Nigeria pospone una semana las elecciones horas antes de la apertura de los colegios
La comisión electoral aplaza los comicios hasta el 23 de febrero para garantizar que sean "libres, justos y creíbles"
La Comisión Electoral Nacional Independiente (CENI) de Nigeria ha aplazado una semana las elecciones presidenciales y legislativas previstas para este sábado 16 de febrero cinco horas antes de que se abrieran las urnas y alegando problemas logísticos. “No es posible garantizar la celebración de elecciones libres, justas y creíbles como está previsto”, ha asegurado a la prensa el presidente de dicha comisión, Mahmood Yakubu, tras una reunión de urgencia celebrada la noche del viernes. Los dos principales partidos se acusan mutuamente de ser los responsables de este aplazamiento y hacen una llamada a la calma a sus seguidores.
Yakubu no ha querido dar detalles sobre los citados problemas logísticos, pero tres sedes de la CENI han sido incendiadas en los últimos días y la oposición había denunciado la ausencia de papeletas suficientes en varios Estados. La sospecha de la preparación de un fraude masivo mediante el incremento informático del censo y problemas en la distribución de los carnés electorales también habían sido invocados recientemente por el equipo del candidato Atiku Abubakar, uno de los máximos favoritos de los comicios.
La CENI ha decidido darse una semana para enmendar las deficiencias detectadas y los comicios para escoger presidente, 360 diputados y 109 senadores se celebrarán el próximo sábado 23. Este retraso ha sido criticado por los dos principales partidos. Por una parte, Festous Keyamu, director de campaña del Congreso de Todos los Progresistas (APC, según sus siglas en inglés) del actual presidente Muhamadu Buhari, ha asegurado en un comunicado sentirse “muy decepcionado” y ha pedido a la CENI mantener su imparcialidad. Por otra, Atiku Abubakar, candidato del Partido Democrático Popular (PDP) ha llamado a la calma a sus seguidores frente a lo que considera una “provocación que pretende una reacción negativa para poder sacar los tanques a la calle”.
Los comicios, con 84 millones de electores llamados a las urnas (14 millones más que en 2015), se calientan aún más. Destacados analistas ya habían advertido de la posibilidad de violencias poselectorales en un país que vivió una alternancia pacífica en la última cita electoral, pero que hoy está polarizado entre el austero general Buhari, que ha lanzado una cruzada fallida contra la corrupción, y el multimillonario hombre de negocios y exvicepresidente del país entre 1999 y 2007 Atiku Abubakar. Ambos líderes pactaron el pasado día 13 reconocer los resultados proclamados por la Comisión Electoral, pero todo el mundo contiene la respiración ante una posible desestabilización del gigante africano.
Además, el país está atravesado por conflictos de distinto signo que podrían interferir en el desarrollo de la votación. El más conocido es el que sufren tres Estados del noreste, Borno, Adamawa y Yobe, debido a la insurgencia del grupo terrorista Boko Haram que ha provocado el desplazamiento de casi dos millones de personas de sus hogares y más de 20.000 muertos en la última década. Por otra parte, el conflicto separatista del delta del Níger continúa dando coletazos mientras que distintos Estados del norte y centro del país sufren periódicos estallidos de violencias intercomunitarias relacionados con la pugna entre agricultores y pastores y por ajustes de cuentas. Este viernes fueron hallados 66 cadáveres en Kaduna, al noroeste, en circunstancias aún sin aclarar.
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