatsApp o Telegram. Quienes quebranten la ley se enfrentarán a medidas disciplinarias por parte del Ejército.

La actividad en las redes de los militares rusos ya sacó los colores a los altos mandos del Ejército en 2015, cuando reveló la preparación a gran escala de la operación rusa en Siria solo unas semanas antes de que empezase. También y pese a que el Gobierno ruso siempre ha negado su participación, ha servido para documentar la presencia de militares rusos en la región ucrania del Donbás, donde los separatistas respaldados por el Kremlin combaten con el Ejército ucranio.

En 2016, el grupo de investigación Bellingcat publicó un informe en el que, a partir de fotografías de los militares, establecía el recorrido del cohete que en julio de 2014 derribó un avión de la compañía Malasian Arilines sobre territorio ucranio. Y determinaba que el misil había llegado a Ucrania desde Rusia. Sus hallazgos fueron utilizados después por una investigación nacional sobre la catástrofe, que costó la vida a 298 personas.

Ksenia Sobchak, excandidata a la presidencia en las elecciones del pasado marzo y periodista, ha sido una de las pocas voces críticas con la nueva medida. Afirma que el objetivo real no es tapar el agujero de seguridad, como afirma el Ejército, sino cubrir lo que realmente sucede en las Fuerzas Armadas. “Es una medida para que nadie se entere de las novatadas, los robos y otras infracciones, incluso de los derechos humanos, que se producen en el Ejército", ha dicho en su blog.

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Sobre la firma

María R. Sahuquillo
Es jefa de la delegación de Bruselas. Antes, en Moscú, desde donde se ocupó de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y el resto del espacio post-soviético. Sigue pendiente de la guerra en Ucrania, que ha cubierto desde el inicio. Ha desarrollado casi toda su carrera en EL PAÍS. Además de temas internacionales está especializada en igualdad y sanidad.

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