_
_
_
_

México pide cinco veces perdón a la periodista Lydia Cacho

El Gobierno se disculpa, 14 años después, por violar los derechos humanos de la reportera Lydia Cacho tras publicar una investigación sobre una red de explotación infantil

La periodista Lydia Cacho en el acto de disculpa pública.
La periodista Lydia Cacho en el acto de disculpa pública.Gladys Serrano
Sonia Corona

Es poco común que el Gobierno mexicano pida perdón y este jueves lo ha hecho cinco veces. La periodista mexicana Lydia Cacho ha recibido una disculpa de parte del Gobierno por la persecución que sufrió en 2005 tras la publicación de Los demonios del Edén, una investigación sobre una red de trata y explotación infantil en el Estado de Quintana Roo. El reconocimiento sobre las omisiones del Estado en su caso ha llegado después de que la Organización de Naciones Unidas, a través de su comité de Derechos Humanos, haya reconocido que Cacho fue objeto de múltiples violaciones de sus derechos fundamentales.

“A nombre del Estado mexicano le ofrezco una disculpa pública por la violación a sus derechos humanos en el marco del ejercicio de su derecho a la libertad de expresión”, ha dicho Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos. El discurso de perdón ha llevado a Encinas a enumerar los cinco elementos por los que el Estado se disculpó: violación del derecho a la libertad de expresión; detención arbitraria; tortura como instrumento de investigación; violencia y discriminación en razón de su género; e impunidad y corrupción alentada por las instituciones.

Más información
Lydia Cacho: “Quiero que los niños piensen que México no es una desgracia absoluta”
Las voces de los niños mexicanos que han ensordecido las balas
La ONU reconoce las violaciones a los derechos humanos de Lydia Cacho

Cacho fue detenida ilegalmente en Quintana Roo, nueve meses después de publicar su investigación, por diez personas que aseguraron ser policías del Estado de Puebla. Los agentes la llevaron desde el sureste mexicano hasta el centro del país en un trayecto de 20 horas en carretera. La periodista fue víctima de tortura psicológica, tocamientos y amenazas de muerte. Todo ese episodio fue producto de la complicidad entre el empresario Kamel Nacif, involucrado en la red de pederastia, y el entonces gobernador de Puebla, Mario Marín. Un audio de la conversación telefónica entre ambos, donde se exponía la colusión del poder político y económico para callar a la periodista, cimbró el 14 de febrero de 2006 a la clase política de México.

Las palabras del exgobernador y el empresario, que ahora se encuentra en prisión, resonaron en la sala. Tras aceptar la disculpa del Gobierno mexicano, la periodista puso las grabaciones que demostraron que su detención había sido ilegal. Las mismas que llevó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), donde los jueces determinaron, en 2007, que las violaciones a sus derechos no habían sido graves. “Si las mujeres como yo hemos jugado hasta la vida por los derechos humanos, lo menos que puede hacer este país es proteger a sus periodistas”, dijo Cacho tras escuchar la disculpa del Estado. La autora de Los demonios del Edén también ha mencionado que durante todos los años que temió por su vida también fue víctima de burlas misóginas. “Nos dijeron que el periodismo era de hombres y que los derechos humanos eran una sensiblería. He perdonado a mis torturadores porque no permití jamás que colonizaran ni mi cuerpo, ni mi espíritu”, añadió.

El Gobierno mexicano tendrá que trabajar en los próximos meses para derogar los delitos de difamación y calumnia que todavía están vigentes en los códigos penales de ocho de los 32 Estados. La secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, —que en 2007 votó en la Corte en contra de reconocer los actos contra Cacho como delitos graves— expresó que el Estado se dedicará a fortalecer la protección para los periodistas. “Nunca más la censura ha de tener cabida”, dijo. En 2017, 11 periodistas fueron asesinados; en 2018, al menos nueve murieron en homicidios relacionados con su trabajo.

En los últimos años, el Gobierno mexicano solo había ofrecido disculpas en dos ocasiones: en 2015 a dos soldados que fueron discriminados en las Fuerzas Armadas por ser portadores del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), y en 2017 a tres mujeres indígenas que fueron encarceladas por supuestamente secuestrar a seis agentes de la Policía Federal. En marzo, el Estado pedirá perdón a las familias de dos estudiantes del Tecnológico de Monterrey asesinados por miembros del Ejército mexicano al confundirlos con miembros de un cartel de drogas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Sonia Corona
Es la jefa de la redacción de EL PAÍS en México. Cubre temas de Política, Economía, Tecnología y Medio Ambiente. Fue enviada especial para las elecciones presidenciales de 2020 en EE UU. Trabajó en Reforma y El Huffington Post. Es licenciada en Comunicación por la Universidad de las Américas Puebla y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_