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Italia mantiene el órdago a Bruselas y no modificará los presupuestos

El Gobierno de Conte solo se compromete a no superar en ningún caso el 2,4% de déficit y a aumentar sus ingresos con la venta de inmuebles públicos

El vicepresidente de Italia, Luigi Di Maio, a la salida del Consejo de Ministros extraordinario. En vídeo, declaraciones de la canciller alemana, Angela Merkel, y de ciudadanos residentes en Roma.Vídeo: ANDREW MEDICHINI (AP) / REUTERS-QUALITY
Daniel Verdú

El Consejo de Ministros extraordinario convocado a última hora de ayer en Roma emitió su veredicto: esto es lo que hay. Italia no modificará “significativamente” sus presupuestos, en contra de lo que le reclamaba la Comisión Europea, ni reducirá la previsión de déficit para 2019, fijada en el 2,4% del PIB. Solo se comprometerá a no superar esa cifra en ningún caso y a vender inmuebles por más de 16.000 millones de euros, el 1% del PIB. La pelota vuelve ahora al tejado de Bruselas.

Matteo Salvini y Luigi Di Maio, vicepresidentes italianos y líderes de la Liga y el Movimiento 5 Estrellas (M5S), han logrado discrepar sobre casi todo en los últimos días, pero el frente común contra las directrices de la Comisión Europea sigue sin mostrar ni una fisura. Anoche, tras una larga reunión con el primer ministro, Giuseppe Conte, y un Consejo de Ministros extraordinario que comenzó a las 22.00, el Ejecutivo diseñó la carta de respuesta a la petición de la Comisión de que realizase una revisión “significativa” de los presupuestos. El resultado es una negativa entonada al unísono. Las cuentas —un cóctel de medidas expansivas que combinan la bajada de impuestos, el adelanto de la edad de jubilación y una renta ciudadana— son las que son. Si Bruselas no las aprueba, señalaron, están dispuestos al choque.

El primero en confirmarlo a las puertas del Palazzo Chigi, pasadas las 22.15, fue Di Maio, quien adelantó que la única concesión que contendrán las cuentas serán varias cláusulas de salvaguardia que certificarán el compromiso total de no superar en ningún caso la cifra del 2,4% de déficit (Bruselas sospecha que podría llegar hasta el 2,9%). Nada más. “Los presupuestos no cambian. Es nuestra convicción de que son útiles para el país”, insistió.

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El Ejecutivo también ha especificado que aumentará el valor de tasación de algunos inmuebles públicos que serán vendidos para aumentar los ingresos en más de 18.000 millones de euros, alrededor de un 1% del PIB. La venta, según el vicepresidente, no tocaría las “joyas de la casa”, sino solo los edificios que “no sirven”. “Pero la renta ciudadana o la modificación de la ley de pensiones no cambiarán”, puntualizó Di Maio en referencia a algunos de los proyectos más controvertidos del Ejecutivo. Nada, en suma, que pueda tranquilizar a la Comisión Europea.

La coalición populista formada por la Liga y M5S considera que lleva todavía la delantera en la negociación y tiene la convicción de que a la UE no querrá alimentar el fuego populista con un enfrentamiento directo en un país donde crece el euroescepticismo y que ya se organiza para las elecciones europeas del próximo mayo. Salvini, como ha hecho hasta ahora, se reafirmó también en el órdago: “Es una ley de presupuestos que garantiza más puestos de trabajo, más derecho a las pensiones, menos impuestos... Si a Europa le gusta, estaremos contentos; si no, seguimos adelante”.

Peligro de recesión

La carta que el ministro de Economía, Giovanni Tria, mandó al vicepresidente de la Comisión, Vladis Dombroviskis, y al comisario de Asuntos Finacieros, Pierre Moscovici, devuelve la pelota al tejado de Bruselas, atrapada en la disyuntiva ahora de aplicar el brazo corrector a la tercera economía de la zona euro y acercarse a la posibilidad de imponer sanciones, o dilatar la discusión con tal de no encender los ánimos y encomendarse al posible castigo de los mercados financieros: el único elemento que puede modificar la situación sin un choque de consecuencias impredecibles.

La prima de riesgo, de hecho, no ha dejado de galopar ni un solo día el último mes sobre los 300 puntos (el mierécoles por la mañana estaba ya en 317 puntos). Y el FMI reiteraba este martes sus dudas sobre las cuentas italianas y advertía del peligro de la recesión. El organismo contradice las previsiones económicas del ejecutivo del M5S y la Liga y rebaja el crecimiento para el periodo 2018-2020 al 1% anual. Sumado al aumento del gasto y al crecimiento de los intereses de la deuda, el déficit público, según el FMI, subiría hasta el 2,8% y 2,9% del PIB en 2020. Una cifra muy alejada del 2,4% prometido por el Gobierno populista y a un solo paso de llegar al tope del 3% que prevé el Pacto de Estabilidad y Crecimiento

No es la única voz que en las últimas semanas ha avisado de los riesgos de las cuentas. El lunes, en un gesto insólito, hasta la Conferencia Episcopal italiana protestó. “Si los números fallan, no nos salvará ningún banco”, señaló su presidente, Gualtiero Basetti.

La carta del Ejecutivo italiano dará argumentos poderosos a la Comisión para que imponga medidas de corrección, abriendo un periodo en el que Italia debería cumplir los objetivos impuestos, presentar informes cada tres meses y someterse a los controles financieros. Si nada de esto sirviese, llegarían las sanciones económicas, una medida sin precedentes. Pero para ese momento, calcula el Gobierno de Conte, el equilibrio de fuerzas en la UE será ya completamente distinto y, probablemente, más favorable.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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