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João de Deus: de médico espiritual de los famosos a depredador sexual

El curandero que un día llegó a atender a figuras de la talla de Bill Clinton está en prisión preventiva después de que varias mujeres relatasen abusos sexuales en sus terapias

El médium brasileño, escoltado por la policía antes de entrar en prisión. En vídeo, su entrega el pasado 16 de diciembre.Vídeo: METROPOLES / EFE / REUTERS-QUALITY

Abadiânia, una pequeña ciudad en el corazón de Brasil, vive hace semanas una situación de agobio y perplejidad. Su habitante más ilustre, el curandero y sanador espiritual João de Deus, pasó del cielo al infierno después de haber cautivado durante años a miles de personas por todo el mundo con su fama de curandero milagroso. Hasta el 7 de diciembre, cuando João fue detenido. Según los testimonios, el curandero elegía a algunas mujeres que buscaban su ayuda, decía que ellas necesitaban de una audiencia particular y entonces, en una sala reservada, abusaba de ellas. João de Deus está acusado hasta por su propia hija de haberla violado cuando ella era pequeña.

Con poco más de 17.000 habitantes, Abadiânia, en el céntrico Estado de Goiás, tiene mucho de cualquiera de las miles de ciudades olvidadas en el interior de Brasil. Los escasos comercios se reparten en el borde de la autopista que divide el municipio en dos. Pero desde hace décadas la ciudad es también un famoso centro internacional de peregrinaje desde que se instaló allí João Teixeira de Faria, más conocido como João de Deus (Cachoeira de Goiás, 1942). Cada año miles de brasileños y extranjeros acuden a la ciudad para visitarle, lo que convirtió el turismo religioso en la principal actividad económica de la región. Todo cambió radicalmente la semana pasada, cuando surgieron las primeras denuncias que apuntaban a que João de Deus, en realidad, se valía de la confianza de sus fieles para abusar sexualmente de mujeres.

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Un breve recorrido por la avenida Frontal, donde se encuentra el rancho Dom Inácio de Loyola, el domicilio en el que João de Deus recibía a sus fieles, refleja la influencia del curandero en el municipio. Todo parece depender económicamente de los peregrinos. A pocos metros de la autopista, en la que casi no se ven negocios, hay una calle con varios hoteles para los turistas que pasan largas temporadas haciendo sus tratamientos espirituales, tiendas esotéricas en las que se venden piedras e inciensos y restaurantes para recibir a los visitantes.

El poder curativo que se le atribuye y el trabajo de filántropo que João de Deus desarrolla en Abadiânia —construyó un comedor comunitario en el centro de la ciudad— hizo que muchos le venerasen como un santo, en un país con una fuerte tradición espiritista y de sincretismo religioso. En la década de 1970 João de Deus eligió la pequeña Abadiânia para instalarse en la casa Dom Inácio de Loyola, que lleva el nombre del español fundador de la orden jesuita en el siglo XVI. Loyola es también el religioso cuyo espíritu João de Deus afirma recibir, que, según creen sus seguidores, le da sus poderes de sanador.

Su fama rebasó las fronteras de Brasil y el médium pasó a reunir a seguidores que viajaban miles de kilómetros para entrevistarse con él. Su notoriedad internacional tuvo un punto álgido en 2012, cuando la presentadora norteamericana Oprah Winfrey viajó a Abadiânia para entrevistarlo para un programa televisivo. Naomi Campbell, Shirley McLaine y otros famosos ya estuvieron con el.

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Elevado patrimonio

Más allá de las acusaciones de abusos, las investigaciones han destapado detalles de la vida del médium que eran poco conocidos o se ignoraban por completo. Su detención, por ejemplo, fue ordenada después de que las autoridades fueran informadas de que el curandero habría intentado retirar 35 millones de reales (unos 8,9 millones de dólares) de una cuenta bancaria en una entidad de la ciudad. Su defensa rechaza que haya intentado sacar esta cantidad, pero sí ha confirmado que tiene ese dinero depositado en el banco. Las pesquisas han desvelado, además, que João de Deus es dueño de haciendas, de varios inmuebles en la región y de un avión. Asimismo, en el registro de una de sus residencias en Abadiânia la policía encontró 400.000 reales (114.000 dólares) en efectivo y cinco pistolas.

Las reacciones a las denuncias son de lo más diversas. Para muchos de sus seguidores, entre ellos personas que declaran haber sido curadas de enfermedades por el sanador, les resulta difícil creer en las acusaciones. Es el caso de René Everton, ciudadana sudafricana, que en su tercera visita a Abadiânia decía que le resultaba "muy difícil opinar negativamente" sobre el caso. "Creo que hay que separar el João de Deus como persona y el João de Deus cuando está poseído por un espíritu", dice. "Es muy triste para todos nosotros. Me resulta muy difícil formarme una opinión sobre la persona que es. Si amas a una persona, si la respetas y la admiras, resulta muy difícil opinar negativamente", afirmaba. Elena Kokovska, ucrania residente en Estados Unidos, aseguraba que sentía compasión por las mujeres que han relatado haber sido víctimas del curandero, pero pedía que João de Deus sea perdonado. "Yo escuché muchos casos de personas que han sido curadas por él. Este hombre ha traído muchas bendiciones para el mundo", justificaba.

Entre las personas que viven en Abadiânia están los que también defienden al sanador espiritual y los que le acusan de ser un estafador que se beneficiaba de la fe de los foráneos. Sin embargo, todos se preguntan lo mismo: ¿qué va a pasar ahora con la ciudad? En las tiendas de productos esotéricos, en los restaurantes y hoteles, todos demuestran preocupación con la reducción del número de peregrinos y los empleos que se perderán con esto. "Todo en esta ciudad dependía de la casa Dom Inácio", lamenta un vecino.

El centro sigue abierto y algunas personas, principalmente extranjeros, aún acuden para meditar y realizar consultas a los asistentes de João de Deus, pero sin el médium nada será lo mismo en la ciudad. "El golpe en Abadiânia es muy fuerte. Muy fuerte y vino de repente, nadie esperaba por esto. Ahora nos toca pedir fuerzas a Dios y luchar para superar esto", lamenta su alcalde, José Diniz.

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