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El Movimiento 5 Estrellas ofrece apoyo a los ‘chalecos amarillos’

Luigi Di Maio, líder de la formación y vicepresidente de Italia, pide al movimiento francés que no se rinda y les ofrece ayuda en infraestructura informática para organizarse como partido

Daniel Verdú
Luigi Di Maio, viceprimer ministro de Italia y líder del Movimiento 5 Estrellas, el pasado 5 de enero.
Luigi Di Maio, viceprimer ministro de Italia y líder del Movimiento 5 Estrellas, el pasado 5 de enero. DINO FERRETTI (EFE)

La transversalidad social y la capacidad de movilización de los chalecos amarillos en Francia eran demasiado apetecibles electoralmente como para no intentarlo. El Movimiento 5 Estrellas (M5S), una de las dos formaciones que gobierna Italia, ha sido el último partido que ha buscado canalizar esa agua de indignación hacia su molino político. Luigi Di Maio, líder de la formación grillina y vicepresidente italiano, ha desplegado todos sus encantos políticos en su blog para seducir al movimiento francés, desvinculado hasta la fecha de ninguna sigla política. “Es el mismo espíritu que animó a miles de italianos en 2009. Nos os rindáis, el M5S os apoya”, ha señalado sin escatimar en elogios.

El cortejo, que ya empezó hace algunas semanas de la mano del fundador del M5S, Beppe Grillo, va más allá de las palabras y Di Maio ofrece también a los chalecos amarillos la infraestructura necesaria para organizarse como partido. “Podemos poner a vuestra disposición algunas funciones de nuestro sistema operativo para la democracia directa como Rousseau [el opaco sistema informático que rige los supuestos designios ciudadanos] y la capacidad de organizar eventos sobre el territorio, también el sistema de voto para definir el programa electoral o elegir a los candidatos a presentar a cada elección. Es un sistema pensado para un movimiento horizontal y espontáneo, como el vuestro. Estaremos felices si lo queréis utilizar”.

"Francia se guarda de dar lecciones a Italia", ha reaccionado la ministra francesa de Asuntos Europeos, Nathalie Loiseau, en la red social Twitter. "Que los señores Salvini y Di Maio aprendan a barrer en su propia puerta", informa Marc Bassets. “La frase 'No os rindáis', después de la violencia grave en la calle contra cargos electos y de la violencia contra las instituciones y contra la República, es muy inadecuada”, comentó a este diario el diputado Pieyre Alexandre Anglade, de La República en marcha.

El M5S se constituyó en 2009 en un partido político y, hasta entonces, su base social mantenía similitudes con la ola de malestar de la que han surgido los chalecos amarillos (incluso comparten el color de su bandera). Sin embargo, a medida que ese cabreo fue absorbido por el cómico Beppe Grillo y el empresario de marketing digital Gianroberto Casaleggio, el movimiento fue perdiendo espontaneidad y transparencia. Además, algunas de las propuestas estrella quizá no terminarían de cuadrar. De hecho, hoy el M5S defiende una ecotasa similar a la que le costó al presidente francés, Emmanuel Macron, las primeras revueltas en Francia.

La especial idiosincrasia que marcó el nacimiento del M5S, surgido de la protesta ciudadana y posteriormente canalizado por una empresa de marketing digital (Casaleggio Associati), ha sido un arma de doble filo en los últimos tiempos para la formación antisistema. De un lado ha permitido a los grillinos desmarcarse de todos sus rivales y aspirar a un espacio electoral transversal fuera del eje ideológico tradicional: "ni de izquierdas, ni de derechas", repite el mantra. Sin embargo, esa misma indefinición también les ha aislado en el mapa de alianzas europeo, donde La Liga, su socio de Gobierno, se está moviendo rápidamente para formar un potente grupo parlamentario.

El M5S, de hecho, lleva meses buscando socios en Europa para hacer lo mismo y tener presencia en las elecciones europeas de mayo. La empresa es crucial para mantener un peso específico en Italia y no terminar engullida por La Liga, tal y como explicó el propio Di Maio en una entrevista con este periódico. Necesita siete partidos de siete países distintos. Pero, de momento, no está teniendo demasiado éxito. Los Verdes, con quienes quiso tejer una alianza en un primer momento, ya han rechazado formar parte de ningún grupo que mantenga vínculos con la extrema derecha.

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Matteo Salvini, poco después, también ha querido apuntarse a la ola de entusiasmo hacia los chalecos amarillos. Sin embargo, el ministro del Interior italiano ha matizado que debe terminar con la violencia. “Apoyo a los ciudadanos de bien que protestan contra un presidente que gobierna contra su pueblo, pero condeno firmemente cualquier episodio de violencia”, ha señalado. Su socia en Europa, Marine Le Pen, ya intentó anteriormente acercarse al movimiento de los chalecos amarillos sin ningún éxito.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona en 1980. Aprendió el oficio en la sección de Local de Madrid de El País. Pasó por las áreas de Cultura y Reportajes, desde donde fue también enviado a diversos atentados islamistas en Francia o a Fukushima. Hoy es corresponsal en Roma y el Vaticano. Cada lunes firma una columna sobre los ritos del 'calcio'.

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