Corbyn pide que el Parlamento vote sobre otro referéndum
El líder laborista muestra por primera vez su respaldo a que la Cámara decida sobre la celebración de una nueva consulta
En una inevitable concesión al ala eurófila del laborismo, Jeremy Corbyn ha firmado este martes una iniciativa para que el Parlamento británico vote sobre la convocatoria de un segundo referéndum del Brexit. El líder de la oposición, siempre ambiguo ante la cuestión europea, da el paso sin comprometerse en demasía: avala la presentación de una enmienda que intenta evitar la salida de la UE sin acuerdo y que, entre otras, incluye la posibilidad de una nueva votación popular.
El gesto significa que, por primera vez, el Partido Laborista pide formalmente a sus diputados que consideren un segundo referéndum, si bien ello no implica que sus líderes vayan a apoyar la opción de dar marcha atrás en el Brexit en caso de que hubiera esa segunda votación. “¡De ningún modo!”, ha subrayado este martes la responsable de Negocios laborista, Rebecca Long-Bailey. “Esa decisión solo se tomará en su momento y si la enmienda acaba siendo aprobada”, ha apuntado. El plan alternativo del partido, que es el que defiende Corbyn y el que se sometería a votación en caso de que los diputados frenasen la opción de una salida a las bravas de Europa, pasa por la permanencia de Reino Unido en la unión aduanera tras consumarse el Brexit y una relación lo más estrecha posible con el mercado único europeo.
“Ya es hora de que el plan alternativo del laborismo se coloque en el centro del debate, manteniendo todas las opciones abiertas, incluido un referéndum”, ha proclamado Corbyn después de que la primera ministra británica, Theresa May, presentara este martes ante los Comunes su plan b para lograr un acuerdo sobre el Brexit, casi calcado al plan a que le procuró una histórica derrota parlamentaria el pasado día 15 (perdió por un margen de 230 votos).
La insistencia de May en no descartar una salida desordenada de Europa —en realidad una táctica para asustar y atraer hacia su plan a los diputados más tibios— se ha traducido en más de media docena de enmiendas de los diputados de todo el espectro político que, previo visto bueno del speaker de la Cámara, John Bercow, serán sometidas a votación el próximo martes.
Reticencias
La enmienda que se espera que concite el mayor apoyo entre las filas de la oposición, presentada por la laborista Yvette Cooper con la connivencia del exministro tory Nick Boles, pretende forzar al Gobierno a posponer la implementación del artículo 50 de salida de la UE hasta finales de año si el 28 de febrero continúa el bloqueo actual. El ministro del Brexit, Stephen Barclay, les ha respondido este martes que decidir sobre una moratoria “no es un don unilateral de Reino Unido” y que a Bruselas le inquietaría esa perspectiva por su coincidencia temporal con las elecciones europeas de finales de mayo ¿Estarían los británicos obligados a participar en ellas o se les podría dispensar? Se trata de una cuestión jurídica pendiente.
En los últimos días, Cooper ha coordinado estrategias con el artífice de una segunda enmienda, el ex fiscal general Dominic Grieve, que busca otorgar a los diputados la potestad de votar una serie de alternativas al ruinoso plan de May. Entre ellas destaca la de celebrar un segundo referéndum. Esa última opción “dañaría la cohesión social y minaría la fe en nuestra democracia”, viene repitiendo la primera ministra frente a una mayoría que sostiene que cualquier escenario es mejor que el del caos que sucedería a un divorcio con la Unión Europea sin acuerdo. El problema, para unos y para otros, es que ninguna de las proposiciones sobre la mesa parece capaz de sumar la necesaria aritmética para superar el punto muerto en que se ha atascado la política británica.
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